Rohan siempre había sido alguien que vivió entre lujos, eso incluía su casa que para variar estaba cerca del centro pero no dentro de él. Se había mudado allí adrede, no quería tener que caminar 15 cuadras hasta el supermercado más cercano pero tampoco quería sentir los bocinazos de los atascamientos matutinos sus días de descanso, tenía una bonita vista desde el segundo piso, una terraza y hasta un pórtico que daba al jardín trasero. Su casa tenía todo en uno, eso si, nadie conocía su hogar, solamente él y uno que otro decorador que llamaba para elegir el tapiz de las paredes. Seguro nadie era digno de entrar, y aún así una vez llegaron a esa ostentosa casa de colores llamativos pero suaves dejo ingresar al muchacho hasta la sala de estar solamente, más que por cordialidad lo hizo por una cuestión de su propia comodidad, Josuke tenía la habilidad de llevar las bolsas más pesadas sin ningún problema cosa que le facilitaba a él tener que andar entrando una bolsa por vez si le decía que las dejara allí y se largara.
-Son bastantes compras para una persona que vive sola- menciono sorprendido Josuke, mirando todas las compras que eran más que nada comida y algunos artículos de belleza tales como cremas, tanto para el rostro, manos y cuerpo, algo de gel y cosas de aseo personal. Había logrado ver unos cosméticos también, no le sorprendía, Rohan era de esos Omegas que se maquillaban, cosa que le quedaba atractivo debía admitir.
-Éste mes es la entrega de mi siguiente tomo y no tengo ni la más mínima intención de que me interrumpa algo tan tonto como ir a comprarme algo para comer- largo realmente serio, era su trabajo después de todo -pero seguro no lo entiendes, el trabajo de un mangaka es así-
-No leo manga, pero un amigo mío es fanático de ello y curiosamente es fanático suyo también, pude saber un poco más de éste mundo por qué siempre me anda contando- largo con una pequeña risita. -¡Bueno me voy!- dijo una vez dejo todas las bolsas sobre una mesada de mármol negro y brillante, se acomodo su abrigo y mientras esperaba a que el dueño de la casa viniera a abrirle en una mesita algo alejada de la puerta pudo ver una foto en un marco de madera simple y rústico; allí se veía a dos mujeres sonriendo con un niño pequeño, éste era alegre y mostraba una hermosa sonrisa. El muchacho no se resistió y se acerco a mirar más de cerca aquello, las mujeres por lo qué se veía eran padres del niño, una de ellas claramente era una Alfa; con un cabello largo y oscuro atado en una formal coleta de caballo, un flequillo que bordeaba el lado derecho de su cara y perfilada aún más su rostro, tenía piel blanca y unos hermosos ojos azules. La otra mujer por su parte era más baja, de contextura más bien delicada, una Omega, de un cabello castaño claro no tan largo que llevaba en una coleta baja junto con un mechón ondulado tapando un poco su ojo izquierdo, tenía una alegre sonrisa y lucía unos hermosos ojos marrones claros, ambas tenían puestas sus manos en los hombros de un pequeño que no pasaba de los 9 años, tenía un cabello oscuro igual que su padre, lo que parecía una pequeña diadema en su cabeza y ojos bicolores; teniendo azul el izquierdo y marrón el derecho.
-¿¡Qué haces tocando eso!?- largo Rohan enojado, se descuidaba un segundo y ya le andaban tocando sus cosas, para empeorar aún más esa foto tan íntima que no comprendía por qué la dejo a la vista.
-¡L-lo siento! N-no pensé que estuviera... Mal...- dijo sorprendido Josuke, no pensó que esa persona se enojaría tanto, simplemente vio la foto y sintió curiosidad, aparte era la única que era de ese contexto, las demás fotos eran de paisajes o había cuadros pero no fotos familires.
-¡Déjalo donde estaba y lárgate!- elevo la voz mientras se acercaba donde el adolescente, no dandole tiempo a que cumpla su orden y arrebatandole de las manos el marco que abrazo recelosamente contra con su pecho, se sentía atacado y acorralado de nuevo.
-Perdón no era mi...-
-¿¡No era tu intención!? ¿Qué acaso no sabes que las cosas de una casa ajena no deben tocarse?-
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Camino destinado.
RomanceEn un mundo donde las clases sociales son las que mueven el mundo, dejando a los más débiles de lado ¿Existen tales cosas como los compañeros destinados? Por supuesto que no, no existe tal cosa como el destino, solamente son casualidades, eso siempr...