Cuando por fin pudo llegar a su santa firma de autógrafos dejo que el trabajo lo atareara de tal forma que ni siquiera recordaba la silueta de ese extraño con delicioso aroma ¿Delicioso? Genial, lo que le faltaba, ponerse a delirar, sacudió la cabeza mientras con una sonrisa un poco forzada firmaba todas las copias que le eran puestas delante suyo, se sacaba algunas fotos y conversaba un poco con sus lectores, lo típico de siempre en esos momentos, luego de unas 13 horas que acabaron completamente con su energía física y mental se tiro en el primer lugar cómodo que encontró en la librería, un gran y espacioso diván forrado en algo parecido a terciopelo pero más barato y no tan suave, era un material conocido como "gamuza", se recostó allí mientras se frotaba las sienes con los dedos, siempre diría lo mismo.
-Odio las firmas de libros...- se quejo mientras se estiraba dejando tronar los huesos de su espalda, cuello, hombros y otros lugares que se vieron afectados por las posturas tomadas durante esas largas horas. Suspiro mirando al techo encontrándose con un rostro sonriente y con lentes. -¿Y tú qué?-
-Disculpe que lo moleste en su descanso señor Kishibe, pero solamente vengo a felicitarlo por haber hecho otro manga exitoso, desde la editorial estamos orgullosos por usted- decía alegremente el hombre que a la vez era el representante de Rohan, un Alfa de 34 años, con una esposa y dos hijos, un tipo ordinario amante de lo cursi y empalagoso.
-No uses el honorífico "señor" conmigo, eres más viejo que yo- se quejo otra vez mientras retiraba su diadema de su cabello, sintiendo los mechones caerle en los ojos, se lo peino hacía atrás sin apartar la vista del techo -¿Algo más que debas decirme Naoto?-
-Pero soy su asistente, así que me corresponde ese trato¡Y si! Llamaron de la Fundación Speedwagon y dijeron que sus supresores tanto orales como inyectables estaban listos, que podía ir a recogerlos cuando quisiera- le informo con una pequeña sonrisa acomodando sus lentes -¿Quiere que vaya a buscarlos por usted?-
-¡De ninguna manera! No le permito a nadie que toque mis supresores, menos si es un Alfa...- su voz salió tajante, se había puesto a la defensiva por un gesto amable, se percato de aquello y suspiro pesadamente, mientras se pasaba la mano por el rostro -Naoto yo...-
-Sin preocupaciones, es normal, tenemos muy mala fama. Solamente te pido que intentes tener más confianza conmigo, soy tu asistente y nos conocemos desde que tienes 16 años, eres como un hijo para mí Rohan- dijo aquello con una voz acaramelada, mientras daba una caricia paternal en los cabellos del joven mangaka, gesto el cuál fue apartado escuchando un gruñido.
-Mejor me voy antes de que me agarre diabetes contigo, viejo empalagoso- le dijo eso, con una pequeña sonrisa -diles a los de la Editorial que voy a ser el mejor en el listado de los más leídos, y si lo logró, deberán cumplir mis caprichos hasta que termine mi manga- dicho aquello tomo sus cosas, unas bolsas de compras que llevaban ropa de marca francesa, italiana y quizás una que otra prenda de líneas como "Gucci" y "Uomo Underwear". A Rohan le encantaba vestir con ropas caras, aparte sus ingresos de dinero se lo permitían y podía darse esos gustos que siempre había querido. En su camino a ese lugar conocido ya de sobra por su persona fue pensando en varios temas, siendo los de principal atención el hecho de que se le estaban acabando los labiales de colores llamativos que tanto le gustaban, que ya no tenía pintura de uñas color verde ni azul y cosas como esas, cosas por las que se preocupaba un Omega o algo así dirían.
En su tramo que no era muy largo ya que una de las instalaciones estaba cerca, comenzó a sentir diferentes olores, de comida, perfumes, jabones artesanales, velas y finalmente el aroma a agua salada ¿Acaso había tomado otro camino y el océano ahora emitía su característico olor? No, no era eso y para su desgracia al sentir el perfume de la madera supo de quién se trataba, era ese extraño Alfa con el que se topo hace unas horas atrás ¿Cómo lo reconoció tan fácil? No tuvo tiempo de pensar eso cuando nuevamente su corazón dio un vuelco, palpitaba con fuerza, la respiración se le acelero un poco y sus feromonas salieron inconscientemente, se desespero ante la idea de ser olfateado por otros Alfas corriendo rápidamente a algún lugar donde nadie pudiera olerlo, busco desesperadamente en su bolso las dichosas pastillas tomando el doble de su dosis diaria, era peligroso pero si eso le ayudaba a llegar vivo a recoger su nuevo medicamento lo haría, respiro aliviado luego de unos minutos cuando el calor inicial se apaciguo, aunque choco contra algo, mejor dicho alguien, era ese maldito mocoso que se había cruzado antes pero no lo veía bien, se lo notaba agitado, y emitía un pequeño gruñido dejando ver una dentadura blanquecina.
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Camino destinado.
Roman d'amourEn un mundo donde las clases sociales son las que mueven el mundo, dejando a los más débiles de lado ¿Existen tales cosas como los compañeros destinados? Por supuesto que no, no existe tal cosa como el destino, solamente son casualidades, eso siempr...