Toda la tranquilidad de la vida de Clara Martin se había visto interrumpida al menos cuatro veces en lo que llevaba viviendo en Mystic Falls:
La primera vez fue cuando descubrió sus inestables poderes.
La segunda, cuando conoció a los hermanos Salva...
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-Acercaos todos, por favor.
La voz de Elijah cesó las charlas de los invitados, captando la atención de todos estos con su voz serena. Él y sus hermanos estaban a ciertos escalones sobre los invitados, posicionados estratégicamente para ser el centro de atención en enorme salón en el que se celebraba el baile. Clara dejó de hablar con Caroline para observar a los Mikaelson.
-Bienvenidos, gracias por venir -Elijah les regaló una pequeña sonrisa antes de continuar con su discurso-. Veréis, cada vez que mi madre -señaló con un gesto mesurado a una mujer rubia, a la única que no había reconocido; Esther- consigue reunir a la familia es tradición comenzar la velada con un baile. Para esta noche hemos elegido un vals centenario, así que elegid todos a vuestra pareja y acompañadnos al salón de baile.
La familia comenzó a descender de la escalera en la que se encontraban, mientras que el silencio que se había formado se vio interrumpido por los murmullos de los invitados. Todos los presentes encontraron una pareja y se movilizaron al salón de baile de la mansión. Clara intercambió una mirada con Caroline.
-Miss Mystic Falls te ha servido para algo, ¿o no? -la rubia sonrió alzando las cejas.
La pelirroja rodó los ojos y apartó la mirada de Caroline. Echándole un pequeño vistazo al salón, encontró a su hermana y a sus amigos no muy lejos de ellas dos. Lydia llevaba de la mano a un titubeante Stiles, y algo más atrás estaban Isaac, Allison y Scott. Isaac pareció adelantarse a este último, pues el rubio fue el que acabó cogiendo de la mano a la morena para ir al baile. Scott se quedó atrás, con las manos en los bolsillos.
-No creo que los amigos de mi hermana vayan a tener tanta suerte.
Caroline siguió la mirada de Clara, encontrándose con el solitario hombre lobo. La rubia sonrió de nuevo.
-Voy a bailar con él -afirmó Caroline, dirigiendo su radiante sonrisa hacia Scott en cuanto este posó su mirada en ellas. Caroline apartó la vista del hombre lobo, abriendo los ojos de sobremanera hacia algo detrás de Clara-. Creo que tú ya tienes pareja.
Clara observó a su amiga marchar, con el ceño fruncido. Repasó el salón después de que Caroline le volviera a sonreír, hasta encontrar un par de ojos azules y una media sonrisa.
Klaus.
-Hola, amor.
La pelirroja se estremeció en cuanto escuchó su voz, mirándole durante un par de segundos en silencio. Tal vez más de lo necesario.
Sus manos estaban entrelazadas por detrás de su espalda, como solían estar cuando esperaba (o, más bien, quería) algo. Sus hombros estaban relajados y su sonrisa burlona le decía que había disfrutado de su reacción. Su traje permanecía impecable.
