Toda la tranquilidad de la vida de Clara Martin se había visto interrumpida al menos cuatro veces en lo que llevaba viviendo en Mystic Falls:
La primera vez fue cuando descubrió sus inestables poderes.
La segunda, cuando conoció a los hermanos Salva...
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Klaus Mikaelson abrió los ojos, encontrándose en su forma humana después de varios días. Estaba en el bosque, solo.
O no.
Poco después de su despertar, pudo distinguir dos personas acercándose hacia donde él estaba. Se trataba de Elijah y alguien más. Su hermano se apoyó en un árbol que estaba enfrente del -ahora- híbrido, lo cual hizo que la persona que iba detrás de él se chocara con su espalda y se tambaleara un poco. Solo hizo falta que asomara su cabeza pelirroja para saber de quién se trataba.
Clara Martin. Amiga de los Salvatore. Híbrida brujo-vampira. Muy guapa.
¿Qué estaba haciendo ahí con su hermano?
La pelirroja se le quedó mirando por unos segundos con la boca entreabierta, hasta que se dio media vuelta cuando se dio cuenta de su desnudez. Esto hizo que Klaus sonriera de lado. El rubio no pudo evitar quedarse mirando a Clara también, no solo por la sorpresa de su presencia. Elijah interrumpió su observación tirándole una pila de ropa para que se cambiara, mientras le miraba con cara de "Niklaus, no".
-¿Me estás enseñando esto solo para que vea cómo me mirabas raro cuando nos conocimos? -la voz de Clara, la de verdad y no la del recuerdo, interrumpió este con su burla.
Klaus no dijo nada, lo cual hizo que ella rodara los ojos.
-Has estado atareado -Elijah habló casualmente, Clara no pudo ver la mirada severa que le estaba dando a su hermano.
-Ha sido increíble -Klaus ignoró las miradas de su hermano, vistiéndose con la ropa que le había traído. Sabía perfectamente que la charla que le estaba dando era para ganar tiempo-. ¿Cuánto tiempo ha pasado?
-Casi dos días. La Luna se puso y tú seguiste siendo un lobo.
-Puedo cambiar a voluntad. Es bueno saberlo. Y recuerdo cada muerte.
-He limpiado los destrozos que has ido haciendo -aunque el tono que Elijah utilizó no era de reproche, Klaus sabía que era eso.
-Como en los viejos tiempos, hermano -le quitó importancia y volvió a posar la mirada en Clara, ya cansado de que su hermano evitara el tema-. Ahora dime, ¿qué hace la peculiar híbrida Martin contigo? Pensé que estaba de parte de los Salvatore.
Aquello último fue una provocación. Provocación que funcionó aparentemente, pues la pelirroja se giró en cuanto él insinuó que se había cambiado de bando.
-Y lo estoy -Klaus no pudo evitar notar lo mucho que le costó suprimir la vergüenza y mirarle a los ojos, haciendo que su sonrisa diabólica se ensanchara-. Elegiré ignorar tus indiscreciones a cambio de un favor.
