Capítulo 1: Inicio

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A los cinco años mi padre falleció a causa de cáncer al corazón. A pesar que yo era un niño fue muy doloroso para mí como para mi madre. Tengo pequeños momentos con él que yo pueda recordar, ya que la mayor parte son de él enfermo, pero esos momentos son inolvidables para mí, son mi tesoro y los llevaré siempre conmigo.

Después de que mi padre falleciera, mi madre se dedicó a sacarme a mí y a ella adelante, trabajando sin cansancio pero nunca descuidándome y dándome el amor que cualquier niño necesita. Pasaron dos años en el cual mi madre se enamoró de su jefe y él de ella. El señor Choi era viudo, perdió a su esposa cuando ella dio a luz a su primer y único hijo. Cuando conocí al señor Choi me pareció agradable desde mi primera impresión, yo tenía siete años, no me equivoque al saber que era una buena persona, me trataba muy bien y cada vez que me veía siempre me daba chocolates y eso me encantaba. Pasó el tiempo o para ser exactos un año, y él y mi madre consumaron su relación casándose. Estuve sorprendido y un poco molesto, yo era un niño, pero saber que mi madre se había enamorado de otra persona que no fuera mi padre me había dolido de alguna manera, pero no hice nada, no me queje ni le pedí que no se casará, solo me dedique a observar y ver a mi madre ser feliz.

Ahora tenía un padrastro, pero no uno malo sino uno bueno y que me trataba como a su propio hijo, no me he quejado y tampoco creo que lo haga algún día. Todo estaba bien, nos habíamos mudado a la casa del señor Choi, que era una mansión enorme, me habían cambiado de escuela a una mucho mejor y me había hecho amigo del hijo de la cocinera, el único problema era mi hermanastro Choi Minho. Desde que lo conocí me miro y me trato mal, mientras que a mi madre era todo lo contrario, yo no entendía y aún no entiendo el porqué de su trato hacia mí. Minho era extraño y muy fastidioso.

En resumen el único problema a mi nueva vida era Choi Minho.

— ¡Ya Minho no puedes irte sin mi! – grite mientras bajaba lo más rápido que podía las escaleras.

Era primer día de escuela, mi ultimo año escolar, y al fastidioso de mi hermanastro quería irse sin mi a la escuela. Cada año era lo mismo, Minho desactivaba mi despertador, ocultaba mi uniforme y escondía mi mochila. Mi madre siempre se encargaba de despertarme gritándome que estaba tarde para la escuela y que si no me apuraba Minho se iría sin mi, pero a pesar que él hiciera todo eso jamás logró irse sin mi, pero ahora temía que si lo hiciera, esta vez me había demorado más de lo normal en encontrar mi uniforme, Minho lo había escondido entre los muebles de la sala haciendo que se arrugara todo.

Primer y último año escolar yendo con uniforme arrugado.

¡Genial!

Corrí lo mas rápido que pude y cuando Minho se disponía cerrar la puerta del auto logre detenerlo.

— ¡Maldición! – gruño él, se hizo a un lado para que yo pudiera entrar.

Aun estando agitado y molesto a la vez, le tire mi mochila golpeándole así el brazo, Minho se quejo y me dio una mirada asesina, pero lo ignore y solo me subí. Había corrido como un loco para poder llegar y ahora estaba sudando como un cerdo.

Uniforme arrugado y yo sudoroso.

¡Que perfecta mañana!

— Sigues siendo un infantil – dije enojado.

— Y tu una molestia. - gruñe él.

— ¡Pero si la molestia eres tu! Me haz hecho lo mismo desde siempre. Ahora mi uniforme está arrugado, me veo desastroso. - me queje.

— Siempre te vez desastroso. - dice y desvía la mirada hacia la ventana.

Con la furia dentro de mi, me lancé hacia él y comencé a golpearlo lo mejor que podía, Minho se defendió cubriéndose de mis suaves golpes, para que mentir, golpeaba como una niña, no tengo mucha fuerza y Minho siempre se burla de mi por eso.

Eras Tú (2Min)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora