Casi era la hora de dormir y el departamento se me hacía inusualmente tranquilo. Taehyung a esa hora solía estar mirando la televisión o jugando en la sala, pero tenía ya un buen rato que había desaparecido y desde entonces no lo había visto ni escuchado, así que fui a buscarlo a la habitación con la idea de que lo más probable era que durante todo ese tiempo hubiera estado allí tocándose sin mi permiso, como solía pasar cuando de pronto dejaba de hacer ruido en casa.
Estaba preparándome mentalmente para darle un castigo cuando empujé la puerta del dormitorio y me encontré con una escena totalmente diferente a la que imaginaba: Taehyung había llevado todos sus peluches a la habitación y los había repartido por todo el lugar, poniéndolos sobre la cama, el suelo y la mesita de noche hasta haber cubierto casi cada superficie, inundando el dormitorio de animales de felpa con ojos bizcos y bigotes.
— ¿Bebé? ¿Qué está pasando? — le pregunté desconcertada, observando como él colocaba un último peluche en la cabecera de la cama.
— ¡Mami, mira! He instalado vigilantes por toda la habitación~ — dijo cuando me vio, dando saltitos de emoción — ¡esta vez no se me escapará!
— ¿Qué es lo que no se te va a escapar cielo? — era evidente no entendía en lo absoluto lo que estaba pasando y necesitaba explicaciones.
— ¡El monstruo! — me contestó, como si estuviera profundamente ofendido por que yo no supiera de que hablaba — Te dije que hay un monstruo debajo de la cama, ¡y ya no le tengo miedo! — dijo valientemente, poniendo sus manita sobre la cintura — ¡Mi ejército y yo lo vamos a atrapar! ¿Verdad chicos? — dijo, echándole una mirada a todos los muñecos repartidos por el cuarto, los que obviamente no le respondieron.
Miré a cada uno de ellos y reparé en que había una delfín felpudo a la que Tae se había encargado de colocarle una estrella como insignia. Ese debía ser el coronel, probablemente.
— Oh, ya veo — mencioné, enternecida por el plan del pequeño y bastante acostumbrada a que saliera con cosas como esas de la nada. Esa era una de las muchas razones por las que lo adoraba — pero ya nos habíamos deshecho del monstruo, ¿recuerdas?
Taehyung asintió.
— Si mami, pero tengo la sospecha de que hay uno nuevo...— me explicó.
Luego tomó a uno de los muñecos y serpenteó por el piso de la habitación, asegurándose de no pisar a ninguno de sus amigos afelpados estratégicamente distribuidos en la zona, hasta llegar a mi en la puerta.
— Ten mami — me dijo, entregándomelo en las manos — este te vigilará solo a ti, no quiero que el monstruo te lleve con él, eres muy bonita y estoy segura de que querrá hacerlo.
— Gracias mi amor — dije amablemente, luego señalé a la cama — solo tengo una pregunta cielo, ¿cómo se supone que vamos a dormir si llenaste la cama con tus peluches? — cuestioné, intentado comprender la anatomía de su plan.
— ¿Dormir?— preguntó el castaño, como si eso no tuviera sentido — Nop, ¡hoy nadie duerme hasta que el monstruo haya sido atrapado!— declaró, alzando el puño tiernamente en el aire y dándole frente a su "ejército".
— ¿Nadie? — pregunté por lo bajo, preocupada por las implicaciones.
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