↬ Pjm |Gatito

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Me sentía estresadísima. Llevaba la mayor parte de la tarde discutiendo con el imbécil de mi abogado, un sujeto que de pronto había decidido que podía tomar la decisión que él quisiera sobre mi compañía sin consultarme. Y eso no era todo, toda la semana había tenido que trabajar sin descanso y me había tenido que desvelar tanto como cuando comencé la compañía sólo porque el personal que había contratado la sección de recursos humanos eran unos incompetentes que habían puesto la empresa de cabeza. Incompetentes, eso es lo que eran.

Cuando la llamada terminó lancé el celular sobre el sofá, sintiendo que ya no podría soportar hablar con otra persona más ese día. Me dolía al espalda de el estrés y sentía encima todo el cansancio que me habían dejado las desveladas. De pronto simplemente quería despedir a toda la gente inútil de tajo, pero evidentemente eso sería estupidez, así que me llevé las manos a la cabeza frustrada y me dejé caer en el mismo sofá al que aventé mi celular, profiriendo un suspiro de frustración y estrés.

Ser CEO de una empresa era un trabajo difícil, independientemente de si era pequeña o de si tu compañía la misma Microsoft. Sabía que era así, pero había días en los que se me hacía demasiado.

- ¿Meow~? - una dulce vocecita me sacó de la bruma de mi agobio, y abrí los ojos para encontrarme con el pequeño Jimin, que estaba frente a mi mirándome consternado - ¿Mami? ¿Estás bien?

- Si bebé - mentí, de forma realmente mala, para ser honesta.

Minie hizo un puchero y negó con la cabeza sin creerme nada.

- Te veo muy estresada, mami debe relajarse - dijo, acercádose y poniendo sus deditos en mi frente para que dejara de fruncirla como lo había estado haciendo toda la semana - te saldrán arrugas y eres muy joven para eso.

- Perdón gatito, es el trabajo - me disculpé, atrayéndolo hacia mi para sentarlo en mis piernas.

Acaricié la carita sonrosada tan bonita que tenía y le dejé un besito en la nariz. Jimin se encogió y rió de forma adorable.

- ¿Y si le doy a mami el regalo que le conseguí se sentirá mejor? - preguntó, mirándome con ojos brillantes.

- ¿Tienes un regalo para mi bebé? - pregunté sorprendida. El solía comprar flores y chocolates que me entregaba con una carta o detallitos así que me parecían extremadamente dulces y siempre alegraban mi día.

Jimin asintió feliz y se puso de pie de inmediato.

- Espérame aquí mami, lo traeré. Es una sorpresa así que no te muevas de ahí - dijo señalándome con los ojos entrecerrados. Me reí de su expresión.

- Está bien mi amor, aquí te espero.

Jimin sonrió y salió corriendo al segundo piso. Luego de unos minutos lo escuché gritar desde arriba.

- ¡Como es una sorpresa debes cerrar los ojos mami!

Me pregunté que era aquella gran sorpresa que requería tanto misterio, sin embargo cerré los ojos y esperé.

- ¿Ya los cerraste?- preguntó.

- Si mi amor.

Escuché sus delicados pasos y luego su tierna vocecita frente a mi.

- Ábrelos mami - dijo.

Estaba preparada para un dibujo, una carta, una manualidad con macarrones. Todo menos lo que mis ojos tenían enfrente.

Jimin estaba de pie, casi completamente desnudo, con un delicado y seductor disfraz de gatito cubriendo estratégicamente algunas partes de su blanca y aromática piel. Unas orejitas pequeñas sobresalían de sus cabellos rubios y un bonito collar con cascabel colgaba de su cuello, su torso estaba envuelto en un arnés blanco de piel, mientras que sus bonitas caderas estaban atrapadas en una hermosa pieza de lencería de encaje del mismo color. Una atrevida y juguetona colita esponjosa se asomaba por detrás y me pregunté de inmediato si estaba cocida al disfraz o era un plug anal.

- Me convertí en un gatito de verdad~- dijo sonriente, moviendo el trasero para menear la colita que se había puesto - Meow~- maulló.

- Wow... - fue todo lo que atiné a decir, antes tomarlo del brazo para hacer que viniera hacia mi y se sentara a horcajadas en mis piernas - me encanta este regalo, gatito, pero ¿cómo lo conseguiste?

- Pues yo uso muy bien la mesada que me das - me contestó, mientras guiaba una de mis manos a sus glúteos para que yo lo tocara - soy el gatito de mami y así siempre será - me prometió. Apreté con gusto sus nalgas y le sonreí satisfecha al escucharlo.

- Me gusta escuchar eso bebé - le sonreí complacida - eres solo mío.

Jimin asintó con sumisión.

- ¿Y sabes qué más mami? - me dijo, inclinándose hacia delante para hablarme al oído- Yo puedo ser un gatito tan bueno o tan malo como mami necesite para relajarse... -susurró.

Se separó de mi con una sonrisa tan inocente como seductora, invitándome ha hacer lo que deseara con él.

Me incliné hacia la piel de su cuello, que de pronto parecía necesitar algunas marcas violáceas en él, y besé y succioné aquella zona tan sensible para mi pequeño hasta que lo sentí duro contra mi vientre y lo escuché suspirar.

- M-mami~ - gimió.

- Quiero que seas un gatito muy malo para mi hoy, baby boy - le ordené, acomodándolo debajo de mi en la extensión del sofá- mami lo necesita.

Jimin se elevó y me besó con urgencia, mordiendo mis labios y llevando mis manos a sus muslos para que le separara las piernas, donde descubrí después de hacerlo que después de todo si llevaba puesto un bonito plug anal.

- Entonces tendrás que castigarme mami, como a todos los gatitos malos - me retó.

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Una vez más, los dejé sin limonada jeje

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Una vez más, los dejé sin limonada jeje.

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¡Mommy Kink! • bts.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora