— ¡Listo bebé! —dije triunfal, casi lanzando la laptop a un lado en el sofá— ya terminé el informe, ¿vamos al cine como te prometí?
El dulce pelirosa, sentado en la alfombra frente al sofá se puso de pie casi emocionado y saltó encima de mi.
—¡Siii! Esperé durante mucho tiempo mommy— se quejó, haciendo un puchero.
—Lo sé bebé, lo siento— me disculpé, apretando una de sus mejillas rellenitas—ve a quitarte esa pijama y ponte algo bonito ¿de acuerdo? Iremos a cenar luego de la película.
Jimin asintió y subió a la habitación mientras yo guardaba la laptop y mis carpetas de vuelta en su lugar.
Varios minutos después el pequeño apareció de vuelta en la sala luciendo absolutamente delicioso, con una preciosa falda rosa que caía con delicadeza sobre sus blancos muslos, una blusita negra y llevando al cuello un choker y unas orejitas en los cabellos rosados.
—¿Le gusta cómo me veo mommy~?—me preguntó, tomando la falda por los bordes con sus deditos para extenderla y balancearse con tierna coquetería.
Mis ojos recorrieron su cuerpo de arriba a abajo un par de veces, fascinados. Él no tenía ni la más mínima idea de lo mucho que me encantaba verlo con falda, o tal vez si, y por esa razón se las ponía tanto.
—Te ves precioso mi amor—le aseguré mientras me acercaba a él y lo tomaba por la cintura. Jimin se sonrojó y se estremeció al sentir como mi otra mano libre comenzaba a delinear suavemente sus curvas— Hmm...pero siento que hay algo que no está bien con este outfit...—murmuré en su oído mientras colaba la mano bajo su falda.
Fui subiendo por sus piernas, acariciando sus dulces muslos mientras sentía como Jimin se retorcía al contacto, al llegar a su cintura y tener la falda casi completamente levantada enganché uno de mis dedos a su ropa interior y la deslicé hacia abajo.
— Así está mucho mejor—puntualicé, sonriendo con satisfacción mientras sostenía en mis manos la prenda que acababa de quitarle.
— M-mommy~—murmuró abochornado, cubriendo su carita.
Ese era el Jimin que más me ponía: sexy, tímido y tierno. La combinación perfecta.
—Tengo el presentimiento de que me divertiré mucho esta noche—dije más que nada para mi misma mientras lo tomaba de la mano y lo dirigía a la puerta.
Iba a cenar mucho mejor de lo que había imaginado.
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