trece.

1.9K 332 215
                                    

Fuimos hacia mi vestidor en el cual como máximo cabían dentro tres personas, justo venía perfecto para el castigo. BamBam nos siguió para asegurarse de que no hiciésemos trampa y nos quedásemos dentro del vestidor y con la luz apagada. Lo de la luz no lo entendía, pero así eran las estúpidas normas.

-Me voy al salón a esperaros junto con los otros, espero que aprovechéis esos siete minutos para ser más unidos. -dijo con doble intención.
-¡Cállate! -pedí harto.
-Vale, vale. -movió sus manos en son de paz. -El tiempo empieza a correr ya. Nos vemos en siete minutos.

Después de eso, cerró la puerta del vestidor y se escuchó sus pasos alejándose.

-Vamos a salir. -dije nada más que nos quedamos solos.
-Pero tenemos que cumplir con el castigo. -replicó.
-Es un castigo que nos han puesto porque les ha dado la gana a ellos, no tenemos por qué obedecerles. -contesté con molestia, no me gustaba estar encerrado en un lugar tan pequeño.
-Lo sé. -suspiró. -Pero si salimos y ellos nos pillan, estoy seguro de que nos van a obligar volver a entrar. Al menos Yugyeom lo haría.
-Tienes razón. -concordé. -BamBam seguro que también lo haría.

Sin más remedio, me senté en el suelo a la espera de que los siete minutos pasasen. Por lo menos debería de haber pasado ya uno. Él imitó mi acción y se sentó bastante cerca de mí, ya que no había mucho espacio.

-¿Qué podemos hacer? No sé qué hace la gente cuando deben cumplir este castigo. -hice una mueca.
-Lo más común es que este castigo se haga en fiestas, así que ya te puedes hacer una idea de lo que la mayoría de personas hacen. -comentó.
-Cosas sucias nada más, ¿verdad? -reí un poco incómodo.
-Exacto.
-¿Tú has hecho antes esto? -pregunté.
-Sí, dos veces, en fiestas diferentes. -contestó.
-Supongo que con chicas, ¿no?

Me sentí estúpido al preguntar aquello, era obvia la respuesta.

-Sí. Es la primera vez que estoy encerrado en un armario con un chico. -rio levemente.
-Mira el lado bueno, conmigo no tendrás que hacer nada más que hablar. -solté con gracia.
-Es verdad, porque las dos veces que estuve encerrado esas chicas me besaron. -confesó.
-Tal vez los tres tontos que están fuera esperando a que terminen los siete minutos, creen que vamos a besarnos o algo. -negué con la cabeza. -Están locos.
-De repente han seguido el camino de tu androide y también nos quieren juntar. -dijo incrédulo.
-Lo mejor será ignorarlos, es obvio que entre nosotros nunca pasará nada. Además, aunque nos gustasen los hombres, nunca estarías con alguien como yo.

Esa era la verdad, nadie quería estar conmigo, nunca era el tipo ideal que buscaban.

-¿Por qué dices eso? -se acercó un poco más a mí y cuando sintió mi cuerpo pasó un brazo por mis hombros. -¿De verdad crees que nunca podría estar contigo?
-Ni tú ni nadie. Siempre he sido un fracasado en el amor. -sonreí con tristeza, aunque él no podía ver mi rostro.
-Pero eso no significa que nunca puedas llegar a gustarle a alguien. -pasó su mano por mi pelo. -Si te sirve de consuelo, si me gustasen los chicos podrías llegar a gustarme.
-No es necesario que mientas para hacerme sentir mejor. -murmuré.
-No estoy mintiendo, lo digo muy en serio. -aseguró.
-Bueno, gracias... Aunque eso no me consuela, porque no va a cambiar el que las chicas nunca quieren estar conmigo.

Paró de acariciar mi pelo y dejó su mano quieta mientras suponía que pensaba en algo para responder. No era necesario que continuase intentando animarme, todo esto ya lo tenía muy asumido.

-Dentro de nada debes entrar en mi universidad, te ayudaré para que conozcas a chicas nuevas, ¿vale? -ofreció.

Limpié con rapidez una lágrima que sin darme cuenta había soltado y sorbí por mi nariz. ¿Por qué estaba últimamente tan sensible? Con cualquier cosa me ponía a llorar y odiaba eso.

Sorpresa inesperada [2Jae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora