-Una pena que me perdiera la fiesta de celebración- dije mientras comía un pedazo de tostada.
-Fue lo mejor que te pudo haber pasado- Me dijo Ron escupiéndome pequeños cachos de comida mientras hablaba - Créeme.
-¿Por?- Limpie con asco los cachos de comida de mi túnica.
-Ese maldito huevo- Harry puso cara de dolor al recordarlo- No sé que narices se supone que es, pero fue el sonido más horroroso que he escuchado en mi vida.
-Pero te perdiste algo memorable- sonrió Hermione- Estos dos por fin hicieron las paces.
-Ya era hora, Ronald- cogí un bollo de su plato.
-¡Eh!
-Ups.
Miré a Harry, que cuando la ravenclaw que observaba se giró hacia el, escupió el agua que acababa de beber.
-Harry, deberías mirar a esto en vez de a Cho Chang- Dijo Hermione abriendo enfadada El Profeta- No me lo puedo creer. Lo ha vuelto a hacer- su voz temblaba de la rabia- "La señorita Granger, una chica simplona pero ambiciosa, parece estar desarrollando un gusto por magos famosos. Su última presa, según fuentes, es nada menos que el bombón búlgaro, Viktor Krum"
-¿Hablas con Viktor Krum?
-Deja que siga, Harry.
-"No se sabe aún cómo se ha tomado Harry este reciente mazazo emocional"
-La Magia de la prensa.
-Un paquete para usted, Señor Weasley.
-Vaya, Señor Weasley- me reí- parece que estoy hablando con tu padre.
-Ssssh- miró al niño que traía el paquete- Gracias, Nigel.
El niño se quedó mirando a Harry.
-¿Algún problema, niño?
-Ahora no, Nigel. Luego. Vete.
Todos le miramos esperando respuestas.
-Le dije que le conseguiría un autógrafo de Harry.
-Sorprendente.
-Mira, mi madre me manda algo.
-Espero que a mi también, yo soy la que la escribe cartas.
Ronald me ignoró y abrió el paquete. Una túnica parecía tan vieja como Dumbledore.
-Creo que no había visto nada más horrible en mi vida.
-Me ha enviado un vestido.
-Te hace juego con los ojos- Harry reía- ¿Viene con sombrero?
-Deja eso, Harry. Jolie, parece que mi madre si te ha enviado algo de recompensa por tus bonitas cartas.
-Ron- dije mientras soltaba carcajadas- Es para ti, no para mi- el resto de la mesa de rió- Es una túnica.
-¿Túnica? ¿Para qué?
-El baile- gritó Ginny.
-Eh, Jolie- Harry llamó mi atención mirando a la caja- ¿No decías que querías que te enviara algo? Grandes noticias
-¿Qué?- cogí la caja y saqué lo que quedaba dentro.
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-Me arrepiento de todo lo que he dicho. No necesitaba nada. Merlín, qué he hecho.
Todos se reían mientras Ron y yo nos mirábamos horrorizados a los ojos.
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-El baile de navidad ha sido una tradición en el torneo de los tres magos desde su concepción- McGonagall caminaba por toda la sala con los chicos en un extremo y las chicas en otro- En la noche de pascua, nosotros y nuestros invitados nos reunimos en el gran comedor para una noche de inocente y educada frivolidad.
-¿Se puede saber qué significa friblabla?- pregunté a Corinna.
-Esa, amiga mía, es una buena pregunta.
-Como representantes de la escuela anfitriona, espero que vosotros deis los primeros pasos en todo. Y digo esto, literalmente, porque el baile de Navidad es, primero y ante todo, una danza.
Todo el mundo comenzó a cuchichear.
-Estoy jodida.
-¿Por?
-No sé bailar, y menos lento.
-Yo puedo ayudarte si quieres- La sonreí- Me obligaban a tomar clases de baile desde que tenía 6 años, así que, aunque a mi pesar, sé bailar bastante bien.
-Gracias, pero no. Paso de esas cursilerías.
-Ojalá yo hubiera podido decir eso en el momento- me reí.
-¡Silencio! La casa de Godric Gryffindor se ha ganado el respeto del mundo mágico durante casi diez siglos.
-¿Gracias?- dijo mi serpiente amiga haciendo notar que no solo había leones en esa sala.
McGonagall siguió sin prestarla atención.
-No consentiré que en el transcurso de una tarde mancilléis ese nombre comportándoos como una banda de babeantes y bobos babuinos.
- Babeantes y bobos babuinos.
-La danza consiste en dejar respirar al cuerpo. Dentro de cada mujer, dormita un cisne en secreto anhelando liberarse y alzar el vuelo.
-Creo que más que un cisne, en mí duerme un koala. Pero buen intento- Dijo la alemana.
-Dentro de cada chico, un dominante león dispuesto a demostrar su valor... ¡Señor Weasley!
-¿Si?
-Venga conmigo, por favor.
McGonagall levantó a Ronald y se colocaron en el centro de la sala.
-Ponga su mano sobre mi cintura.
-¿Dónde?
-Mi cintura.
Fred silbó.
-Y extienda el brazo. Señor Filch, cuando quiera.
Los gemelos no podían parar de reírse de Ron.
-Un,dos, tres. Un, dos, tres. Un, dos, tres... ¡Juntaos por parejas, chicos, en pie!
Caminé a Draco.
-¿Me concede este baile, bella dama?- extendí mi mano a Draco.
-¿Dama?
-Sí- me reí- por la manera en que gritabas cuando Ojo loco te transformó en hurón caí en cuenta de que eres toda una señorita.
-Idiota- me cogió la mano y empezamos a bailar.
-Bailas bien- le dije.
-Sí, tengo que saber- respondió- Solíamos tener grandes reuniones en mi casa, venía familia y... amigos del trabajo de mi padre- apartó la mirada- Tú también bailas bien.
-Bueno, yo también tuve que aprender desde muy pequeña. Somos más similares de lo que parece.
-Sí... Desgraciadamente- Miró a nuestros pies.
-¡Eh! Ni que fuera malo parecerse a mi.
-No, perdona, no me refería a eso- dijo apurado.
-¿Entonces a qué?
-Nada, me he equivocado. Lo siento.
-Tampoco te disculpes tanto- me reí- No me he ofendido.
