-He pedido ayuda a todo el mundo- dije indignada a Corinna- ¡No hay manera! ¡Nadie tiene un maldito vestido de sobra!
-¡Por Merlín, Jolie! ¡Eres una pesada!
-Gracias por tu apoyo incondicional.
-¡No tengo ningún vestido de sobra y no te voy a dar el mío! Apáñate con lo que la señora Weasley, con todo su corazón, se ha tomado la molestia de enviarte.
-Estoy agradecida, lo digo de verdad. ¡Pero nadie va a querer ser mi pareja con esa cosa puesta!
-Una pena- dijo la rubia fingiendo interés- Desgraciadamente, no puedo seguir escuchando tus penas- se paró y señaló el vivero en el que se impartía Herbología -¡Tengo clase de Herbología y no soportaría perdérmela por nada del mundo!
-Nunca vas a herbología.
-Hoy sí- se dio la vuelta sin despedirse.
-Increíble- suspiré- ¡Ni mi mejor amiga!
-Perdona... Hola Jolie- Anne Brown, mi estudiosa compañera de habitación, me llamó.
-¿Si?
-Han dejado esto en nuestra habitación- miré el paquete pulcramente envuelto en papel aterciopelado negro con una nota en la que se podía leer mi nombre. - Lo trajo una lechuza gris, es para ti.
-Raro- dije. Según tenía entendido, nadie tenía que enviarme nada, y menos un día entre semana, cuando no se solían recibir paquetes por lechuza- Muchas gracias- la sonreí.
-No es nada- se fue corriendo después de mover enérgicamente su mano como despedida.
Nuestra última hora de clase fue pociones, con Gryffindor. Snape nos hizo un examen, y gracias a mí y mis desorbitadas dotes en pociones, logré que el pelinegro y la zanahoria sacaran una nota aceptable.
-No sé cómo agradecerte tu ayuda.
-¡Eh, Cara rajada!
-Ahí vamos- suspiré cansada de la actitud del rubio ante mis amigos.
-Me han contado que no tienes pareja aún- Decía con aire prepotente- ¿Tú no eras Mister Popular?
-Tú tampoco tienes pareja, Malfoy- Ron intentó contraatacar.
-Por el momento- enseñó su perlada dentadura- Como no te pida Dumbledore ir al baile con él te vas a quedar solo.
-Véte de aquí, Malfoy.
-Con gusto- Se acercó a mí y me pasó un papel sin que los demás se dieran cuenta.
-Vamos a visitar a Hagrid- dijo Harry cuando Draco ya estaba lejos- ¿Vienes?
-No- dije recordando la nota de Draco y el paquete sin abrir.
Me senté en un banco del castillo y abrí el papelito que el Slytherin me había deslizado en la mano.
"En la torre de astronomía después de la cena. Draco."
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Estaba en la mesa de Hufflepuff pensando en aquel misterioso paquete que había recibido.
Unas horas atrás, después de leer la nota de Draco, subí a abrir el paquete. Detrás del envoltorio negro estaba una caja grande, verde con pequeños detalles plateados que me recordó a Slytherin. Dentro de la caja, para mi sorpresa, se encontraba un precioso vestido naranja, unos zapatos negros con un tacón bastante bajo y un colgante con piedras brillantes.
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Busqué rápidamente por una nota en la caja, pero no había nada.
-¿Quién...?
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-¡Y entonces vomitó todo encima de Snape!- Ronald y Harry se reían sin parar del error de un chico Ravenclaw que tuvo la mala suerte de fallar estrepitosamente en el desarrollo de una poción, que además, tuvo que beber.
-No os riáis- fruncí el ceño mordiendo un cacho de sandía- El pobre chico va a tener que cargar toda su vida con la fama de ser el culpable de que un profesor quitara a Ravenclaw todos los puntos que había ganado.
Hermione se estremeció de sólo escucharlo.
-Tendría pesadillas continuas.
-Tranquila, amiga- la acaricié la espalda.
-¡Chicos!- Dumbledore gritó- ¡La cena ha acabado!
-¡¿Qué?! ¡Yo quería seguir comiendo!
Me levanté corriendo.
-¿No vas a responder a Ronald cómo siempre haces?- Harry se extrañó.
-No tengo tiempo- dije mientras me escondía dos trozos de pan en la túnica y corrí fuera del Gran Comedor al ver que Draco ya había desaparecido.
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-Has tardado mucho- dijo el Rubio cuando me vio subir el último escalón a la torre de astronomía.
-Debe ser que no estoy en tan buena forma como tú- jadeé cansada- He traído algo de pan- le tendí uno de los dos cachos que me había guardado anteriormente.
-Gracias- me sonrió y se apoyó en la barandilla a comérselo. Yo le imité.
-¿Por qué me has pedido que viniera aquí?- miré al cielo.
-Quería pedirte que fueras conmigo al baile.
-¿Qué?- le miré extrañada
-¿Ya tienes pareja?
-No, pero...
-Sé que el año pasado fui un idiota y que este año, sin una razón aparente, me porto diferente.
-¿Pero por qué?- fruncí el ceño.
-No puedo darte una razón ahora mismo-suspiró- Sólo importa que he visto que eres una buena persona, de verdad. Quiero ser tu amigo, dejar lo demás de lado.
-No eres una mala persona, Draco- le miré directamente a los ojos- Lo veo en tus ojos. Pero también veo mucho dolor en ellos.
-Yo...
-Ya te he perdonado- le sonreí- No hace falta que lo digas otra vez.
