La bandeja de plata del centro era lo que llamaba la atención de Alexander. El pecoso acercó un billete que traía en su bolsillo para hacerle rollo y acercó sus fosas nasales inhalando toda la primera raya de cocaína para que de inmediato sus ojos se dilataran.
Suspiraba, era como si verdaderamente estuviera fascinado con eso, sentía una euforia que parecía ser infinita. Tomó la mano de Alexander y giró bajo ella.
Lee andaba animando al caribeño, y bueno, a la tercera vez lo consiguió obteniendo un suspiro del contrario. Alexander tomó el mismo billete que John e igualmente inhaló la sustancia adictiva aún sabiendo muy bien los problemas que le traerían.
Al principio se sintió extraño, había sentido como es que las partículas se pegaban a su garganta como si fuese sequía. Pero las preocupaciones de Hamilton desaparecieron al momento en el que comenzó a sentir que John tocaba sus extremidades superiores.
—Vamos a follar, Alex. —le susurró para luego soltar una leve risa.
El caribeño posó su vista en la gente de alrededor, que la mayoría, estaba bailando. Sus ojos oscuros se posaron en una pareja de lesbianas, ambas chicas andaban comiéndose a besos mientras seguían sentadas en un sillón. La pareja abandonó el cómodo mueble cuando John se tumbó en este, y bueno, Alexander se posicionó encima de él siguiendo con la situación de la cocina.
Laurens movía sus manos por toda la anatomía de Alexander, no quería parar y no estaba buscando hacerlo. La euforia y excitación recorría las venas de Hamilton quien besaba y lamía la piel del menor. A veces, Alexander quería cargar a John y fallarlo en medio patio.
—S-Sigue, Alex... —gimió el ojiverde arqueando su espalda.
El caribeño se despojó de su playera y también de su pantalón liberando su erección. John quiso ayudar despojándose de sus prendas dejándolo desnudo de la parte de la cintura para abajo.
La gente conversaba, otras simplemente cantaban la canción que andaba sonando mientras que unos más andaban ideando coreografías al instante. Ellos seguían besándose. Los dedos de Alexander ya habían dilatado el año de John por completo en cuestión de segundos; sabía que el pecoso no era virgen, y lo comprobó a la hora de entrar ya que no era tan estrecho como él pensaba.
La primera estocada provocó que Alexander gruñera del placer. Las uñas del menor se clavaban en toda la espalda del contrario mientras mordía su labio dejándole una imagen demasiado erotica al caribeño.
Las estocadas continuaron provocando que aquellas comisuras se fueran abriendo poco a poco hasta casi formular una circunferencia casi simétrica.
—Deberías cortarte el pelo. —opinó mientras agarraba mechones pequeños aún sintiendo las estocadas. —Te ves tan lindo desde este ángulo. —confesó alargando la última sílaba cuando sintió los genitales de Alexander profundizarse más en él.
—No sabes cuantas ganas tenía de hacerte mío.
Los labios se volvieron a juntar dándoles aún más ganas de seguir con aquello. El sudor que recorría ambos cuerpos era sumamente excitante, tanto que el caribeño no se resistió en comenzar a depositar pequeñas mordidas en la piel pecosa del contrario.
Entre los gemidos y risas compartidas de ambos chicos, aquellos pudieron enfocar su vista encontrándose con los amigos del caribeño. Eliza estaba preguntándoles que hacían mientras que Hercules tenía un celular en mano.
—Saluden, chicos. —pidió el moreno.
Ambos chicos sonrieron al celular para luego nuevamente verse a los ojos y atacar los labios del contrario formando un beso húmedo. John estaba tomando el mentón de Alexander, obligándolo a continuar con el beso pero simplemente el contrario seguía moviendo sus caderas haciendo fruncir el ceño al pecoso.
Volvieron a mirarse a los ojos. El vacío en los ojos esmeraldas de John ya eran normales para cualquiera que ya lo conociera o siquiera visto antes. Alexander no le prestó tanta atención, el seguía moviéndose hasta que de pronto su erección decayó dejando salpicar líquido blanco. Su euforia había desaparecido junto con la del ojiverde, quien lo miraba frío.
Ambos se separaron de inmediato y se acomodaron mejor en el sofá, viendo hacia al frente sin siquiera tener intenciones de mirarse. Eliza palmeó suavemente la espalda de su amigo mientras que Mulligan seguía grabando, podía ocuparlo en su beneficio algún día.
—¿Qué pasó aquí? —preguntó Charles mientras movía su anatomía cerca de los chicos. Se hincó a lado de John y al ver cómo estaba suspiró sabiendo que había pasado. —¿Quieres que te traiga otra raya? —el pecoso asintió.
—¿Qué estás loco? —reclamó molesta la pelinegra. —¡Están devastados!
El de piel pálida se volteó encontrándose con una hermosa chica con los brazos cruzados y ceñí fruncido mientras le reclamaba sobre los efectos y consecuencias. Lee se preguntaba internamente si en verdad la muchacha sabía de la vivencia en la que se encontraba el más joven.
—No le des más de esa mierda o si no...
—Es parte de la rutina. —explicó Lee indiferente apartando un mechón de su rostro. —John a veces necesita droga, no puedes culparlo, tiene que olvidar. —se encogió de hombros.
La Schuyler tan sólo entreabrió su boca. ¿Cómo era posible resolver el sufrimiento con más dolor? ¿En verdad Laurens disfrutaba de su autodestrucción lenta? ¿Cuál era el beneficio de su comportamiento suicida?
Sus ojos estaban rodeados de moretones, ojeras, cicatrices. Su depresión era más que visible. La ansiedad parecía invadirle, ya que Alexander había recargado su cabeza en el hombro del pecoso mientras que este lloraba. Había tocado su pecho unas cuantas veces, mostrando la presión que sentía en aquel.
Todo un mundo se derrumbaba frente a ella dejándola impactada. Eliza podía ver a su amigo caer en algo peor que una simple enfermedad mental. Era un tipo de adicción. Un tipo de amor que no tenía descripción alguna.
¿Atracción? ¿Necesidad? ¿Qué eran Alexander y John? ¿Por qué se necesitaban tanto? ¿Por qué estaban tan enfermos uno del otro?
Pero sobre todo, ¿por qué se complementaban a la perfección?
•
Actualizaré esta historia todos los miércoles de ahora en adelante, simplemente actualicé hoy sábado para avisarles de esto.
¡Publiqué nueva historia! Se llama Young Folks y espero que les guste 💛.

ESTÁS LEYENDO
The Other Side Of Paradise (Lams)
Fiksi PenggemarAlexander era la luz. John era ese foco fundido. WARNING: Suicidio, depresión, ansiedad, enfermedades mentales, adicciones, escenas sexuales, muerte.