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El protagonista andaba en su casa cuando de repente el timbre sonó; el antes mencionado interrumpió la conversación con su madre para abrir la puerta y encontrarse con sus amigos que le brindaron una agradable sorpresa.

—¡Chicos! —saludó la madre del caribeño. —Dios, estoy muy feliz de que estén aquí, pasen, adelante. —lo decía con una sonrisa. —Lamentablemente me tengo que ir, nos vemos luego chicos. Alexander, vuelvo mañana en la tarde, hasta luego. —y así, se fue la adulta.

Los amigos se fueron casi corriendo a la cocina del caribeño, sacaron algunas cosas de la nevera y frituras que habían traído los demás.

De un momento para otro, ellos ya estaban en la sala viendo películas hasta que el más alto interrumpió.

—¡Oigan chicos! —habló. —Ustedes saben porque estamos aquí, así que vengan conmigo.

—¡Oh cierto! —exclamó de repente la pelinegra. —¡Aaron Ve!

—¡Ya voy! ¡Ya voy! —exclamó mientras iba por algo para volver nuevamente a donde estaban todos.

—¿Qué es esto, chicos? —cuestionó entre risas el castaño.

—La verdad... tu mamá nos llamó hoy —comenzó a explicar Hercules. —para decirnos algo muy importante y digno de celebrar.

—¿Ah si? ¿Y qué es eso tan importante? Ni siquiera se pusieron así el día de mi cumpleaños. —rió.

—¡Felicidades, Alex! —exclamó Aaron. —¡Ayer te dieron de alta!

El castaño formó una perfecta "O" por la sorpresa, ni siquiera lo recordaba. Esa expresión cambió a una de felicidad cuando sus amigos le abrazaron.

—Y te tenemos algo. —dijo Eliza. —Vamos Aaron, dáselo.

Y así, el de tez morena le obsequió una fotografía de los 4 amigos cuando apenas y se conocieron.

—Me alegra que hayas salido de terapia. —formuló Burr.

—Oh chicos, esto no era necesario. —sonrió aún más.

—¡Pero no hemos terminado! —volvió a interrumpir Hercules. —Tenemos que celebrar bien. —y de pronto, tomó una botella de alcohol que se encontraba por ahí para luego abrirla. —¡Vamos! Hay casa sola chicos. —guiñó el ojo.

Y en cuestión de minutos, los chicos ya andaban riéndose de cosas que sinceramente no tenían tanta importancia pero que gracias al efecto del alcohol los hacía parecer así.

—¡Eliza! Me contaron algo por ahí~ —dijo coqueto Burr, una actitud muy desconocida para muchos.

—Agh, ya van a iniciar... —murmuró para ella. —¡Sólo fue un beso! Dudo mucho que Maria quiera algo serio. —bufó dejando a todos con la boca abierta.

—Esa no eres tú, Eliza. —dijo Alexander. —Te desconozco. —bromeó.

—Oh, calla. —rodó los ojos.

Las bromas siguieron entre ellos hasta que, nuevamente, Hercules interrumpió levantándose del sillón donde estaba muy cómodo anteriormente.

—¡Se me acabó de ocurrir algo!

—No Hercules, no iremos a la fiesta de tu novio. —dijo Burr.

—Uno, Lafayette no es mi novio aunque hayamos tenido una pequeña aventura un día, y dos, ¿Qué tal si vamos a una plática? Esas en las que ayudan a los demás cuando tienen problemas de adicción, ¿que dicen? ¡Será divertido! —esperó expectante por una respuesta.

Todas las vistas se habían posado en la del caribeño, puesto que solamente irían si él se sentía en condiciones de hacerlo.

—Me parece buena idea, hay que ir. —habló seguro.

Y así, los demás accedieron a la propuesta de su amigo para luego continuar con su celebración que duró casi toda la noche.

The Other Side Of Paradise (Lams)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora