Akai Tsuki (Saga Luna Oscura parte 1)

Mi decisión

El hombre con el que luche al principio, esta arrastrándose hasta quedar apoyado en la pared. Sigue con las manos apoyadas en el costado y puedo ver que le cuesta respirar. Joder, puede que sea por lo que le he hecho en la nariz.

Entonces escucho los gritos de los que nos están viendo.

-¡Matalo!

-¡Acaba con esa escoria!

-¡Cortale la cabeza!

-¡Matalo!

Siento como la ira va en aumento en mi interior y logro ponerme en pie aunque con bastante esfuerzo. Cuando me acerco, veo a ese hombre mirarme con cierto pesar y sonreírme antes de hablar.

-Por lo que parece... has ganado...

-Tu tampoco has muerto.- Le digo respondiendo a su sonrisa. Más gritos para que lo mate y alzo la vista a los espectadores que parecen entusiasmados con todo lo que están viendo. Nuestro sufrimiento. Entonces, tomo la katana que estaba tirada en un lateral y la miro con admiración. Siempre fue un arma que me gustó. Pura y limpia.- Hazlo...- Dice antes de toser manchando de sangre su ropa. Esta realmente jodido pero aun asi...

Alzo de nuevo la vista hacia las gradas y veo como se emocionan cuando alzo el arma y lo apunto hacia el hombre tirado.

-¡Si!¡Eso es!¡Matalo!

-¡Cortale la cabeza!

Les sonrío siguiendo el espectáculo y viendo como se animan aun más hasta que aprieto los dientes y tiro la espada a un lateral.

-¡No pienso matar a alguien herido e indefenso!- Grito viendo como pasan del entusiasmo a la furia.

-¿Pero... que haces?- Dice el tipo mirándome con el ceño fruncido.

-No somos animales. No pienso matar a alguien que no se puede defen...- Antes de terminar de decir mi ultima palabra, una lanza se clava en el pecho del hombre haciendo que abra los ojos y la boca al igual que yo. Unos segundos mas tarde, sus ojos muestran que han perdido la vida que había en él.

Antes de poder volverme, siento un dolor lacerante en mi muslo derecho y veo que yo también tengo una lanza que me ha atravesado la pierna y que se clava en la arena, mostrando como mi sangre resbala por el frio metal hasta mojar la arena ya enrojecida.

Un par de vampiros de los que nos "cuidan" en nuestra estancia aquí cae a mi lado y me da un fuerte golpe en la cara que me hace caer gritando por el dolor de sentir mi carne desgarrarse.

-¡AAAHHHH!

***Byakuya***

Aun estoy algo conmocionado por el comportamiento del pelirrojo cuando Omaeda ha dado la señal a sus guardias para que intervinieran. Supongo que no le ha gustado que el pelirrojo decidiera no seguir su "juego". Su grito desgarrado me eriza la piel. Dioses. Ese humano...

-Urahara.- Le digo sin necesidad de mencionar nada más.

Con un movimiento tan rápido que es imperceptible para casi cualquier ojo, humano o vampiro, Urahara aparece junto a Omaeda tomándolo del brazo extendido. Varias exclamaciones se alzan ante ese rápido movimiento. Sin duda, de haber sido alguien con intenciones homicidas, ahora mismo Omaeda estaría muerto.

-Ese humano.- Dice mirando directamente al dueño del coliseo.- Ya no te pertenece.

-¿Que? Pero...

Me pongo en pie viendo como los redondos y pequeños ojos de ese vampiro gordo y podrido me miran casi sin entender aunque con cierto brillo de rabia. A pesar de ello, cuando me giro y me dirijo a la salida del palco puedo verlo sonreir forzadamente.