Mi combate

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Aun no me puedo creer que esté a punto de ver como Renji se pelea con uno de los monstruos de los Yamamoto. Ya sabía que venir a esta fiesta no era buena idea pero esto... esto ya es demasiado. El comportamiento de Renji esta noche, ha sido demasiado humano para una mascota. Cuando veníamos en el coche, cuando me ofrecieron a esos chicos para alimentarme y ahora... esto. ¿Cómo pudo irse sin mas, solo, por esta maldita trampa de fiesta?

Era obvio que, tratándose de una fiesta de los Yamamoto, hubiera este tipo de diversión. Para colmo, como no son peleas a muerte, no puedo simplemente prohibirlas y mucho menos, con mi padre sentado a mi lado, mostrándose realmente interesado en ver esta pelea.

-No es por nada, Byakuya sama, pero la ropa de batalla, le sienta mejor que la de simple mascota de compañía.- Me dice Barragan admirando el cuerpo semidesnudo de Renji.

En algo tengo que darle la razón, ver a Renji con tan solo unos pantalones cortos ajustados y un chaleco acolchado, pegado a su torso y sin mangas, deja realmente poco a la imaginación. Además, lleva el pelo recogido en lo alto, y eso hace que por un instante se me seque la boca. Ahora mismo siento tanto enfado como deseo y eso también es algo nuevo. Antes de verlo aparecer vestido así, estaba tan enfadado que pensaba que me daría igual si le partían una pierna. A fin de cuentas, se lo había buscado él solo al comportarse como no debía, pero ahora que lo tengo frente a mi, acercándose para recibir algun tipo de instrucción, no deseo que le ocurra nada malo. El simple recuerdo de su lucha en la arena, me eriza el vello del cuerpo y eso también me sorprende.

-Amo...- Susurra casi sin poder mantenerme la mirada.

-Espero que comprendas que esto te lo has buscado tu solito.- Le digo viendo como me mira fiero por un instante.

-Creía que aquí eras el que mandaba más.

-Y lo soy, pero este tipo de actividades, no está prohibida mientras se cumplan las normas.

-Asi que somos simples perros de peleas ¿no?- Dice apretando la mandibula.

-Tu no eres un perro, Renji.- Le digo agarrando su nuca para bajarlo hasta mi altura y poder susurrarle al oído.- Eres mi mascota, y más te vale no recibir ningún tipo de daño o tendré que castigarte severamente.

En cuanto me aparto de él puedo ver como sus ojos me miran algo sorprendidos pero inundados por un brillo que de nuevo me obliga a tragar para poder aclarar mi garganta y mi mente. Entonces lo veo alargar una sonrisa torcida y puedo notar como algo en mi interior estalla ante su pose altiva y chulesca.

-Entonces tendré que pensarme si prefiero ganar o perder, amo.

¿Qué demonios...?

***Renji***

Creo que es la primera vez que veo esa expresión de sorpresa y confusión en el rostro de mi amo y eso, me incita a querer seguir sorprendiéndolo. Es cierto que es una putada tener que ponerme ahora a luchar contra otros tios que, seguramente, llevaran entrenándose para esto toda la vida. Seguro que recibo algunos golpes que me dejan tocado aunque eso es algo a lo que estoy acostumbrado.

Una ventaja es que no usaremos armas, al menos no armas mortales y eso me tranquiliza un poco. Despues de todos los años que llevo en las calles, pelear cuerpo a cuerpo no es tan complicado, aunque no debo confiarme demasiado. Tendré que tener cuidado con sus ataques para no dejar que me alcancen y puedan lesionarme demasiado. Un mal golpe y adiós.

No puedo evitar recordar a los hombres contra los que luché en la arena. Eran tipos como yo, de la calle, aunque la gran mayoría no eran exactamente como yo. Eran autenticos monstruos que realmente merecían estar en un sitio como ese. Alli, lo pasé muy mal pero sobrevivi y ellos no. Aun no tengo ni idea de cómo logré recuperarme tan rápido de mis heridas. Como un acto reflejo, miro hacia mi amo en cuanto llego al borde del ring.

Akai Tsuki (Saga Luna Oscura parte 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora