Mi obligación

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Desde que Urahara viniera y me comunicara que tenía que acoger la reunión anual de jefes de ciudades, mi vida pacifica y tranquila ha quedado totalmente desbastada. Apenas tengo tiempo para relajarme, entre reuniones con los cabeza de familias vampíricas importantes y las relativas a la ciudad que trato con Aizen Sousuke, se me van los días y las noches sin poder centrarme en lo que realmente me importa. Renji.

Ha pasado dos días desde que tuvimos nuestra "conversación" y no lo he visto desde entonces. El día siguiente a mi "castigo", no salió de su habitación, cosa que permití pese a la mala cara de Jugram, para darle tiempo a recuperarse y asimilar sus nuevas obligaciones y circunstancias.

Pese a ello, me sorprendo a mi mismo con pensamientos tales como querer ir a donde el esté, observarlo en la distancia, cosa que hago a veces desde mis monitores y camaras de seguridad, provocarlo para que vuelva a hacer algo que me obligue a castigarlo de nuevo. Ah... Me sorprendió verlo masturbarse una vez, ese mismo día. Supongo que la experiencia fue demasiado intensa para él, sin contar que aun debe notar los efectos afrodisiacos de mi sangre.

Odio admitir que, al igual que para nosotros, la sangre de los humanos es algo irresistible y que nos hace sentirlo todo mucho más intensamente, para los humanos, la nuestra es una especie de droga que los hace mucho más sensibles a cualquier cosa, actuando como afrodisiaco, inhibidor del dolor o de lo que les puede preocupar. Los hace más fuertes y también, en cantidades mayores, les aporta la capacidad regenerativa propia de mi raza. En cantidades mucho más altas, los humanos pueden transformarse en vampiros, pero ese acto, no siempre sale bien. Hay humanos que no aceptan la transformación y mueren o terminan convertidos en engendros que terminan teniendo muy poca apariencia humana. Pero la gran mayoría, si acepta el cambio, pasando a ser vampiros mestizos.

-Hay dos asuntos que aun no hemos resuelto.- La voz de Aizen me hace salir de mis pensamientos, lo que me molesta sobremanera.

-¿De que se trata?

-El primero es la lista de exigencias que nos está llegando por parte de sus invitados a la reunión.

Miro detenidamente los documentos que me ha traído Aizen y frunzo el ceño.

-Pero esto es...- Mis ojos se abren y siento como comienzo a cabrearme, aunque intento no mostrar demasiada afección frente a él.

-Se trata de la reunión anual de los amos de todas las ciudades mas importantes. ¿Esperabas algo más... sutil?

Miro con el ceño ligeramente fruncido la lista de peticiones. No solo es por las necesidades de seguridad, hospedaje y manutención de los humanos que vengan con dada uno de los representantes. Eso es algo que tenia calculado y sé que, reportara grandes beneficios a los comerciantes y la ciudad en sí. Lo que me preocupa un poco son las exigencias especiales de los mismos.

-Está bien.- Digo intentando centrarme.- Pasale la lista a cada proveedor. Solo las familias mas fiables, pero no quiero que nada se salga de la legalidad. ¿Entendido?

-Si me lo permite, señor.- Dice Aizen mirándome con esa mirada que dice más de lo que sus palabras expresan.- El tema legal, siempre se puede estirar un poco, tratandose de los que hicieron las leyes.

-Las leyes se hicieron por motivos muy claros y si, los mismos que las hicieron las rompen sin castigo, ¿que tipo de ejemplo daremos a los que están por debajo nuestro?

-Tiene razón, Kuchiki sama. Solo digo que... es algo bien sabido que, los altos nobles, no siempre cumplen las leyes a rajatabla.

-Yo sí. En mi ciudad, sí.- Digo de manera tajante viendo como asiente.

-Se hará como ordene, Kuchiki sama.

-¿Cómo va el resto de cosas?- Le digo intentando bajar el nivel de mi ira contenida.

Akai Tsuki (Saga Luna Oscura parte 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora