⟨ « Su nombre era Byeol, que significaba estrella.
Ella era la estrella que iluminaba su oscura noche. » ⟩.
Cuando ambos se juntan, crean una mezcla rara pero muy buena. Cómo si se tratara de algo exótico.
Amor, dudas, temores, celos, malentendidos...
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La primera semana de escuela fue una buena semana.
Por fortuna a EunByeol le tocó con unos compañeros amables y graciosos, con los cuales congenió muy bien. Los maestros eran buenos en su profesión, así que no le costó aprender las nuevas enseñanzas que adquirió durante toda la semana. Aparte porque también la chica es de mente ágil, no le costaba comprender.
BeomGyu, por su parte, hacía su mejor esfuerzo en la escuela. No era el mejor alumno, pero tampoco era uno de los peores. Normalmente quedaba entre los puestos 15 - 25, de aprovechamiento escolar. Y con eso se conformaba, no era malo pero tampoco excelente. Y con sus compañeros... bueno, a ellos los sobrellevaba.
Era viernes, así que los siete chicos salieron de la escuela con dirección a un Karaoke. Solamente para festejar el ingreso a clases y que finalmente tendrían un merecido descanso (como si las vacaciones no hubieran sido suficientes).
Seúl es una ciudad bonita. A Byeol le daba una sensación de nostalgia al caminar por las aceras de la ciudad. De hecho le gustaba mucho escuchar música mientras caminaba sin rumbo aparente y miraba los árboles, las casas, los animales, los edificios, las personas... Cualquier cosa que valga la pena admirar.
Esto servía como una terapia para estar un momento con ella y relajarse después de un día duro.
BeomGyu notó la mirada pérdida de la chica, admirando el paisaje. Inconscientemente sonrió y se acercó a ella. Después del día del helado, pensó que si quería intentar acercarse a Byeol, debía socializar más. Comenzó a practicar a entablar conversaciones con su círculo familiar y uno que otro compañero, y poco a poco comenzaba a perder la timidez.
—Se ve muy hermoso el día, ¿No crees? —la castaña se sobre exaltó al notar al chico a su lado. Una sensación extraña se quedó en su estomago. Era porque estaba algo sorprendida.
—Ah, sí —sonrió—, me gusta mucho los días así. Dónde no esté caluroso y este corriendo una fresca brisa, como en la primavera. También que esté tranquilo, que no haya muchas personas y así uno pueda admirar la bella vista—ella señaló al frente.
—Sí —articuló Gyu... ¿Qué más decía?
—¿A ti cómo te gustan los días? —se adelantó a preguntar EunByeol.
—Pues... —pensó por un momento— mis días favoritos serian cuando... Los días de otoño —hizo contacto visual con Byeol, la cual le sonrió—, donde no hace un frio abrazador, pero ya no se siente el brumoso calor del verano.
EunByeol asintió a las palabras del muchacho.
—¡Karaoke a la vista! —exclamó Mitsuha seguida por Kai. La japonesa jaló a su querida amiga, y los más chicos del grupo comenzaron a correr hacía el lugar.
Gyu solo la miraba alejándose. En toda esa semana los sentimientos del chico crecían más y más. Pudo darse cuenta de varios aspectos que lo iban atrapando día con día al tratarla con constancia. Por ejemplo: su sencillez, al tratar con las demás personas y como cuidaba a su hermano directa e indirectamente. Byeol es una chica muy tierna y tranquila, si alguien tuviera que ser la referencia a su chica ideal sería ella sin dudar.
YeonJun pudo darse cuenta de la mirada de amor que le dedicó su menor, alcanzó su paso.
—¿Te gusta EunByeol?
Gyu se espantó, se supone que nadie lo sabía...
—¿Por qué preguntas, Hyung? —trataba de evitar la acusadora mirada de su mayor.
—Sí te gusta —YeonJun sonrió enternecido, si no mal recordaba era la primera vez que veía a su amigo enamorado de alguien. Le causaba ternura esa nueva etapa de Gyu—. Acércate a ella. Los dos se ven lindos juntos —le revolvió el pelo a su menor.
—¡Hyungs! —exclamó HueninKai a unos metros de distancia— ¡Rápido, rápido!
—Vamos —YeonJun y BeomGyu fueron los primeros en llegar a donde estaban los maknaes, seguidos de SooBin y TaeHyun.
Ingresaron al local y seleccionaron la sala en donde iban a estar. También compraron chucherías y refrescos, para tener algo que comer mientras estaban cantando y echando escándalo.
Al estar en la sala, pusieron todas las mochilas a un lado, las frituras las pusieron en la mesa que estaba en medio de la sala y se pusieron de acuerdo quién iba a cantar primero.
—¡Yo nomino a Oppa! —la castaña dijo, todos sabían que se refería a Tae, pues no le llama a otro chico oppa. Usa otros apodos, pero no precisamente oppa.
—¿Por qué? —en cambio, Tae no quería, le daba pena.
—Tienes una hermosa voz, tú lo sabes —dijo la chica.
—¡Solo si canta BeomGyu primero! —el nombrado se sorprendió. ¿Querían que él cantara?
—N-no, yo no —negó.
—¡Vamos BeomGyu-ah! —animó SooBin—, tiene tiempo que no te escuchamos.
Sin previo aviso le pasaron el micrófono y la canción que sus hermanos seleccionaron inició. Esa canción era Butterfly de Bangtan Sonyeondan (BTS), su grupo favorito coreano.
Byeol no apartó en ningún momento su mirada sobre él. Los gestos que hacía, su tranquila voz y como se envolvía en la canción hacía que tocará el corazón de la pelinegra... Y no solo eso, la parte del rap le salió fantástico. Se enamoró... De la voz del chico, claramente.
Todos los presentes aplaudieron, felicitando a BeomGyu por su magnífica voz. Era arte.
—Cantas muy bonito —elogió EunByeol.
Gyu sonrió de par en par, no porque estaba orgulloso de sí -un poco sí- sino porque su crush reconoció su talento, y eso le producía felicidad. Se sentía útil.
YeonJun, quien estaba en una esquina, miraba a los jóvenes dedicándoles una mirada de complicidad. Él iba a ayudar para que al final los dos estuvieran juntos, sería Cupido. Le haría el favor a su menor, que siempre lo molestaba dormido, pero aún así lo amaba.
Después, TaeHyun comenzó a cantar sorprendiendo a todos los oyentes por su hermosísima voz. La pelinegra solo cerró sus ojos y recargó la cabeza en el hombro de su mejor amiga, llenándose de paz por la balada que cantaba su hermano.
Duró muy poco el sentimiento de tranquilidad, pues inmediatamente los mayores se levantaron y se adueñaron del micrófono. Los gestos, el "baile" que hacían y el cómo cantaban sacaba sonoras carcajadas al grupo de amigos.
Y así es como el tiempo avanzó convirtiendo este momento en algo memorable para todos. Fortaleciendo los lazos afectivos entre los siete.
Un episodio de sus vidas con mucho significado y valor acababa de abrirse paso a la vida de cada uno.
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