Capítulo 1

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Sakura contempló sorprendida las dos marcas azules de la varilla y sintió como si una mano invisible le apretara la garganta impidiéndole respirar. Positivo.

Se sentó en el borde de la bañera. Le temblaban las piernas. Un rayo de esperanza brilló por un instante en su mirada, pero desapareció en seguida.

No podía ser cierto. Oveja Negra

Respiró profundamente y echó una ojeada de nuevo a la varilla. Parpadeó incrédula un par de veces. Las marcas seguían allí, en el mismo sitio.

Sonó de repente el timbre de la puerta. Se levantó con el corazón en un puño y escondió el test de embarazo en el cajón del lavabo que tenía al lado. Suspiró hondo tratando de recobrar la calma.

Tevo estaba ya ladrando muy eufórico, pero ella no necesitaba el olfato del animal para saber quién estaba al otro lado de la puerta. Nadie llamaba de esa manera más que Sasuke Uchiha, el hombre del que estaba a punto de divorciarse. Era muy dominante y no acostumbraba a admitir un no por respuesta.

Trató de poner la expresión más fría y distante que pudo antes de abrir la puerta.

–Sas... Sasuke –dijo ella tratando inútilmente de ocultar su nerviosismo–. Creí que habíamos acordado que mandarías a una persona del servicio a recoger a Tevo.

–Lo pensé mejor y decidí venir yo en persona –respondió él, inclinándose hacia el perro para acariciarle las orejas–. Me sorprende encontrarte en casa –dijo incorporándose de nuevo y mirándola con ironía–. Supuse que estarías con tu nuevo amante inglés. ¿Cómo se llama éste de ahora...? ¿Satori...? ¿Maturi...?

Sakura se mordió el labio inferior por dentro, arrepintiéndose una vez más de aquella cita estúpida que había tenido con un compañero de su clase de yoga.

–Sasori –dijo ella, de mala gana–. Y no pasó ninguna de esas tonterías que salieron en la prensa.

El azabache arqueó las cejas en un gesto de cinismo.

– ¿Así que no es verdad que te arrancó el vestido a la entrada de tu apartamento y luego protagonizasteis un buen escándalo?

La pelirrosa lo miró como si quisiera fulminarle con la mirada y cerró la puerta de golpe.

–No –replicó ella–. Eso es más propio de tu estilo.

–Creo que tratas de engañarte a ti misma, cara, tú nunca hiciste nada conmigo contra tu voluntad –dijo él con una sonrisa indolente.

Ella sintió un escalofrío, a la vez que un calor intenso entre los muslos, al recordar los momentos de placer vividos a su lado. Se dio la vuelta para que él no viera el rubor de sus mejillas, recordando avergonzada su conducta la noche de la boda de Suigetsu, el hermano de Sasuke. No sabría decir a ciencia cierta cómo habían llegado a aquello. ¿Habría sido efecto del champán o del dolor de la separación? Tal vez sólo había sido sexo, nada más. No había que buscarle más explicaciones. Al menos, seguro que eso era lo que habría sido para él. Lo más probable era que se hubiera acostado con varias mujeres desde su separación. A juzgar por lo que publicaba la prensa del corazón, estaba saliendo actualmente con una modelo de lencería que trabajaba en Londres. Aquella noticia había sido para ella como si le hubiesen clavado un puñal en mitad del corazón, pero no quería por nada del mundo que él se diera cuenta de su sufrimiento.

Sintió su aliento en la espalda. Sin duda, se estaba acercando a ella. Era el perfume inconfundible de su loción de afeitado con fragancia de limón mezclado con su propio olor masculino. A pesar de su esfuerzo, todos sus sentidos se pusieron en alerta, como a la espera de algo imprevisto. Y en efecto, cuando él puso las manos sobre sus hombros y la rozó por detrás de la espalda con su cuerpo, creyó sentir que el corazón cobraba un ritmo desacompasado y los pulmones se quedaban sin oxígeno.

Divorcio para dosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora