Cap. 6 Segunda Parte

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Al día siguiente me desperté aturdida y bajé estirándome, todos estaban abajo, incluso Beli que estaba poniéndose como el Kiko.

-Buenos días – me sonrió Jess

-Buenos días – me acerqué un poco mirándolos.

-¿Has descansado?

-Poco…

-¿Qué quieres para desayunar? Sentimos no haberos esperado… pero es que nos levantamos pronto.

-No pasa nada – le dije a Mía sentándome en uno de los taburetes junto a Ithan, a veces creía que me odiaba, se ponía tenso y me echaba miradas asesinas, no se… 

Cogí el zumo que me tendía Beli y miré mi pulso, me temblaba. Ella me miró enarcando una ceja y yo me serví con rapidez y lo deje en el mármol. Esa cocina parecía tan ¿nueva? 

Todo estaba impoluto, sin usar.

Miré la hora y bebí un poco cogiendo una tostada que Beli me tendía y comí sin ganas.

-¿Qué día es? – me preguntó con la boca aún algo llena.

-Martes – suspiré y luego me levanté como un resorte - ¡Mierda la carrera! No llego, me matan.

-¡Ostras! ¿Era hoy?

-¡Sí!

-¿Qué pasa?

-¿Me puede llevar alguien a casa por favor?

-Es que Alú participa en las carreras de hoy. Le gusta correr, se siente libre, pero es por hacerle un favor al entrenador básicamente.

-Vamos todos, alguien tiene que animarte ¿no? – sonrió Mía – Si no te molesta claro…

-No. -Andando – dejo el trapo Isaac y bajamos a los coches.

Subí en una revolada a casa.

Achuché a Azureus que gimoteó, entré en la habitación y cogí la bolsa. Justo cuando pasaba por delante del baño me detuve, el corazón volvió a salírseme del pecho. 

En el espejo escrito con algo parecido a sangre ponía:

Vayas donde vayas te cazaré, huelo tu sangre, ya la he probado y es deliciosa. Serás mía. 

Solté un grito, jamás creí que sería capaz de gritar así se me cayó la bolsa y me llevé las manos a la boca, me dio por temblar de nuevo. Ithan cruzó la puerta como un rayo seguido de Isaac y me envolvió entre sus brazos.

-No puedes volver aquí… - dijo Isaac muy serio.

Asentí y tras inspirar me repuse, me erguí y recogí la bolsa.

-Vamos. -Alú… - empezó Ithan. -¡No! Ahora no – empecé a bajar las escaleras, empezaba a desquiciarme.

Subí al coche sin decir palabra y llegamos a las pistas, me cambié y salí poniéndome en la salida, el entrenador me miró, estaba a punto de darle un tabardillo, el disparo de salida sonó y yo salí disparada, sólo estaba el aire, la pista y yo. Las primeras carreras pasaron rápido. Quedaba la última, me doblé recuperando el aliento y me coloqué en la salida estaba preparada, la salida llegó, y empecé a correr hasta que volví a sentir esa presencia, vi una sombra pasar a mi lado, miré alrededor aflojando la marcha, oí gritar a mi entrenador y volví a acelerar. Cuando terminó me alejé de las celebraciones y ovaciones, no estaba para tonterías. 

Algo no iba bien.

Me sobresalté cuando al girar la cara me tope con Adam y los demás.

-¡Dios! Que susto… - me puse la mano en la cintura aún jadeando.

-¿Estas bien Alú? Parece que hayas visto un fantasma – se acercó Beli.

Yo miré alrededor, sabía que estaba allí, podía sentirlo.

-Esta aquí… - murmuré.

-¿Qué? – me miró ella sin entender.

-Beli vete a casa, tus padres estarán preocupados.

-¡¿Pero cómo quieres qué te deje sola?! No estás bien… 

-Por favor, vete. Luego te llamó, estaré bien.

-Pero…

-Ve – la corté no sé, temía por ella. No la quería meter.

-Vale… pero llámame ¿viste algo en el piso?

-Beli – suspiré cansada.

-Está bien – me hechó un último vistazo y se marchó.

-¿Qué vas a hacer? – me miró Adam - ¿Avisaras a la policía?

-No lo sé, debería…

-¡Alú! ¿Pero dónde te habías metido? – se acercó el entrenador.

-No, ahora no. Tengo prisa Javi – me alejé seguida de ellos.

-Te ayudaremos a recoger algunas de tus cosas.

-Gracias – suspiré y llamé a la policía e inevitablemente a mí tío.

Les di las gracias a Isaac y a su familia y me dejaron con la policía, cuando tío Adder llegó me abrazo, me sentí tan extraña… 

Tenía ganas de llorar pero me contuve. 

Respondí a las preguntas de los Mossos y luego dejé que mi tío me ayudase a bajar un par de bolsas más y las metió en mi coche.

-¿Seguro qué no quieres que te lleve? Pueden recogerte el coche… -No, me irá bien conducir, me despeja. Gracias. -Eres mi niña Alú, sólo quiero que estés bien, protegerte. Si te ocurriese algo… -Estoy bien. -Vale, nos vemos en casa, te espero.

Asentí y subí al coche, ese día fue muy extraño, apenas me enteré de nada. Al día siguiente quedé con todos en el café tras conseguir el indulto y que no me pusieran escolta. Estábamos tan tranquilos, pasándolo bien, Ithan seguía mirándome de ese modo tan indescriptible, íbamos andando cuando literalmente me desplomé.

Recuerdo los brazos de Ithan, su cara y retazos de luces, iba en una camilla, cuando reaccioné o recobré la conciencia, estaba sentada frente al médico, este al ver mi nombre mandó llamar al médico familiar. Estaba desorientada pero cuando se abrió la puerta pude verles fuera esperando, a todos, mis amigos de siempre y los nuevos.

Cuando entró el otro médico intercambiaron unas palabras y el médico de mi tío salió un momento, el otro se acercó a mí, fue todo tan irreal… hasta que algo se grabo en mi cerebro, fue un jarro de agua fría.

-¿Me has entendido Alú? Te mueres, no sabemos qué te ocurre. No vemos nada, pero…

-¿Qué? – apenas me salió la voz, no podía estar diciéndome eso, era imposible. Era un error, una broma de mal gusto. 

Golpes del DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora