Cap. 10

2.1K 32 5
  • Dedicado a Lourdes Glez
                                    

Al día siguiente era la misa funeral de Laura, así que no hablamos de lo sucedido anoche: 

La revelación

Mi familia y la de Ithan eran vampiros, estupendo una nueva etiqueta para la pobre y oscura Alú, una apestada. 

No quería enfadarme con mi tío, quería mi bien pero de igual modo era todo tan surrealista... 

Pensar en ello me enfermaba, pero iba a tener que aceptar las cosas como eran, y la verdad era que yo sólo quería a Ithan, le gustase o no era mi elección, si es que él me quería a mi.

Pedí al cura que me dejará decir unas palabras durante la ceremonia y este aceptó. 

Cuando llegó el momento las piernas me temblaron de un modo horrible, cogí fuerza y allá que fui. Desplegué el papelito y miré a los asistentes.

-Laura… ¿Qué puedo decir de ella que todos los que estamos aquí no sepamos? Podría enumerar todas y cada una de sus cualidades, pero aún así me quedaría corta al decir que era una persona increíble, es poco original lo sé… pero es que aún no puedo creer que no volveré a verla, cierro los ojos y es como si fuera a abrir la puerta y ella estará allí con su sonrisilla de duende y me dirá ¡Ey hola! ¡¿Me dejas tu falda, donde vamos hoy de fiesta? – en ese punto se me hizo un nudo en la garganta, creí que no podría seguir, contuve el temblor de mis manos y volví a clavar la vista en el papel – Y es que ninguno de nosotros pensamos en que mañana no podríamos estar aquí, no pensamos que al coger el coche quizás en la siguiente curva hallaremos el final porque somos jóvenes, siempre pensamos que habra mañana y pasado… - suspiré, los ojos se me anegaban – Sólo se una cosa, siento no haber estado allí. Me siento culpable, la mayoría de lo que estáis aquí sabéis por que aunque tampoco pienso disculparme por que no he hecho nada malo. Ni siquiera sé si de haber estado hubiera podido haber hecho algo, quizás ahora yo también estaría en su lugar – suspiré – Sé que no os consuela – miré a sus padres – Nada puede hacerlo, pero sí sé una cosa, que no descansaré hasta que la persona que hizo esto: Pagué. Lo que ha pasado no tiene explicación ni lógica, este mundo no es justo ya lo sabemos. Ese individuo por llamarlo de alguna manera es peor que un animal, una animal sólo ataca para defenderse o comer, esto no lo ha hecho por ninguna de las dos. Nunca se me han dado bien los discursos bonitos, ni decir lo que siento, pero Laura siempre sabía sacar lo mejor de todos – Inspiré profundamente levantando la vista al cielo – Sólo te pido una cosa ahora que estas ahí viéndonos… riéndote de mí seguro, guíanos cómo has hecho siempre entre estas tinieblas. Pensaba en ti de mayor y te veía rodeada de dos niños tan alegres como tú, en un pisito con un marido cariñoso… - me interrumpí - Ya me haces falta… - la voz se me quebró del todo, me salió una queda disculpa y volví a mi banco antes de echarme a llorar. Me mordí el labio para no hacerlo, mi tío me puso una mano en el hombro para reconfortarme. 

El cura agradeció que hubiera tenido unas palabras para todos y prosiguió con aquella ridícula pantomima. Estaba casi todo el mundo, profesores, padres, familiares…

-Has sido muy valiente, has hecho lo que tenías que hacer – me llegó un susurro de los chicos del grupo.

Asentí pero no me sentía ni orgullosa, ni valiente ni nada de eso, sólo: Culpable.

Cuando todo acabó me deshice del brazo de mí tío y me acerqué hasta los padres de Laura, me tragué el nudo de la garganta y vi como Ithan, los suyos y mi tío por supuesto, se ponían tras de mí al igual que mis amigos.

-Señores…yo… lo siento.

-Alú, gracias pequeña – me abrazó la madre de Laura desecha aún llorando, me apartó el pelo, y me acarició la mejilla con esa ternura con la que la veía mimar a Laura.

Golpes del DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora