Capítulo 19: Sortilegios Weasley

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Harry no podía dejar de pensar en lo que paso y de poner en duda de si decirle a Daniel o no, habían quedado en apoyar lo mayor que fuera a Emma, pero las cosas cambiaban y realmente a él no le agradaba que su hermana (la que fue secuestrada), se preocupara y sintiera gran afecto por esas personas, sabía que Daniel pensaba lo contrario a él, que su hermano creía que Emma tenía todo el derecho de sentirse bien con ellos, después de todo fueron la única familia que ella había conocido, hasta rencontrarse los tres.

Se encontraron con los demás en el punto que habían acordado, todos con pesados paquetes de libros en la mano. Harry tomo los paquetes de él y Ginny, para ayudar, o más bien su hermano se los estampo en el pecho después de haber ido cargando con ellos casi todo el camino.

--- ¿Todo bien? --- pregunto la señora Weasley preocupada, los adolescentes asintieron, mientras ella no dejaba de ver el alargado paquete que cargaba Ginny, como si fuera un gran tesoro --- ¿Qué es eso?

--- Un regalo de cumpleaños --- dijo ella ilusionada, la señora Weasley le iba a decir algo, pero su marido negó y señalo a Harry quien le sonreí.

--- Bien, entonces puedo ver que consiguieron las túnicas, ahora podemos ir a la droguería y al emporio de lechuzas, en el camino iremos a la tienda de Fred y George --- dijo rápidamente y con nerviosismo la señora Weasley --- debemos seguir permaneciendo juntos, por favor.

Harry, quien no necesitaba ingredientes de la droguería, ya que no iba a poder tomar pociones esté año, una parte le entusiasmaba no tener clases con el profesor Snape otra vez, pero también era decepcionante porque si quería estudiar para Auror necesitaba el éxtasis de esa materia. Aun así, aprovecho que la mayoría debía entrar a la droguería, para acercarse a Canutó que se había quedado afuera y lo miraba curioso.

--- Hoye, necesito contarte algo, ¿crees que vas a ir a la madriguera más de rato? --- le pregunto, mientras el perro ladraba dos veces en confirmación --- bien, porque es algo importante --- Canutó lo miro ahora intrigado --- no es algo así como de vida o muerte... no te preocupes, pero si me gustaría contártelo.

El perro seguía dudoso, pero Harry se fue con los demás a la tienda de lechuzas, donde compro algunas galletas para Hedwig y Ron para Pigwidgeon, mientras su hermano adquiría una lechuza para no estar usando solo la de Harry. Emma no quiso ninguna, pero dijo que, si necesitaba mandar una carta, lo haría usando cualquiera de las de sus hermanos.

Por último, a lo que debería ser un largo callejón buscando la tienda de Fred y George, Sortilegios Weasley, con una señora revisando su reloj cada medio minuto y una Joanna ya un poco más preocupada, mirando a todo su alrededor en busca de algo extraño e incluso Canuto, tuvo que tomarla de la túnica para hacerla caminar cuando miro a un hombre en la esquina del callejón con una gran túnica negra, sin mirar a nadie fijamente.

--- No creo que tengamos ya mucho tiempo --- comento Joanna mirando a su hija, quien empezó hacer una mueca, mientras la señora Weasley estaba de acuerdo. Sahara le recrimino algo molesta --- bueno... pero no hay que tardarnos, ¿queda claro Sahara?

--- Sí, sí, sí, debe ser un vistazo rápido, para volver al automóvil, veamos... creo que es por aquí --- señalo la señora Weasley, revisando los números --- esté es el numero noventa y dos... el noventa y cuatro...

Todos los adolescentes asombrados, dejaron escapar una exclamación de asombro al ver la tienda de los gemelos Weasley. Sobre la vidriera, los carteles de la tienda se destacaban más de los alrededores, las ventanas de Fred y George lastimaban la vista con una exhibición de fuegos artificiales. Los ocasionales transeúntes miraban las ventanas de soslayo sobre sus hombros, y algunas personas algo atontadas, realmente hacían un alto para mirar. La vidriera izquierda era deslumbrante, llena de un surtido de mercancías que giraban estallaban, destellaban y chillaban; lastimaba en verdad la vista, con una sola mirada. Mientras que la vidriera de la derecha estaba cubierta con un cartel gigantesco, purpura como los del ministerio, pero blasonada con letras amarillas que centellaban diciendo:

2 Harry y Ginny: La profecía de los PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora