2. Contar no sirve. [Cloe]

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Como casi todas las noches Joshua pasó por mi al trabajo para cenar en el bar. Entre bromas y charlas triviales el tiempo se me pasó rápido.

Observo mi celular y me doy cuenta de que ya pasa de la media noche.

-Joshua, por favor yo puedo irme sola -insisto-, solo estoy a unas cuantas calles de mi casa, ¿Que me puede pasar? Nada -alego.

-Si sabes que no te dejaría irte sola así estuviera tu casa en la acera de enfrente, ¿verdad? -cuestiona con una ceja arqueada.

-Ya bien, vamos.

-Solo espérame unos minutos, tengo que revisar unas cosas y nos vamos. -Camina hacia las escaleras que lo llevan al segundo piso del bar.

-¡Rápido Lowell! -le grito para que me escuché ya que la música está muy subida.

Pasan al rededor de diez minutos y Joshua no vuelve, así que decido subir a su oficina para apresurarlo, pero su puerta está cerrada por dentro.

-Ya me tengo que ir -alega Joshua.

-Solo necesito que apresures las cosas, mis contactos me han informado que en unos días llegarán -responde una voz femenina.

-Bien.

Corro hacia el pasillo para fingir que no escuché nada. Camino de vuelta hasta la oficina de Joshua topándome con él a medio camino.

-Te dije rápido, mañana tengo clases.

Pasa su brazo por encima de mis hombros para que de la vuelta y caminar hacia la salida.

-¿Por qué tardaste? -interrogo.

No me responde. Salimos del bar hasta su auto.

-No vayas y quédate a dormir conmigo esta noche -propone cambiando el tema de conversación. Me abre la puerta del auto.

-Eres un pervertido. Ya he faltado a demasiadas clases este semestre y Carlos está detrás de mí después de que Jack le dijo que me fui de fiesta contigo anoche -le respondo cuando él sube al auto.

-Yo solo dije a dormir, tu eres la pervertida que solo tiene cosas sucias en esa cabecita. -Toca mi frente-. Pero está bien, vamos a dejarte a tu casa.

Enciende el auto.

-¿Por que has tardado? -interrogo.

-Me llamó un amigo y me quedé platicando con él -miente.

«Que te mienta no es buena señal, así que indaga un poco». Me sugiere esa voz que se llama doña metiche.

-Pero si Michael me dijo que estabas con alguien en tu oficina -miento. Perdóname Michael por meterte en problemas.

-Ese se mete dónde no lo llaman -murmura-. Tal vez se equivocó.

-Claro.

«¿Quien era esa mujer? ¿Y por qué Joshua te miente sobre ella?». Esto está muy raro.

Esto hace aún más incómodo el ambiente entre nosotros y aun que él trata de aligerar las cosas con sus payasadas de siempre no le funcionan esta vez.

Decepciones Constantes© [EN CURSO ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora