Diario de Orkidea #1

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Martes, 31 de enero del 2017.


Mi mamá no quería que tuviera un diario. Qué manera de empezar a escribir uno, pero es la verdad. En su opinión, es ridículo perder el tiempo en escribir sobre la vida de uno cuando lo importante es vivirla en presente y enfocarla al futuro. Sin embargo, llevo queriendo tener un diario íntimo por meses, y para mi suerte, tengo el respaldo de los profesionales a mi favor, quienes afirman que escribir en libretas a mano es terapéutico y ayuda a alinear los pensamientos con los que se escribe. Así, y después de mucha insistencia, logré convencer a mi mamá. Me compró una libreta de pasta gruesa color rosa con purpurina y diseños florales (porque mi madre es quien administra mi dinero y quien elige lo que voy a usar).

Entonces, esta es mi experimentación para ver qué tal. Recién empiezo y ya me siento mejor conmigo misma. Wow.

Si alguien me preguntara por qué de repente quise un diario, podría dar respuestas diversas.

En parte es porque quiero tener constancia de mi propia vida, para desahogarme en el momento en que lo necesite, plasmar lo que siento y poder analizarlo con la cabeza más fría cuando lo lea en el futuro, pudiendo así conocerme más a fondo y tomar mejores decisiones.

En parte también se debe a mi descubrimiento del año, una app llamada Wattpad donde las personas pueden escribir sus propios libros y leer los que escriben las demás. He leído algunas historias y escrito algunos borradores que me han empujado a desear escribir mi propia vida como método alternativo para conseguir inspiración, o quién sabe, en algún momento usarla en alguna historia que desee publicar.

En parte también porque amo leer y de tanto meterme en los zapatos de distintos personajes me nació el deseo de que otros se pudieran meter en los míos. Aunque eso no tiene sentido porque se supone que un diario íntimo no debe ser leído por otros. Creo que en fondo siempre supe que alguien iba a lograr leerlo. ¿Seré la única que lo desea?

La lectura es la única actividad de mi vida que mi mamá no me ha inculcado y por eso es la más especial. Es lo más parecido a algo mío por completo a lo que puedo aspirar. A mi mamá, por su parte, no le gusta que lea. Dice que los libros me meten fantasías tontas a la cabeza, pero ella no entendería jamás lo que han hecho los libros por mí en realidad. Me han abierto las puertas, no solo al mundo en donde vivo, sino a otros nuevos, de los cuales puedo aprender numerosas lecciones que no habría podido aprender por mi sola cuenta. Es como vivir diversas vidas con tan solo la acción de las palabras y eso me parece uno de los milagros terrenales más bonitos existentes. Dar vida a las palabras, convertirse en un ser creador usándolas, eso es lo que significa la magia. Los libros me han acompañado fielmente en las tribulaciones y también en las alegrías, me han ayudado a lidiar mejor con mis problemas y conmigo misma. Incluso me han ayudado a entenderme mejor, en los momentos en que me sentí identificada con alguien, o en los que alguien sufrió una situación similar a la mía y la pude ver desde otro punto de vista. Han conquistado mi corazón y lo han roto al mismo tiempo, y no me importa que me lo hayan roto porque me hacen sentir que vale la pena cada fisura que ensamblo para volver a exponerme a posibles nuevas roturas. Creo que mi mamá se ha resignado a que los lea y eso me hace sentir bien conmigo misma, porque es un logro personal inmenso y a la vez se siente bien ese toque de rebeldía involucrado.

Como supongo que ya se ha notado, me gustan las palabras escritas. Mucho. Solo con verlas me siento reconfortada, me cautivan sus formas, los trazos. La escritura es el único medio de comunicación donde me siento libre, el que plasma con más justicia mis pensamientos a tiempo real. A decir verdad, cuando hablo me siento bastante estúpida. Digo cosas que no proceso bien y no encuentro las palabras correctas. No podría dar un discurso oral improvisado que suene a esta manera en la que estoy escribiendo. Por eso, creo que lo más cercano que tengo a un sueño es algún día trabajar en una editorial como correctora de estilo y, si se puede, escribir mis propios libros.

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