El inconstante parpadeo del foco que colgaba torcido del techo no le ayudaba a Matt a pensar. Se supone que su padre lo arreglaría, que compraría una nueva lámpara y ajustaría los cables para fijar el soporte como es debido. Pero el foco llevaba así más de una semana ya y Matt se sintió estúpido por haber tenido una vez más la esperanza de que su padre hiciera algo bien. Ahora mismo, el hombre debía estar en la sala-comedor, garabateando nuevos planes que aplicar con sus «pacientes».—No eres doctor —le había dicho Matt una tarde mientras rebuscaba en el refrigerador y su padre estaba en ese mismo lugar.
—No me gusta decirles clientes. —La voz de su padre siempre irradiaba calidez cuando se trataba de ellos. Matt no conocía a ninguno y tampoco tenía interés en hacerlo—. Se supone que los estoy ayudando.
—¿Y qué se supone que hacen con los clientes?
—¿Uhm? —El hombre se había desconcentrado, anotando en el borde de la página garabateada un recordatorio para explicar qué le hacía ver a las personas que pagaban por sus servicios como pacientes.
—Soy tu cliente —aseveró Matt en tono lúgubre.
El hombre no contestó. Matt ya había perdido su atención y lo sabía. Agarró una lata de soda de fresa y desapareció por las escaleras. Se suponía que ese era su almuerzo y tuvo la esperanza de que su papá lo riñera por no agarrar algo de comer.
Como siempre, por más que la pisoteaba, esa insensata esperanza volvía a levantarse.
Matt reconocía que tampoco ponía mucho de su parte. Cada vez que su padre le preguntaba por algo, le daba respuestas cortantes e imprecisas. Cuando tenían alguna conversación real, ambos terminaban gritando y Matt azotando la puerta de su habitación.
Sacudió la cabeza, murmurando una maldición. Acababa de perder diez minutos gracias al foco. En la pantalla de su computadora el correo seguía en blanco, apurándolo a través del cursor parpadeante. Cruzó los dedos y apoyó la boca en ellos, acodado en el escritorio que heredó de su abuela.
Inventarse un libro no era tarea sencilla. Matt estaba bastante seguro de que Orkidea investigaría el título que le diera en internet. Si no encontraba ni rastro del libro ni del autor, comenzaría a sospechar de él, así Matt se empeñara en decirle que se trataba de un espécimen de libro muy raro y que la autora era una novicia afgana desconocida. Ella se tragaría cualquier cuento fantasioso que le diera como si fuera un pedazo de su torta favorita, pero sentiría la piedra escondida en la suave masa al masticar y cualquier palabra ajena que cuestionara al pastel la absorbería. Matt no podía saber todo eso, pero sí sabía que existía una posibilidad que no debía darse el lujo de ignorar.
Después de todo, había vivido con una persona así toda su vida. No podía decir que le alegrara, pero tampoco le venía mal. Esas personas son fáciles de manipular siempre y cuando uses las herramientas apropiadas. Y no las decepciones. Eso es importante. ¿Qué tan ruin puede ser comportarse condescendiente aunque no lo sientas si en ningún momento vas a usarlo en su contra? Solo a tu favor, claro está.
La cuestión es que necesitaba un libro. Y no se le ocurría qué hacer. Como escritor en proceso, le incomodaba la idea de recomendar implícitamente un libro que no existe. Tal vez solo debería soltar cualquier título que se le ocurriera al azar. Pero a la vez que fuera un poco especial. Definitivamente algo que haya leído. No podía ser un libro demasiado antiguo o un clásico de renombre porque, o eran reliquias, o eran reproducidos a precios bajos por editoriales anodinas. Tal vez una versión ilustrada. Tal vez algo de las sombras latinoamericanas. Disfrutaba el estilo existencial de Camus o el de Miguel de Unamuno, pero tal vez ella no compaginaría con ellos. Podría ser alguna edición especial y resumida de Las mil y una noches. O algún libro novedoso del viejo confiable Stephen King. Mejor si no era algo tan enrevesado.
Se enfrentaba a una encrucijada. Si soltaba algún título basado en lo que podría gustarle a ella o en su precio comercial, estaría traicionándose a sí mismo como lector y escritor. A la vez, no quería compartir sus gustos íntimos y no tenía en sus manos ningún libro nuevo.
Se suponía que debía convencer a Orkidea. Pensó que podría hacerlo basándose en la conveniencia, pero se tomó el tiempo para considerar la opción de ser honesto. ¿Podía abandonar su reticencia por sus gustos por un buen motivo? ¿Podía arriesgarse a confiar en Orkidea para eso?
Recordó la parte del anterior correo de ella que mencionaba que no había recibido tanta confianza de parte de las personas y suspiró.
No dudó más y comenzó a escribir el correo.
De: quichelorraine.monster@gmail.com
Para: wildeorkidea_19@hotmail.com
Asunto: Mereces que te den más confianzaConsiderada Orkidea:
No creo que alguien como yo pueda calzar en ese ritmo de vida que tienes, y eso que considero al deporte una parte importante de mi vida. Necesito estar tiempo de calidad conmigo mismo, desenrollando todo tipo de pensamientos sobre cualquier cosa que llame mi atención. Y si viviera ocupado todo el día, con una programación perfecta que cubra hasta el último minuto suelto posible, sufriría de abstinencia por ese tiempo valioso para pensar.
No servirá de mucho que me des la receta. Solo como quiche preparado y solo de vez en cuando. No se me da bien cocinar y digamos que no tengo en mi casa lo necesario para preparar comidas complejas. Mi plato gourmet es estofado de pollo con macarrones.
Harold fue demasiado lejos y creo que darse cuenta de que sus acciones tendrían consecuencias con las que no podría lidiar con sobornos lo alteró más. Ese día todo pasó rápido. Tuvo una reunión con el director que lo dejó iracundo. Imagino que el castigo le sentó particularmente mal. Armó un espectáculo público cuando acorraló a Will para atizarle la golpiza de su vida. Otro alumno se metió en la pelea para intentar protegerlo. Pero los golpes de Harold fueron brutales y recibió un trauma severo en la cabeza. Las cosas terminaron con el chico en el hospital. Luego nos enteramos de que quedó ciego. Harold fue juzgado en el tribunal y expulsado por eso, y no hemos vuelto a saber de él ni del chico que quedó ciego. No te digo su nombre porque prefiero mantener su intimidad como víctima.
Creo que puedes ir comprendiendo lo grave de la situación y cómo haber contribuido con Harold resulta vergonzoso. No estuve en el momento de la pelea. Y me alegra no haber estado. No me habría atrevido a hacer nada.
En cuanto a Will, también desapareció por un tiempo, pero fue el único de los tres que volvió. De hecho, tú llegaste a mediados de enero y él cuando acabaron las vacaciones de invierno, no mucho antes. En su ausencia, Berkeley prácticamente volvió a la normalidad, el director instauró nuevas regulaciones contra el bullying que fueron acatadas, pero desde que llegó se siente más tensión. No sé si Will se dé cuenta de que muchos estudiantes le tienen miedo e intentan no cruzarse en su camino.
Tal vez te preguntes qué fue de mí, así que lo voy a escribir de una vez. Cuando Harold dejó el colegio, el equipo de fútbol quedó vulnerable y desestructurado. El suplente de quarterback hizo lo posible en el torneo de la temporada, pero todos estábamos tan aturdidos y fuera de ritmo que perdimos. Como wide receiver, cometí un error que nos costó puntos importantes. Muchos de los miembros del equipo se resintieron conmigo por eso, o por traicionar a Harold. Una de dos o ambas. Para el equipo la fidelidad es importante y al romperla me convertí en alguien no confiable. Desde entonces me dedico únicamente a cumplir mi papel en el juego mientras el resto del tiempo vago solo. Ellos se han recuperado sin la presencia de Harold. Y honestamente, la única diferencia de nuestro trato ahora y antes es que ya no hay hipocresía de por medio.
El libro que quería comprar se llama Moksha, de Aldoux Huxley. Tal vez ese título no te suene pero tal vez sí lo haga Las puertas de la percepción, que es un ensayo que viene incluido en la versión de Moksha que yo quería. Prefiero guardarme mi opinión personal del por qué lo quería, pero en parte se debía a la edición.
Por cierto, si estás tan ocupada todo el tiempo, ¿cómo llevas el atraso? ¿No te estresa o te aburre tu rutina?
Att: El chico al que ahora mismo no se le ocurre ninguna distinción.
4/02/2017, 21:17
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Nostrum
FanfictionLa secundaria Berkeley ha sido marcada por un suceso fatal que ha dejado serias secuelas en más estudiantes de lo que aparenta. Tras seis meses del incidente, el aire sigue cargado de tensiones, y los afectados aún intentan recuperarse, dos de ellos...