Matt #3

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De: quichelorrraine.monster@gmail.com
Para: wildeorkidea_19@hotmail.com
Asunto: Mi orgullo no te da las gracias porque es demasiado orgulloso, así que mi humildad te lo está comunicando

Desafortunada Orkidea:

Me apena leer que tu vida sea tan estresante. Es como si no tuvieras tiempo para ti misma. ¿Al menos puedes darte un respiro los fines de semana? De ser tú, me sentiría indignado si no.

Lo de la bendición fue tierno. No llegué a reírme, lo juro. Digamos que mi orgullo no solo recibió un cupcake de tu parte.

Fíjate. Nos vimos esta mañana, conversamos sobre cualquier cosa y ahora estoy aquí, sintonizándome con algo totalmente distinto. Es como si siguiéramos inconscientemente un código tácito que vino con nuestra amistad. Voy entendiendo el atractivo de comunicarse así por correos. ¿Y tú?

No sé preparar quiche lorraine. ¿Para qué si solo basta comerlo? Ni siquiera entiendo por qué me lo preguntas. ¿Qué la gente no se dedica solo a comer lo que le gusta? Comer es uno de los grandes placeres de la vida. Cocinar no está en la lista.

Cumplimos el mismo mes. Eso también es curioso. ¿Tú crees en la astrología? Yo me considero un escéptico, pero en el momento en que hay este tipo de coincidencias me entra la duda y, cuando sucede eso, pienso en mi mamá. Ella tenía una fe ciega en la astrología y sabía mucho al respecto. Hablaba de las casas, los ascendentes y las influencias de los planetas. A veces amanecía y decía cosas como «Hoy hay una conjunción entre Venus y Júpiter, ¡espléndido! Será un hermoso día, lleno de amor y vibras positivas. No por nada es la conjunción más añorada de todas las combinaciones astrales. ¡Aprovéchalo, Matt que esto solo sucede cada doce años!» Recuerdo eso bien porque ese día tuvo razón. Fue una de las mejores semanas de mi vida. Y aunque la he parafraseado, preferí agregarlo como cita porque sé que es la esencia de lo que ella me quiso decir y aunque no recuerde las palabras concisas, quiero remarcarlas como suyas.

No obstante, de tanta insistencia en signos y planetas y todas esas cosas, de tanto escucharla y verla tan metida en ello, yo adquirí resistencia. Fue precisamente su entusiasmo el que contribuyó a que yo perdiera el interés.

Ahora que lo pienso, pareciera que yo siempre tendiera a ir contra la corriente. Me gusta la literatura porque los chicos con los que siempre he convivido ni siquiera considerarían leer un libro por iniciativa propia. Me he acercado a ti porque me cansé de estar a merced de la soledad y eras esa persona con la que nadie más se juntaba. No creo que esa confesión me dé puntos contigo, pero la hago para que aprendas a sentirte cómoda conmigo.

Ahora viene lo que estabas esperando.

El año pasado, a mediados de mayo, yo era cercano a los integrantes del equipo de fútbol (porque soy parte del equipo). Harold Pane, nuestro antiguo quarterback, se la cargó con un estudiante, Will Solace. De alguna manera se apropió de su agenda íntima y convirtió su vida en un infierno que se salió de control por una página que creó en Facebook. Si me preguntas por qué lo hizo, no lo sé. Quizá simplemente es una mala persona. Aunque parece bastante personal, ¿verdad? Es una duda que nunca pude resolver, porque nunca me atreví a preguntárselo a Harold, o a cuestionarlo. En todo caso, yo le ayudé. Me pidió que atormentara a Will por este medio. Que jugara con su mente.

Harold no es tonto. Estaba acostumbrado a hacer estudio de campo (con su papel en el fútbol entrenaba esta habilidad) y utilizaba las habilidades de los que encontraba convenientes a su favor. Sabía que yo tenía inclinaciones por la escritura y me ofreció dinero a cambio de atormentar a Will. Acepté por dos razones: una porque le tenía miedo, sabía que si me negaba no quedaría impune; y dos, porque quería el dinero para comprarme un libro que codiciaba. Suena egoísta y estúpido, lo sé. Me dijeron que no era nada serio, que sería divertido. No pensé en las consecuencias de mis acciones hasta cuando tuve el correo ante mí, a punto de ser enviado.

Entonces fue cuando decidí que en lugar de atormentar a Will intentaría ayudarlo. Cambié algunas cosas de lo que había escrito e intenté prepararlo para lo que se le avecinaba, manteniendo una posición neutral y ambigua. Harold me descubrió más tarde y nos dio una paliza a Will y a mí. Me alegró no formar parte del posterior circo que montó Harold en contra de Will. Pero tampoco hice nada al respecto. Me dejé dominar por el miedo y por la vergüenza.

Y lo sigo haciendo. Todavía no puedo enfrentar a Will. Lo veo sin falta cada día, esperando el momento en que reúna el suficiente coraje para acercarme. Pero aunque haya dado un paso grande al acercarme a ti y eso indique que puedo repetir mi accionar con él, todavía tengo demasiado miedo de su rechazo, de que me juzgue y me condene por lo que le hice. Y sé que tendría toda la razón al hacerlo.

Porque yo soy un rebelde por naturaleza, pero también soy un cobarde.

Att: El chico que acaba de abrirte su corazón en cierto modo.

3/02/2017, 17:55

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