capítulo 4

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Narra Grecia:

-Es un hijo de puta-murmuré-se cree mi dueño y ni siquiera es mi esposo aún.

-Pero tendrás que obedecerle luego-murmuró.
-Haré de su vida un infierno, lo prometo.
-¿Grecia?

La puerta de mi habitación se abrió.

-Cariño-dijo con una cínica sonrisa, eso significa que me regañará más tarde-una jovencita que pronto se casará no debería encerrarse en su habitación con otra persona.

Entrecerré los ojos.

-Mamá, es mi amiga.

-Tranquila, amiga-murmuró- Josephineyo lo entiendo.
-Claramente ella tiene más modales que tú.

Suspiré.

-Bueno, ya se me hace tarde-Jo me sonrié.

-Te acompaño a la puerta.

[...]

-¡Ya sólo queda una semana!-dijo mi mamá muy emocionada, la costurera termina de ajustar mi vestido.

-Auch-me quejé cuando sin querer un alfiler se incrustó en mi piel.

-Lo siento, corazón-se disculpó.

-Será una gran boda, militares de todo el país están invitados, será una gran boda-repitió-hay muchas personas cocinando para ese día.

-Mamá-murmuré.

-No se mueva-me advirtió la costurera.

-¡Ah! ¡Mira ese escote! ¡Es muy pronunciado para una iglesia!
-Así lo están usando las francesas ahora.

-¿Francesas? ¡Pamplinas!-murmuró mi mamá ante el comentario de la costurera-ellas son unas sinvergúenza, siempre tan... grotescas.

-Mamá-advertí.

-Dios mío, ¡Debí tener un niño!

Arrugué la nariz.

-¡Silencio!

Enseguida mi mejilla ardió.

-Soy tu madre, no tu amiga, a mi me respetas.

Bufé.

Claramente el escote no era pronunciado, el vestido tiene mangas, me cubre los hombros, usaré un gran velo.

Cualquier princesa europea me envidiaría con este vestido. Miré la hora.

-Ya debo irme a dormir, mañana debo levantarme temprano.

Mi mamá sonrió.

-Exacto, mañana Roman te pasará a buscar para ir a misa.

Alcé las cejas.

Jamás he ido a misa de domingo con alguien que no sean mis padres.

-¿Es enserio?-gruñí.

-Si-dijo obvia mi mamá-es tu prometido, debes hacerte ver con él. Luego las misas de domingo serán con él... y pronto con sus hijos.

Arrugué la nariz.

-Oh, hija-se rió-el matrimonio debe ser consumado el mismo día de la boda... asi que prepárate, quiero ser abuela.

[...]
-Buenos días-saludó Roman a mi padre.
-Roman, que gusto verte-se dieron la mano.

Roman me sonrió de lado. Estúpido.

Mi madre salió de la cocina.

-¡Roman! ¡Que gusto verte!-me miró-la misa empieza en media hora... ¡Los prometidos deberían irse antes para recibir la bendición!

1939Donde viven las historias. Descúbrelo ahora