Capitulo 20

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Narra Grecia:

-Ave María Purísima.

-Sin pecado concebida- susurré. Cerré los ojos y suspire

- El Señor esté en tu corazón para que te puedas arrepentir y confesar humildemente tus pecados

- Padre per... doneme porque e pecado.

-¿En qué sentido, hija mia?

-En pensamiento, en acto... en todo, padre. Retuve las lágrimas.

-Sólo confesándote puedes sanarte y conseguir el perdón del señor.

Inhalé profundo.

-Engañé a mi esposo... con otro hombre, un hombre que me cruza por mi mente hace mucho. Este hombre me lleva a pecar tanto en pensamientos como en obras . Le confieso que me acosté con ese hombre, más de una vez... pero lo peor de todo es que me gustó.

-Es un pecado gravísimo del que me estás hablando, hija.

-Lo sé- me apoyé en mis brazos- no sé cómo reparar el error.

-Alejándote de ese hombre, prometiste ante Dios y los hombre eterno amor y fidelidad a tu marido y una vida de plena luz de Dios. Recuerda que una familia sana y agraciada ante Dios, no forma sus bases en engaños e infidelidad. Mi única penitencia para espiar tu pecado y librarte de tu angustia, es que reces con todo tu corazón, si de verdad buscas el perdón de nuestro señor. Además pido que tu esposo y tu fortalezcan ese lazo debilitado ante la tentación. Ahora hija mía, pide la misericordia divina.

- Jesús, Hijo de Dios, ten misericordia de mí que soy una pecadora.

- que Dios te absuelva de tus pecados. Amen.

[...]

Salí del confesionario y arreglé mi vestido. Me arrodille un momento a rezar. Luego caminé fuera de la iglesia.

-Grecia.

Ignoré su llamado. He estado evitándolo estas últimas dos semanas. No puedo verlo a los ojos sin imaginarme a Roman allá, recibiendo balas.

-Grecia, ¿Qué pasa?- agarró mi brazo, miré la iglesia y al sacerdote quien estaba en un punto cerca de la puerta, por un momento sentí que me miró fijamente- has estado evitándome todo este tiempo.

-John...- suspiré- por favor no hagas esto.

-Fui a tu casa mil veces, no me abriste la puerta, ¿Te hice daño? ¿Te pasó algo?

-John- tomé su cara entre mis manos-escúchame. Esto no está bien, yo estoy casada, ¡Tengo un hijo, Dios Santo!

Frunció su ceño.

-Pensé que...

-John, no hagas esto más difícil, por favor-sollocé.

-Grecia.

Miré a mi lado. Dios mío.

-Me dijiste que ibas a la biblioteca.

Mi mamá apareció con Connor en sus brazos. Acercándose mientras decía dicha oración. De repente se paro en seco, creo que a analizar la situación en la que me encontraba.

-Hija...

-Madr...

-Grecia, que es esto. No me digas que me has estado dejando a tu hijo para encontrarte con este.

-No, mamá- murmuré- sólo... nos encontramos y nos quedamos hablando-murmuré. Ella me miro no muy convencida , mas no dijo nada mas.

John me soltó.

[...]

Al llegar a casa.

Corroboré que Connor seguía durmiendo, bajé las escaleras y miré por la ventana quién tocaba la puerta a esta hora.

Bufé al ver quien estaba en esta.

-Vete, John.

-Déjame hablar... no puedes dejarme así.

-Fue un error, ¿Si?

-No puedes decirme eso, Grecia... ábreme, no puedes decirme esto con un muro entre nosotros.

-Así es mejor.

-Eso lo dices porque sabes que si me miras a los ojos no aguantarás. Se que tu me amas tanto como yo a ti. Se como te sientes, yo tampoco planee enamorarme de una mujer casada. Pero nadie manda en el corazón.

-Pero lo nuestro es un pecado ante los ojos de Dios- dije ahora mas cerca de la puerta

-Quien te dijo eso... Dios bendice al amor puro y verdadero, o al menos eso dice mi abuela. Si dicen que amarnos es un pecado, acepto la condena en el infierno, siempre y cuando este contigo. Aunque no creo que el cielo se desborde de rabia solo por que dos personas decidan estar juntas y vivir la fantasia, robada por sucesos terrenales.

- Ya empiezas a sonar como un loco hereje.

- No se si soy hereje, pero me declaro loco, loco de amor por ti mi reina.

Abrí la puerta conmovida por sus palabras. Él me sonrió

-Hola, preciosa. Lista para probar el fruto prohibido.

-Confiésate 7 veces John. Por que acabas de decir muchas estupideces

-Pero es cierto, además tu empezaste con tus "esto no esta bien a ojos de Dios". Sabes no siempre lo que dice la iglesia debe seguirse al pie de la letra, y creo Dios hace excepciones en nombre del amor. Yo te amo, tu a mi y donde hay amor ahí esta Dios.

Demonios, tiene razón. Me lancé a besarlo.

-Quien diría que , que mi madre me obligara a tomar clases de catecismo me serviría tanto como en estos momentos-

-Ay , a cállate.

Lo seguí besando, hasta que volvimos a acariciar nuestros cuerpos desnudos consumando nuestro amor ilícito.

Lo peor de todo, es que ocurrió mas de una vez... sino que siguió pasando... por mucho tiempo, semanas, Meses y lo todas esas veces lo disfruté.

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Bueno aquí esta el otro capitulo que les dije. Espero que lo disfruten y no olviden comentar para hacerme saber que les gusta.

1939Donde viven las historias. Descúbrelo ahora