Hermanas.

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A la mañana siguiente, Jiho abrió los ojos con pesadez, en cuanto mejoró su vista le hecho un vistazo al reloj, eran las ocho de la mañana y enseguida se levantó de golpe.

Se había dado una ducha rápida y se puso ropa cómoda que constaba de unos jeans negros y una blusa azul turquesa. Se peino y se puso unos botines.

Estaba en su enorme casa, casa en la que vivían sus padres, Eunseo y ella. La cosa fue que después de su declaración a Arin se fue a casa diciéndole que el chófer pasaría temprano por ella.

Cuando se dio cuenta ya eran las nueve, así que pensó que Arin estaría pronto abajo. Salió casi corriendo de su cuarto y se encontró con una sirvienta.

-¿Mi padre?

-Se fue hace una hora señorita Jiho.

-¿Y mi madre?

-Esta con la señorita Arin.

-Diablos. -miro a todos lados- Gracias.

Intento caminar más calmadamente tratando de no mostrarse ansiosa por ver a Arin, bajo las escaleras y en la enorme y fina sala se encontraban Yeyeon y Arin platicando.

-No solo ganaría yo, también tu. Eres una chica muy hermosa... -decía Yeyeon.

-Demasiado diría yo. -dijo Jiho acercándose a ellas con una hermosa sonrisa- Buenos días.

-Hola. -le dijo Arin correspondiendo de la misma manera.

-Hola corazón. -Yeyeon comenzó a hablar- Estaba hablando con Arin sobre...

Detuvo su plática al ver que Eunseo entro con unos lentes obscuros y levemente despeinada. Jiho al ver a Eunseo borro su sonrisa y se puso sería.

-Eunseo. -estaba por subir las escaleras pero el llamado de su madre la detuvo- Ven aquí.

-Ahora no. Atiende a tu visita.

-Eunseo. -la llamo con un tono de advertencia, y a Eunseo no lo quedo más que caminar hasta la sala y quedar cerca de ella- ¿Bebiste de más?

-Un poco. -Arin, Yeyeon y Jiho miraban a Eunseo.

-Quitate esos lentes, me fastidia que los uses.

-No.

-Rapido. -Eunseo se quitó los lentes dejando al visto sus ojos hinchados, Jiho y Yeyeon se sorprendieron al verla- ¿¡Acaso estuviste llorando!?

A Eunseo se le llenaron los ojos de lágrimas, no podía hablar o si quiera mirar a las presentes, solo hasta un momento, y eso, miró a Arin dejando que ella se diera cuenta de lo que pasaba.

-¡Ah! Yeyeon... Acepto ¿Podríamos hablar en privado unos segundos? -Yeyeon miró a Arin quien con una mirada cómplice le indicaba que salieran al menos de esa sala.

-Cla-Claro... Ehm... ¿Me acompañas al estudio?

-Por supuesto... Enseguida vuelvo. -le aviso a Jiho y Yeyeon junto con Arin caminaron hacia otro lado de la casa.

.

Y ahí estaban. Jiho y Eunseo con un ambiente incómodo, ninguna sabía qué hacer. Sin embargo, Jiho se había preocupado de más. Tenía tantos años que no veía a Eunseo a la cara y mucho menos con lágrimas recorriendo su bello rostro.

-Eunseo... -le hablo Jiho y la otra se aguantaba las ganas de llorar con sentimiento- ¿Estas bien?

-¿Porque no me odias? -logro decir con un nudo en la garganta.

-¿Eh?

-Hace años... Te hice sentir mal tantas veces... Y aún así me dabas mis obsequios cada cumpleaños... Hasta la fecha aún lo haces... Y ni siquiera me atreví a abrir alguno. ¿Porque no me odias Jiho?

Mi Secretaria.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora