「 Capítulo 28 」

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Nunca imaginó que podría existir un amor tan grande como para poder arrancar el suero de su mano y que le importara un comino la sangre y el dolor, lo único que quiere es tener más movilidad para buscar a sus bebés.

Cada segundo sin ver a sus niños es una punzada agobiante hacia su corazón, hay pasos en el corredor, seguramente las enfermeras ya escucharon la alarma que se encendió cuando se levantó de la camilla, es más, está seguro de que todo el hospital ya la escuchó, es jodidamente ruidosa y molesta.

—Señor Wang —la enfermera con más edad entra primero —vuelva a la camilla, usted está muy débil aún, caminar es peligroso.

—¡No se acerque! —exclama JungWoo, arrinconándose en una esquina de la habitación, sintiéndose tan pequeñito e indefenso que no puede evitar arrugar la bata con sus manitas temblando —¿Dónde están mis bebés?

—Su mano está sangrando, déjeme ayudarlo.

—¿Dónde están mis bebés? ¡Responda!

—Están con el señor Wang.

—¿YukHei?

—Sígame, pero por favor camine con cuidado.

Por primera vez un pasillo de no más de tres metros se le hace eterno, sus pies descalzos se sienten muy fríos al tocar el suelo del hospital, las gotitas de sangre que caen de su mano van dejando un rastro por donde camina, haciendo que las personas con las que se cruza lo vean raro.

Habitación VIP para invitados número 1296, su mano tiembla con más intensidad al sujetar el pomo de la puerta, un repentino llanto de bebé lo congela por unos segundos produciéndole a la vez un sentimiento inexplicable, la enfermera se aclara la garganta para sacarlo de su trance, JungWoo agacha brevemente la cabeza pidiéndole disculpas.

Al entrar a la habitación su cuerpo se congela aún más, si es posible, a casi un metro de él hay dos cunas, en la primera una niña llora como si no hubiera un mañana, en la segunda un niño duerme con toda la tranquilidad del mundo, está envuelto en una mantita azul que pone con bonitas letras, azules también, Chenle.

—¿JungWoo? —ChengXiao deja de lado la mantita lila en la que estaba tejiendo "Sana" y se pone de pie —Estás sangrando —frunce el ceño dirigiéndose hacia las enfermeras —¿Qué está pasando aquí?

—V-verá señora, es que lo encontramos así y...

Detrás de él parece que está a punto de estallar una guerra, pero poco le importa, sus ojos ahora son propiedad de los dos pequeñitos frente a él, tan preciosos y perfectos que trata de explicarse cómo es posible, pero no hay explicación, simplemente una alegría tan grande que siente ganas de llorar.

Instintivamente se acerca primero a la niña, algo dentro de él le pide que la proteja al verla derramar lágrimas, la desesperación trata de invadirlo, como si frenar el llanto de su pequeña fuera su principal función de vida y estuviera fallando miserablemente.

A pocos centímetros de ella, con sus brazos listos para sujetarla, nota por fin una presencia que había ignorado hasta el momento, Jackson. El señor Wang lo mira con seriedad, un color opaco pinta sus ojos como si tratara de esconder algo grande y oscuro detrás de ellos, la sonrisa que le dedica no es congruente con la ferocidad de su mirada y eso lo hace sentir inseguro, como cuando recién lo conoció, otra vez una pequeña bolita de nervios rodeada de grandes depredadores llamados Wang.

—Son preciosos, felicidades —dice Jackson levantándose de la mecedora que está junto a la cuna de Nana y prestando especial atención a la mano de JungWoo —deberías dejar que te curen eso, no queremos que te pase nada malo, ¿verdad? —añade acercándose a la puerta —Cuídate.

Kataboom | LuWooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora