kingdom

22 1 0
                                    

SeHun observa fascinado las instalaciones de aquel recinto. Todo el mundo va de un lado a otro con pantallas olográficas en sus muñecas. Centrados en sus mundos de códigos binarios, caminando solo por líneas iluminadas con neón de diferentes colores.
-Aqui muchacho, es donde vamos a cambiar el mundo.-su padre dice y el no entiende lo que pasa.
-¿por qué padre?- pregunta mientras se detienen frente a un vidrio, a SeHun le recuerda a un zoologico de los antigüos, de cuando la tierra era aún gobernada por humanos.
-ven acá bebé,- su padre lo carga- sé que solo tienes siete años pero mira lo que hemos logrado.- su padre gira completamente sobre sus pies mostrandole el espacio amplio que se abre frente a él- Observa sehun, hazlo con atención. Cada prototipo que ves aquí ha sido sometido a pruebas y exámenes para lograr nuestra meta.
-¿ y cuál es papi?- sehun pregunta curioso.
-Esa meta, mi niño, es la igualdad. El mundo ideal. Estos prototipos tienen tu edad corazón- su padre se acerca a a ventana, donde se mira a dos niños de no mas de 6 años jugando a atraparse el uno al otro.
De repente, los ojos del mas pequeño cambian a un violeta brillante y empieza a perseguir al mas grande quien se convierte en un pequeño cachorro de lobo el cual corre por su vida al rededor de la habitación.
SeHun preocupado mira a su padre, quien solo lo acerca y tapa sus ojos. Por una ranura, SeHun observa como ahora el que antes era un cachorro tiene sus iris rojos y el pequeño ojivioleta es un lobo color mate. La carrera sigue solo que ahora presa y predador han cambiado, todo hasta que dos personas en trajes de protección entran a la habitación y disparan a cada niño, quienes caen laxos al suelo para luego ser recogidos y retirados de la habitación.
Sehun se voltea hacia su padre, ojitos aguados y un dolorcito en su pecho lleno de preocupación.
-Padre ¿que les va a pasar? No quiero que los inyecten- un hipido sale mientras habla. Su padre lo mira con ternura y acaricia sus cabellos.
-Hunnie, sabes que es necesario. Podrían hacer un desastre si no los controlamos, incluso podrían morir ¿quieres que mueran?
El pequeño niega desesperadamente con los ojos abiertos.
-Bien, entonces deja que ellos se encarguen de sus inyecciones y yo de las tuyas ¿si?
SeHun baja la cabeza, resignado. No le gusta que su padre lo inyecte, duele, y cada vez siente que debe obedecer aunque no quiera. Solo pensarlo le hace fruncir el ceño.
-Está bien padre- una parte de su mente le obliga a responder.

-SeHun, ven aquí- El chico de 19 años se acerca hacia su padre.
El señor Oh agarra su brazo y saca un cuchillo grueso para despues clavarlo en su antebrazo.
Grita de dolor y trata de alejarse de su padre, quien ahora retuerce el cuchillo violentamente.
-¡no! Para, por favor- Sehun habla con lágrimas en sus mejillas ojos llenos de dolor suplican a su padre una tregua.
Entonces su padre para toda acción.
-espero que puedas perdonarme Se.- el señor Oh habla y algo en su mente se activa.
-Está bien padre, sé que no lo hiciste con intención. Por favor solo no lo hagas la proxima vez.- habla casi entre dientes, en contra de su voluntad.
Su padre lo mira preocupado.
-Por favor Se, rindete de una vez o va a ser peor. Tendremos que aumentar la dosis cariño.- el hombre lo mira con preocupación y SeHun no entiende su comportamiento.
Trata de correr cuando su padre cruza la sala para agarrar una jeringa del maletín que esta en la mesa al lado de su cama.
-Todo va a estar bien Se.-habla el hombre mientras atraviesa la aguja en su hijo- Alístate para la noche, tienes que conocer a dos invitados.

-Señores, este es Oh SeHun, su proximo consejero cuando suban al trono- el señor Oh le obliga a hacer una reverencia respetuosa y él, atontado aún por la dosis extra se deja hacer sin más.
-Hola SeHun, mi nombre es Do KyungSoo y este es mi esposo Byun BaekHyun.- ambos jóvenes sonrien amablemente hacia él asi que no puede evitar mostrar una sonrisa de vuelta-Espero que podamos llevarnos muy bien y nos ayudes a llevar nuestros ideales de bien por el mundo.
Su sonrisa vacila un poco, pero no lo suficiente para que alguien lo note.
-Seria un honor, su alteza- dice mientras recuerda las palabras de su padre.
Tratalos como su fueran los reyes de esos cuentos antigüos que tanto te pasas leyendo.

EntelequíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora