Premoniciones

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Nadie podía controlar al pelipalmera, ya había acabado con la vida de todos los habitantes del planeta Arlia y aun así su ki no dejaba de incrementarse a cada segundo, sus ataques se volvían cada vez más mortíferos y el planeta por completo temblaba, desde pequeñas rocas, cuerpos sin vida de los arlianos y hasta grandes edificios se elevaban en el aire.

-¡¡Detente Kakarotto!! - gritó Vegeta algo asustado, todo se le había salido de las manos - ¡destruirás el maldito planeta y así no lo podremos vender!

Sin embargo Goku estaba fuera de sí, su cola golpeaba su pierna con demasiada fuerza y sus ojos no mostraban su pupila, estaban completamente blancos.

Sus cabellos azotaban el viento con fuerza, en momentos eran negros y en otros dorados hasta que por fin quedaron rubios.

Su cuerpo iba aumentado musculatura, las venas se le marcaban. Fase uno, fase dos, ¡inclusive alcanzo la fase tres!

-¡¡Tarble al suelo!! - gritó Radithz impresionado, haciendo uso de todo su buen juicio para apartar la mirada del guerrero de la Tierra, sentía un cambio brusco en la atmósfera y eso no podría ser bueno.

El peliflama menor apenas tuvo tiempo de mirar por última vez cuando la gravedad del planeta aumento y cayó por si solo al suelo rocoso.

Lo mismo sucedió con Vegeta y Radithz, apenas tocaron el suelo la gravedad volvió a la normalidad, al parecer Goku había acumulado demasiado poder qué se volvió el centro de la gravedad.

Levantaron la cabeza apenas unos centímetros del suelo para mirar al pelipalmera.

Goku se había quedado estático, con la mirada clavada en el suelo, tenía los puños apretados y su cabello volvía a ser negro, sin embargo este crecía y se encogía mientras se movía con el viento.

Levantó la mirada del suelo y sus ojos sin pupila se clavaron directamente en Vegeta, sus tensos músculos del rostro se relajaron y mostraron una sonrisa, y antes de que cualquiera lo pudiera prever, se lanzó disparado contra el peliflama, creando dos bolas de energía en el acto.

Los ojos de Vegeta se abrieron inmensuradamemte, en sus ojos se reflejaba la imagen de Goku, el reflejo de su propia muerte...

***

-el escuadrón K regreso tres días después, justamente como se le fue ordenado, ¿estado de la misión? Un éxito. - informó el pelipalmera al rey, sonriendo con arrogancia mientras leía el informe de las fuerzas armadas saiyajin - el escuadrón W acaba de salir al planeta 324.

-muy bien Bardock - contestó el rey, caminando a su lado, tenían como destino llegar al salón donde se encontraba la guardia real. - esta vez quiero que te sientes a mi lado a la hora de recibir los informes - ordenó de manera seria.

-¿que? ¿Por qué? - preguntó Bardock arqueando una ceja.

-haz lo que te ordeno.

-sí, su majestad.

Juntos entraron al salón, donde los lacayos al ver al rey Vegeta hicieron una pronunciada reverencia, levantándose solamente cuando el Rey, junto a Bardock se sentaron en los tronos.

-¿qué es esto Vegeta? - preguntó el pelipalmera en voz baja admirando donde se sentó, no era cualquier silla, sino un trono igual de magnífico qué el del rey.

-tu lugar de ahora en adelante - respondió el rey con voz firme, sonriendo pero sin mirar al menor.

Bardock iba a contestar pero un fuerte dolor de cabeza lo hizo apoyarla entre sus manos, los pequeños quejidos qué soltaba alertaron tanto a los lacayos como al rey.

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