Capítulo 6

177 14 4
                                    

Yuliy

Entro a la escuela cansado, después de tener esa extraña sensación al ver la carta fui directo con mi madre para poder desayunar e irme de inmediato. Las letras redactadas en ese sobre me dejaron muy confundido y nervioso.

Me siento en mi butaca, saco mis audífonos y pongo la música a todo volumen. Cierro por un momento los ojos y trato de relajar mi cuerpo para evitar toda la tensión. De repente, siento algo en el aire, siento como mis ojos cambian así que por lo tanto no los puedo abrir, me podrían descubrir. Huelo desde lejos que alguien se quiere acercar, alguien se mueve hasta mi pero pasa de largo y me evita. Siento a la persona que quiso acercarse pero no noto quién es. No puedo moverme, pero sé que esa persona es el motivo de todo mi estrés pues mi cuerpo reacciona demasiado mal, alerta de que algo va a pasar.

Cuando un suspiro sale de mi, abro los ojos y los mantengo bien abiertos. Mis manos tiemblan y quieren atacar pero no puedo, no puedo hacer nada. Con cuidado me giro en mi asiento para mirar detrás de mi y lo que veo me sorprende.

—¿Qué? —digo en voz alta, sorprendido y a la vez molesto.

La persona no habla, se mantiene seria y con un aura tenebrosa. No se parece en nada a como antes era, esta vez es diferente y lo sé por sus ojos. Sus ojos están rojos color carmesí, un color vivo y vivaz que es capaz de adentrarte a algo distinto, a algo mágico y que solo un vampiro es capaz de hacer eso. Te puede controlar, te puede provocar solo con su olor y es capaz de hacer lo que sea para obtener lo que quiere.

—¿Qué diablos haces aquí? —digo susurrante, con miedo a que alguien nos escuche.

Miro a todos lados y veo que no hay nadie, solo estamos ella y yo. La luz parpadea y hace la escena más preocupante pero a mi no me da miedo, no me dejo intimidar por ella. Muchas preguntas se hacen en mi mente y quieren salir para saber la repuesta.

—te dije que pronto sabrías de mi. —sonríe feliz, algo emocionada.

Me quedo pensando en la carta, no pensé que fuera tan pronto.

—no pensaste que fuera tan pronto ¿verdad? —dice con un brillo en sus ojos, ella pudo descubrir lo que yo estaba pensando.

Ella puede leer mi mente, demonios.

—¡¿a qué estás jugando?! —gruño con fiereza, molesto de sus estúpidos juegos.

La carta y su presencia ese día fueron algo aterrador, algo enigmático que me gustaría descubrir ahorita.

—te extrañé tanto... —se levanta del asiento y se acerca más a mi.

Yo me levanto también para mantener la distancia, no quiero saber nada de ella. No quiero sentir nada, no quiero descubrir algo que no quiero saber.

—aléjate... no quiero saber nada de lo que vayas a decirme. —digo serio, mantengo mi postura aunque sé que en cualquier momento puedo atacar sin control.

—¿por qué no? Quieres saber la respuesta desde hace tiempo, quieres vengarte por ello y no quiero verte sufrir más. —dice sin mostrar algo de falsedad.

Mis nervios se ponen de punta, no quiero pensar o imaginar algo que sé que no puede ser real, no quiero que sea real.

—no quiero herirte, pero tienes que saber la verdad. —se acerca a mi y yo me quedo quieto.

No quiero moverme, mis instintos me dicen que algo está apunto de ocurrir pero lo malo es que no sé si es algo bueno.

—dime... ¿Qué es lo que me tienes que decir, Emily? —paso saliva nervioso, siento que mis ojos brillan, mis ojos están de color azul porque saben que esto no es normal.

Mi cuerpo sabe que esto no está bien.

—sabes... me hubiera gustado durar más con este momento, me hubiera gustado saber más de ti y tratar de acercarme pero sé que no se va a poder. —se encoge de hombros y una mirada de tristeza surca en su cara.

—¿por qué? —pregunto.

Ella acerca su boca a mi oreja y yo me paralizo. Mis manos están listas para atacar cuando sea necesario, no importa que me lea la mente, esto aquí no va a terminar nunca.

—porque sé sobre ti, sé sobre tu hermano. —susurra en mi oreja con voz temerosa.

Mis ojos se abren más de lo normal, mis ojos se encienden más de ese color azul que nos identifica, mis colmillo salen y las venas azules aparecen por mis brazos y rostro. Con rapidez tomo del brazo a Emily y la empujo contra la pared, sostengo sus manos con una mano y con la otra aprieto su cuello para inmovilizarla. Mi corazón late con fuerza, y pienso en demasiadas cosas que no deberían pasar, pero quiero que pasen.

—¿Quién eres en realidad? —mi voz suena hostil, severa y algo ruda.

Ella sonríe, pero noto que su cuerpo tiembla, ella tiene miedo y no puede negarlo. No puede esconderlo.

—¿recuerdas que soy un vampiro? —dice con arrogancia.

—claro que lo recuerdo, lo que me sorprende es que no hayas hecho nada. —digo en respuesta, mi mano aprieta de nuevo su cuello y noto que realiza una mueca.

Lo que si me asusta es que no haya llegado nadie, que nadie fuera capaz de entrar al salón y nos viera así.

—no te preocupes por eso, nadie llegará a descubrir esto. Ya me hice cargo. —ríe y pasa una mano sobre mi rostro.

Bufo al notar sus movimientos, lo que quiere hacer. Después de acariciar mi rostro, pasa su mano por mi cuello y lo aprieta con fuerza tratando de hacer lo mismo. Yo no me asusto y aprieto más su cuello con mi mano, sus ojos siguen más rojos que nunca y eso me deja algo atónito pues se parecen mucho a los ojos de Mikhail, se me hace algo sorprendente.

—¿Qué es lo que buscas?, ¡¿qué quieres de mi?! —grito más furioso, desesperado por la respuesta.

Sin esperar algo por parte de ella, habla con extremo cuidado. Lo dice sin titubear y eso me deja helado, inmóvil y unas lágrimas recorren mi rostro de inmediato, mi corazón parece como si se fuera a parar por el miedo y la sorpresa de lo que dijo.

—te quiero a ti, quiero que estés conmigo. Sé que no vas a creerme pero yo... yo soy Mikhail.

El alfa Yuliy©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora