Yuliy
—¿Quién es ella? —pregunta de nuevo mi madre al saber que esto es demasiado extraño.
Yo pienso de nuevo, no es nadie. No debe ser nadie para mi. Pero aún así, siento algo muy dentro de mí corazón, es más fuerte que todo lo que he sentido antes y eso me molesta tanto.
—nadie, ya les dije que no es nadie. —digo apretando la quijada, intento mantener la compostura.
Por más que quisiera creerle, por más que quisiera ir corriendo hacia ella... no sucede nada. No quiero arriesgar las cosas en mi familia, no quiero que piensen que aun busco la posibilidad de regresar a Mikhail con vida. Desde que mi padre se fue lejos de nosotros, desde el momento en que jamás regresó también dejó ese vacío pero no tanto como mi hermano. Recuerdo que aún estaba pequeño cuando mi padre se fue y los momentos que compartí con él se desvanecieron por completo. Es por eso que el dolor ya no es tan fuerte como antes. Estoy acostumbrado a que me dejen solo.
Sin decir nada y con la mirada baja, me retiro de ahí y me adentro a mi casa. El olor a polvo y a viejo me causa confusión, casi no estoy en casa porque siempre me encuentro en el bosque, huyendo de la realidad. Sé que he sido irresponsable porque no me he hecho cargo de los demás, de mi madre y menos de los deseos de la manada. Debería preocuparme pero no me interesa. Subo las escaleras con flojera y encuentro la puerta de mi habitación abierta.
Yo no la había dejado así.
Con inseguridad y una extraña sensación, entro a mi habitación y observo en todas direcciones. No hay nada y eso para mi es un alivio más. Me dejo caer en la cama con cansancio y aviento la mochila lejos de mi vista. Suspiro y cierro los ojos, no aguanto más. Pero, justo en ese momento en el que quería paz... todo se vuelve a derrumbar.
—deberías creerme, deberías estar conmigo. No te pido más, con los sueños que has tenido... —la voz hace eco en la habitación y yo abro los ojos de inmediato.
¿Qué hace aquí?
¿Cómo entró?
¿Por qué es tan insistente?
Su rostro rojo de la furia, sus mejillas bañadas en lágrimas me muestran un pedazo de ella. Me siento en la cama y contemplo su aspecto, no sé qué es lo que tiene que me hace dudar. A ella le tiembla el labio inferior e intenta hablar pero no puede, está cansada.
—¿Por qué insistes en lo mismo? ¿Qué quieres? —pregunto desesperado y siento como mis manos tiemblan.
Fijo mi vista en la ventana abierta, las nubes se acumulan de nuevo en el cielo, mostrando que de nuevo lloverá. Me resulta inútil seguir dándole vueltas al asunto. Sin esperar más por parte de ella me levanto de un salto de la cama y voy en su dirección. Emily retrocede asustada y pasa sus manos enfrente de mi para detenerme pero yo ya estoy harto. Siento que mis ojos brillan, deseosos de ver la sangre correr por mis manos. Siento la adrenalina que siempre surge en mi cuando estoy apunto de atacar, recuerdo esto cuando mataba junto con los demás. Los extraño pero fue bueno dejar esa vida y comenzar otra.
—detente, yo no quiero hacerte daño. Solo quiero que comprendas que... —la callo de inmediato con un rugido.
Mis manos pican también deseosas, no me importa que sea una mujer. No tendré piedad con ella. Emily se pega a la pared en donde ya no tiene escapatoria, sus ojos brillan por el asombro de mis acciones. Cuando estoy apunto de alzar una mano para atacarla, ella se mueve ágil como un gato y posa sus manos en mis hombros. Me sacude sin parar mientras susurra algo que me impacta.
—recuerda que soy real, esto no es un sueño más. Quiero que vengas conmigo para explicarte todo lo que sé. No quiero hacerte daño porque conozco la forma en que me miras al igual que conozco lo que tanto odias.
Mis ojos se abren y mi mano alzada se paraliza. Mi respiración se detiene y siento que todo el mundo se ha detenido, no escucho nada, no siento nada. Ella con sus ojos rojos me mira con astucia y determinación. No piensa rendirse fácilmente pero yo ya lo he hecho. No quiero más excusas, más explicaciones, más pesadillas en donde me encuentro con él y siento que me da la mano solo para arrastrarme hacia donde está Mikhail.
—no, no permitiré que me cambies. No quiero cambiar lo que soy. Ya viste que no tengo nada que darles a los demás, no me hagas perder más mi humanidad. —suplico y me suelto de sus manos.
Ella no me detiene, ella no corre hacia mi. Emily se queda parada en su sitio mientras me ve desmoronarme por completo, me observa con una mirada que no tiene vida. Tal como él.
—estaré siempre en tus sueños Yuliy, quieras o no siempre estaré a tu lado y si no entiendes a las buenas... será a las malas. No digas que no te lo advertí. —susurra con voz fría y severa.
El viento sopla y hace que algunas hojas se metan a la habitación, el frío recorre mi piel y me deja escalofríos. Mi mente divaga, mi cabeza se pierde y se hunde en un lugar inexplicable. Entiendo que lo que ella dice es una amenaza, que atacará si no la escucho. Tal vez sea un sirius normal, con temores y más débil que los demás pero no permitiré que ella me quite más cosas, si él en realidad es mi hermano entonces no dejaré que él me quite lo que me queda.
Cuando volteo justo para decirle que eso jamás sucederá, ella se ha ido. No está y eso me deja en claro que ya empezó el momento de luchar, el momento que mi hermano esperaba. Tal vez Mikhail desde el inicio intentaba darme una advertencia mediante los sueños para que corriera lejos o me uniera a los vampiros. Aquí están las consecuencias de no hacerle caso a mi hermano mayor. Con desesperación observo el paisaje que me da el bosque y veo que todos las personas se reúnen en las afueras. Esto me extraña y a la vez me pone asustado ¿Qué estará pasando?
En el pequeño balcón de mi habitación intento ver qué es lo que traman, todos se amontonan en algo o mejor dicho en alguien. Cuando mi madre sale de la casa por el alboroto me digo a mi mismo que esto no está nada bien, que me da mala espina. Aun así intento ver y mi madre se abre paso cuando todos le miran confundidos. Parpadeo desesperado por ver y cuando mi madre se detiene y ve a la persona que está en el suelo... mi mundo de rompe en dos. Mis ojos se abren y me paralizo viendo al sujeto en el suelo. Mi madre se agacha y noto que sus lágrimas son debido a la alegría y tal vez tristeza.
Aún no lo puedo creer, esto no es real. No puede ser real porque yo mismo lo vi en su sarcófago. Mi corazón parece detenerse y la lluvia empieza a venirse de nuevo con fuerza. Todos murmuran asombrados y se preguntan lo mismo que yo. Mi mente se encuentra vacía y mis pensamientos dan a la misma pregunta:
¿Está vivo?
Paso saliva ya que no puedo reaccionar a lo que veo, no creo poder olvidar este momento. Justo cuando pienso retirarme y correr para ver de cerca la situación, unos ojos rojos se posan en mi y todo mi ser cae. Su cicatriz en su rostro me hace olvidar todo y su cabello blanco me dice que es él. Él está de nuevo aquí. Su sonrisa se ensancha y puedo ver que sus labios se mueven en un leve susurro que el viento se lo lleva de inmediato, aún así pude entenderle a la perfección.
—he vuelto...
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El alfa Yuliy©
FanficLos lazos que lo atan a su querido hermano jamás se han ido. Yuliy, incapaz de perdonar la muerte de su hermano, se adentra a un mundo en donde los sueños le indican que Mikhail está aún con él, que jamás se va a ir de su lado. Sin embargo, la pesad...