Capítulo 15

73 6 0
                                    

Yuliy

El dolor al decir aquellas palabras me atraviesa el pecho, me siento mareado y confundido. Escucho voces a mi alrededor y cuando mi vista vuelve a la normalidad, mis ojos captan los bellos ojos de Mikhail. Aquellos ojos carmesí me ven con determinación y los colmillo que salen de sus labios me dejan sin habla, no puedo moverme y tampoco veo cuando él se acerca a una velocidad sorprendente hacia mí.

—espero y no te arrepientas de esto. Me dolerá demasiado saber que odias ser de mi especie. —habla con voz ronca y sin esperarlo me toma del cuello.

Cierro los ojos y por acto reflejo mis brazos van hacia él para abrazarlo con fuerza. Tengo miedo y aunque no me guste admitirlo solo sollozo en mis adentros. El viento corre y mueve mi cabello a un lado, me deja distinguir el aroma de mi hermano; tan dulce pero a la vez extraño. Parece como si hubiese sido ayer que soñé por primera vez con Mikhail.

Estaba solo, varado en aquel lugar que no le hallaba forma. Por más que hablaba y me movía, no podía hacerlo y cuando él se posó delante de mí no pude evitar llorar por la sorpresa. Quizás ese sueño era una advertencia de que él iba a regresar. Y así fue. Cada día pasé sufriendo, queriendo que la noche llegara para volver a verlo, pero los sueños eran distintos. Cada vez se sentía más real, parecía como si en verdad estuviese vivo y hasta podía tocar su mano y poder oler su dulce aroma. Mi madre no sabe el dolor que he estado pasando desde que lo vi de nuevo pues ella sabe que el día en que él murió, yo no hablé, ni siquiera dormí porque la imagen seguía muy fresca en mi mente.

—deja de pensar en él pasado, Yuliy— una voz se hace presente en mis pensamientos y tengo que hacer acopio de mis fuerzas para responder.

Sé que es Mikhail que aún no me ha mordido porque sabe que mi vida depende de ello. Sabe que me duele en lo más profundo de mi corazón dejarme morder por él y convertirme en lo que más odio en esta vida, en lo que mató a mi padre y casi a mi madre.

Sin embargo, cuando aquellos recuerdos siguen en mi mente, por fin lo hace. Mis uñas se clavan en su espalda y no puedo evitar gritar del dolor. Puedo oler la sangre que corre, mis piernas se debilitan y caigo al suelo junto con él. Cuando decido abrir los ojos, estamos sentados, él aún sigue bebiendo de mí mientras que yo veo a Emily sonriendo con malicia. Paso saliva y una nube de oscuridad me invade, siento que mis manos cada vez se debilitan y al final mis brazos caen a lado de mis costados. Mi cabeza da vueltas y lo último que puedo sentir es que Mikhail bebe más de lo que es necesario.

Quiero detenerlo porque podría matarme pero eso ya no me importa más. Desde hace tiempo dejo de preocuparme por mi futuro y el de mi hermano. Por lo tanto, mi cabeza cae hacia a un lado y me pierdo entre la negrura del bosque.

El alfa Yuliy©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora