𝟎𝟎𝟖

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Frío, mucho frío.

Mi cabeza dolía como el infierno y mi intento de buscar calor fue en vano.

abrí mis ojos.

¿Dónde estoy?

Me levante de golpe y recorrí la mirada por todo el lugar, entrando en pánico, sentí algo en mis manos, las observé y efectivamente, una vendas blancas las cubrían por completo, solo dejando ver la punta de mis dedos, que estaban teñidas por un color rojizo. Los recuerdos de ese horrible gimnasio comenzaron a invadir mi mente, mientras un dolor recorría todo mi cuerpo. Me sentía cansado.

Estaba en una habitación, algo oscura, de paredes pintadas de gris. Una cama negra, en la que estaba sentado. En una pared lejana había una gran ventana llena de barrotes, cubiertas por unas delicadas cortinas blancas. Una pequeña, pero linda cocina y un moderno televisor. Tengo que admitir que el lugar es algo aterrador y frío, muy frío, pero aún así me causaba una seguridad y calidez inexplicable.

Oí unos pasos aproximarse y rápidamente me volví a recostar sobre la cama, intentando regular mi respiración, que se volvió agitada por el miedo que sentía en ese momento.
escuche como alguien entró en la habitación y un montón de preguntas invadieron mi mente, pero la que más se destacaba era; ¿quién es?

La persona cerró la puerta, intentando no provocar ruido alguno, o eso supuse en ese momento, ya que de ser cualquiera hubiera tirado un portazo y ya. Se me acercó lentamente y sentí como clavaba sus ojos en mi. Acaricio una de mis mejillas y rápidamente poso una de sus manos sobre mi frente.

- Mierda, aun está hirviendo.- lo escuche maldecir en susurro.

Su voz, no era una voz que causara miedo o estuviera llena de maldad y burla, al contrario, se escuchaba angustiada y preocupada. Mi corazón se aceleró rápidamente y mis manos comenzaron a temblar. Un frío aire golpeó mi rostro, haciendo temblar mi cuerpo al instante. Él lo noto de inmediato, me observo unos segundo y se alejo unos pasos de mi.
Cinco segundos después sentí como una manta descansaba sobre mi pequeño cuerpo, deteniendo un poco el frío, haciendome sentir un poco más seguro. Escuche como caminaba hacia otra dirección y aproveché de abrir disimuladamente mis ojos, solo un poco. Y allí estaba, un chico alto, de espalda fuerte y cabello negro parado frente un pequeño refrigerador. Llevaba pantalones negros y una polera negra simple. Cerró fuertemente la puerta de este y se giró, dejándome ver su perfil, en ese instante me fijé, que el chico llevaba un cubre bocas negro también. Impidiéndome observar bien su rostro.

Comencé a toser repentinamente llamando la atención de aquel desconocido, aún con los ojos cerrados y recostado en esa ajena cama, seguí tosiendo como un loco, como si estuviera ahogándome.

Bien Jisung, eres muy bueno haciéndote el dormido, muy disimulado.- pensé.

El desconocido se acercó a mi y me comenzó a llamar rápidamente, sentándome sobre la cama, entre abrí los ojos, solo un poco, mientras el chico golpeaba delicadamente mi espalda.

- Diablos, ¿estás bien?.- exclamo preocupado.

Mirándolo directo a los ojos, no supe qué hacer, no sabía quién era, no sabía dónde estaba, mi cuerpo dolía, mis manos ardían y estaba ahogándome con mi propia saliva en esos momentos, frente a un completo desconocido. Mi estomago rugía y de paso tenía muchas ganas de ir al baño

¿Qué podría ser mejor?

- ¿Estás bien?.- repitió con el mismo tono de antes.

- ¿Quién...?, ¿quién eres?.- pregunte en susurro.

- No has respondido mi pregunta, ¿estás bien?.- insistió con molestia.

Me sentía como un tonto, de verdad un tonto, siquiera sabía porque no salía corriendo de esa habitación. Al fin y al cabo ese chico podría ser un lunático, podría hasta haberme secuestrado y yo allí mirándolo a los ojos, mientras muero ahogado...¡con mi propia saliva!

eres humillante, han jisung.

- Estoy bien.- respondí fuerte.- Ahora dime, ¿quién eres y que hago aquí?

El chico frunció el ceño.
Se levantó rápidamente, aún observándome y se quitó el cubre bocas.

Mierda.

Parecía haber salido de estas películas de chicos malos. Y si fuera así, el sería el guapo popular, que hace suspirar a todo el mundo, y bueno, yo sería todo el mundo.

En esos momentos me sentí completamente humillado, observé mi vestir, llevaba los pantalones blancos del uniforme y estaban completamente sucios. Trague en seco cuando me fijé que llevaba una polera negra manga corta, que no recuerdo haberme puesto en lo absoluto.

Sentí vergüenza. al solo pensar que ese chico había visto mi horrible y esquelético cuerpo, lleno de cicatrices y moretones. Lleno de odio y desprecio, solo quería salir de allí rápidamente, correr hacia Felix y llorar en sus brazos, mientras le cuento todo lo malo que me han hecho. ¿Realmente merezco esto?

No me di cuenta cuando comencé a llorar desconsoladamente. Todo era tan injusto, estoy enfermo y no tengo cura. Quiero sentirme querido, quiero sonreír, quiero ser feliz.

He estado pensando en mi vida...
¿sería mejor si me muero?

- Soy Minho.

Lo mire aún llorando, sus ojos reflejaban preocupación y tristeza.

- Jisung, por favor no llores.

𝐃𝐢𝐬𝐭𝐫𝐢𝐜𝐭 𝟗 ➵ 𝘮𝘪𝘯𝘴𝘶𝘯𝘨; 𝘴𝘬𝘻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora