𝟎𝟎𝟗

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- No puedo, no quiero seguir.

- No puedes irte.- respondió seco.

- Tú no me das órdenes.

Lo ignore y me levante dispuesto a irme.
En ese mismo instante sentí como unos fuertes brazos me empujaban bruscamente devuelta a la cama.

- ¿Eres sordo o qué? te he dicho que no puedes irte.- gritó enojado.

Su pecho subía y bajaba rápidamente, sus manos estaban hechas un puño, tenía las mejillas rojas y sus ojos reflejaban enojo. En ese instante toda la seguridad que sentía se esfumó por completo, se acercaba cada vez más, mientras murmuraba palabras que no lograba entender.

- No me golpees, por favor.- supliqué con un hilo de voz.

- ¡Mierda! no voy a golpearte, pero quédate quieto y no me desobedezcas.- volvió a gritar enojado.- Espero este inútil no se tarde mucho en llegar.- se dijo para sí mismo.

No dije ninguna palabra más y recosté mi cabeza sobre una suave almohada, observé como Minho se marchaba a hacia la cocina con un bolso negro, y sacaba de él un cuchillo ensangrentado que en cuestión de segundos lavo y volvió a guardar.

Miró rápidamente hacia mi dirección, haciendo que nuestras miradas se encontraran.

Corre; pensé.

Pero mi cuerpo se sentía inmóvil ante el.

Relamió sus labios y volvió a poner su atención en el bolso.

- No es lo que crees, pero en realidad no me interesa.- dijo seco.

No respondí, no necesitaba hacerlo y tampoco había una respuesta que dar. ¿Que debería decirle?, "por favor no me mates" o quizás... "tranquilo, debe haber otra explicación para tener un cuchillo ensangrentado, a todos nos pasa". El miedo invadió todo mi cuerpo, comencé a temblar y mi estomago dolía como nunca, siquiera sabía cuando tiempo llevaba, tampoco sabía cuando saldría de allí.

- ¿Tienes hambre?.- preguntó.

Abrí mis ojos de golpe.

- N-no, no tengo hambre, gracias.- respondí.

- Claro que si tienes.- me observo con burla.

- Si tan sabio eres, ¿para que preguntas?.- escupí con molestia.

El me miro sorprendido y se levanto rápidamente de uno de los sofás en los que estaba sentado. Me fulmino con la mirada y tomo una bolsa que descansaba sobre la mesa, mientras se acercaba lentamente a mi. Sus ojos reflejaban indiferencia. Se paró justo a mi lado y me tendió la bolsa.

Lo observé dudoso.

- Tómala, es una orden.

Sin pensarlo dos veces la quite rápidamente de sus manos.

- Ahora come.- ordenó nuevamente.

Abrí la bolsa y esta contenía un pequeño plato lleno de ramen y unos palillos para poder comerlo. No lo pensé dos veces, mi estómago gruñía de alegría, porque quizás desde hace cuanto tiempo no comía.

No pasaron más de 5 minutos y mi plato ya estaba completamente vacío. Un pequeño eructo se escapó de mis labios y rápidamente cubrí mi boca, muy avergonzado.

Escuche una pequeña risa desde el otro lado de la habitación, mire de reojo y ahí estaba, con un pequeña mueca aguantándose la risa, haciendo que mis mejillas se volvieron rojas al instante.

Cuando estuve a punto de decir algo, se escucharon unos pequeños golpes provenientes de la puerta, haciendo que Minho se volviera serio en cuestión de segundos. Se levantó y abrió lentamente la puerta.

- Jisung, jisung, jisung, mi niño, lo siento tanto, lo siento por dejarte solo.- escuche a un desesperado Felix entrado rápidamente a la habitación y tirándoseme encima de mi.

- Dije que no te dejaría solo, lo siento tanto, perdóname, ¿me perdonas verdad?.- lo observé y vi como un gran moretón adornaba uno de sus ojos llenos de lagrimas.

- Felix, no te disculpes, no se que paso , no se que hago aquí, mi cuerpo duele, ayúdame por favor.- lo abrace mientras comenzaba a llorar.

- Ya estoy aquí, muéstrame tus manos.- las tomo cuidadosamente quitando las vendas.

- ¡Mierda!, ¡Lee Know!, por favor, tráigame alguna pomada o algo.- gritó nervioso.

¿Lee Know? lo mire confundido.

Minho desapareció entrando a una habitación, que al parecer era el baño. Salió de él rápidamente tendiéndole la famosa pomada.

- Muchas gracias, de verdad muchas gracias.- murmuraba Felix haciendo reverencias, nervioso.

- No hay de que.- respondió fríamente Minho.

Felix volvió su vista hacia mi y comenzó aplicar un poco de pomada sobre mis quemaduras, haciendo que el ardor disminuyera poco a poco. El se veía tan agotado y preocupado, tan roto y destrozado. Quería saber quien fue, quien fue el que le hizo eso en su rostro, quería saber que clase de lugar era este.

- Lo siento, de verdad es mi culpa.- susurró apenado.- ¿Vamos sí?, te daré un baño y prepárate algo para cenar.

Minho observaba en silencio desde un rincón.

Se quitó la chaqueta rápidamente, poniéndola sobre mis hombros.

- No, úsala tú. Por favor, Felix, no tengo frío.- mentí.

Creo que fue la peor mentira de mi vida, ya que era invierno y el lugar estaba congelado.

Le tendí la chaqueta a Felix y este me miro apenado.

- Por favor úsala, está helando.

- No tengo frío, de verdad.

Vi como Minho se acercaba a su closet y sacaba una gran chaqueta negra de este. Camino lentamente hacia mi y me la entregó.

- Úsala.- dijo con indiferencia.

Felix lucia realmente sorprendió y me miro rápidamente, amenazante para que la recibiera.

Negué con mi cabeza y Minho frunció el ceño.

- Úsala, es una orden.

- Tu y tus tontas órdenes me tienen harto, ¿quien te crees?.- le quite la chaqueta.- Y si, la usaré, porque está helando y no pienso morir de hipotermia. Pero tú, ¡eres un bobo!

Minho me miro sorprendido, Felix tomo mi mano y me llevo arrastrando hacia la puerta.

- Lee Know, lo siento muchísimo y de verdad muchas gracias.- hizo una reverencia y me saco rápidamente de allí.

𝐃𝐢𝐬𝐭𝐫𝐢𝐜𝐭 𝟗 ➵ 𝘮𝘪𝘯𝘴𝘶𝘯𝘨; 𝘴𝘬𝘻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora