Al terminar las clases, los guardias armados rápidamente empujaban a todos a la salida para volver a encerrarnos rápidamente, como era de costumbre. Pero esa horrible sensación en mi estómago no me dejaba tranquilo.
Dirigiéndome por el campus hacia la de los perdidos, reconocí a Felix entre el gran desorden, siendo arrastrado por tres guardias. Una guerra feroz se había formado en el campus en cuestión de segundos y me comencé a sentir mareado, volví a observar a lix y mi gran idiotez no me dejó pensarlo dos veces.
- ¡Sueltenlo!-. grité corriendo hacia mi amigo, avalanzandome encima de uno de los armados que hacía gran presión sobre el cuello del pecoso.
El uniformado giró sobre mi, estampando sus sucios puños sobre mi rostro y costillas. Me levanto fuertemente, con mis brazos tras mi espalda haciéndome caminar mientras tropezaba con mis propios pies. La alarma de emergencia se había activado y muchísimos más de los militares inundaron el lugar.
- ¡Camina rápido!-. gritó fuertemente en mi oído mientras me lanzaba dentro de la torre, haciendo rebotar mi rostro contra el frío y blanco piso del lugar.
Podría ver como muchos guardias golpeaban a más de los internos, otros peleaban por su vida y muchos de la torre de los perdidos siendo arrastrados como carnada fácil. Podía distinguir fácilmente la sangre en sus blancos uniformes, al igual que en el mío. Me levanté como pude, limpiando con ni brazo la gran cantidad de sangre que salía de mi boca. Felix estaba a un lado de los ascensores buscándome entre la multitud y cuando por fin llegué a su lado caí completamente desmayado entre sus delgados brazos.
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- Que bueno que despertarás hannie, ¿cómo te sientes?.- pregunto jeongin a mi lado, quien acariciaba dulcemente mi golpeado rostro.
- Jeongin, ¿qué haces aquí y donde está felix?-. pregunte frotando mis ojos.
El pelinegro me miró sonriente mientras se acercaba aún más.
- No respondiste mi pregunta, hannie.
- Me siento mejor-. mentí.- ¿qué haces aquí y donde está felix?-. pregunté nuevamente.
-Felix pasará toda la noche en la enfermería-. acerco su mano hacia mi cuello-. yo voy a cuidarte.
Asentí sin decir palabra alguna, jeongin se comportaba extraño y eso me estaba comenzando a incomodar. Pero no podía pensar en más que el fuerte dolor en mi mandíbula. Me levanté rápidamente y fuí hacía el pequeño refrigerador, tomé una lata de bebida y la puse sobre mi mejilla, una fuerte brisa en mis piernas me hizo temblar, haciéndome notar la falta de mi sucio y ya gastado uniforme.
- ¿Por qué estoy sin pantalones?-. pregunté espantado.
- No te preocupes hannie, yo te los quité para que pudieras descansar mejor-. sonrió mirándome emocionado.
- ¿No te incomoda que este así?-. pregunté mientras frotaba la fría lata sobre mi rostro.
- No-. hizo una pausa.- de hecho, me gusta mucho, jisung.- dijo jeongin haciéndome paralizar.
Sin duda este no era el chico tierno que conocí, no es el mismo chico que habla conmigo y felix. Hace ya varios días lo he notado bastante extraño cuando nos encontramos solos, pero al volver felix vuelve actuar como si nada pasará.
- ¿Qué pasa hannie?-. se levantó de la cama.- ¿te estoy asustando?
- Jeongin, yo-. tartamude nervioso-. no está bien que me veas así.
- Tu uniforme estaba cubierto de tierra y sangre. Además-. agregó.- no hay nadie más aquí, no deberías preocuparte.
- No me estas entendiendo je-. me interrumpió mientras caminaba hacia el pequeño refrigerador.
- Tranquilo, recuéstate, te prepararé algo para que alivie tu dolor-. cambio de tema y yo solo asentí abodiente.
Me recoste sobre las sábanas, cerrando fuertemente los ojos.
De un momento a otro Lee Minho se apoderó completamente de mi mente, ¿dónde se metió ese idiota?, no es como si me interesara, pero hace días que no da señales de vida y mi personalidad chismosa no puede estar en paz si alguien no me dice el por qué. Suspire frustrado y observe a jeongin quien se encontraba de espaldas en la pequeña cocina.
- ¡Se que me estas viendo, bobo!-. exclamó jugetonamente, mientras se giraba hacia donde me encontraba. Camino rápidamente con una pequeña taza sobre sus manos-. Ten, bebela toda y te sentirás muchísimo mejor-. me sonrió.
Le agradecí por su ayuda y bebí su remedio casero si nada más que decir, jeongin se recostó silenciosamente a un lado de mi, posando sus grandes manos sobre las mías.
Le sonreí amablemente, intentando ocultar mi gran incomodidad.
Pasaron 15 minutos y todo comenzó a dar vueltas, pestañee varias veces para intentar calmar esa horrible sensación, pero nada funcionaba.
Me comencé a inquietar, sentí como todo mi cuerpo perdía totalmente la movilidad y mis ojos comenzaban a cerrarse lentamente. Sentí un gran bulto encima y una gran presión sobre mis labios, miestras unas fuertes manos recorrían mi paralizado cuerpo, así fue por unos segundos antes de caer completamente dormido.
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