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La luz que entraba por las ventanas del aula iluminaba completamente la estancia. Las ventanas estaban abiertas de par en par, en un intento de ventilar la clase después de que los alumnos volviesen de Educación Física.

Nerea olía a bebé, ya que, tras volver a su mesa, se roció completamentecon su spray de Nenuco. La clase puede, pero ella no iba a oler a humanidad.

Aitana ese día llegó a mitad de la lección con un justificante del médico,  lo que le permitió quedarse sentada en las gradas del gimnasio mientras sus compañeros no paraban de correr.

La clase siguiente iba a ser muy relajada. Era Tutoría, es decir, no iban a hacer nada. La tutora se sentaría a hacer algo con sus papeles y los alumnos hablarían o, la minoría que pudiese concentrarse con semejante alboroto, harían tareas atrasadas. Nerea, como era de esperar, haría esto último.

Sacó su libreta de Biología, no sin antes dirigir una furtiva mirada a la penúltima fila de la parte derecha de la clase. Ahí Aitana se reía a carcajadas que podían ser escuchadas desde cualquier parte de la clase. Esto hizo que la tutora despegase un segundo la mirada de los papeles en los que estaba escribiendo y dijera un sonoro "Shh", que no hizo más que provocar la risa de aquel grupito.

-Rodríguez, ve- mandó la profesora a Nerea tras oír unos golpes en la mesa.

Resopló y se levantó.

Tras la puerta se encontraba una profesora, de unos cuarenta y poco, que vestía una llamativa chaqueta morada y unas pequeñas gafas rojas. Tenía un voluminoso cabello rizado y rubio, y una tez canela. No les daba clase, pero la conocía de vista, pues era difícil no verla por los pasillos.

Nerea deshizo su camino hasta su silla. Ahora era su tutora quien se levantaba a hablar con la rubia.

-¿Quién es?- preguntó su compañera de mesa, Laura.

-Me parece que la profesora de Música de los de primero.

-Pues menudas pintas.

-Atención clase- llamó la tutora dando golpes en la pizarra con el borrador para que se callasen-. Romero,mire al frente. ¡Romero!- volvió a llamar la atención de Amaia, que por fin se calló y se colocó, no sin antes hacerle una mueca rara a su amiga-. Esta es Pilar, la profesora de Música, que va a haceros una propuesta.

Se sentó y Pilar le dió las gracias con un gesto. Dejó la carpeta azul que portaba en la mesa y la abrió con cuidado de que no se cayesen los papeles que dentro guardaba.

Nerea, sentada en primera fila, pudo leer perfectamente lo que ponía. "¿Sueñas con ser una estrella de Broadway?". Ya no le sorprendía nada de lo que este instituto hiciese.

-Buenos días- saludó alegremente Pilar rrecoriendo la clase alumno por alumno-. Soy la profesora de Música de primero y segundo de ESO y vengo a informaros de un proyecto muy chulo que el instituto va a llevar a cabo.

-Si es del instituto no puede ser chulo- gritó Raoul desde atrás.

-¡Cállese, Vázquez!- exclamó la profesora. Pilar le devolvió la mirada con un cierto toque de nerviosismo y prosiguió hablando.

-Bueno- cogió uno de los carteles de la carpeta y lo mostró a la clase, de manera que todo el mundo, excepto miopes, puedieron leer las grandes letras naranjas del título-, este año tendrá lugar en este nuesto centro la representación de un musical por parte de los alumnos.

Los murmullos comenzaron. Varios "¿Cuándo?", "Vaya mierda", "Ya no saben qué inventar" fueron escuchados.

A Nerea,sin embargo, se le iluminaron los ojos. Su faceta de cantante la tenía guardada, oculta a la vista de todos. La música no era más que un hobbie para ella, pero era lo que má sle llenaba. Sabía que jamás aspiraría a cantante, pero era bonito mantener una ilusión.

Mujer Contra Mujer | ifridgeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora