Bajaba las escaleras de la casa para acompañar a Nerea a la salida. El castigo de sus padres seguía en pie y solo la dejaban ir a su casa o que viniese ella para estudiar.
—¿Ya te vas?— apareció Belén, la madre de Aitana, cuando ya bajaron el último escalón.
—Mis padres llegan hoy más temprano de trabajar.
—Ay, mama. Deja que se vaya ya que demasiado tiene con aguantarme a mí toda la tarde.
Aitana la agarró de los hombros y la condujo hacia la puerta de la casa. Tocó el pomo, pero la mano de su madre fue más rápida y lo agarró. Nerea se limitó a observar un poco encogida el duelo de miradas entre Aitana y su madre.
—¿Nerea?— Belén dirigió su mirada a la rubia, algo dudosa de si ese era su nombre. Relajó la mirada al verla asentir—. ¿Quieres venirte a comer a casa mañana después de clase?
Abrió la boca, sorprendida. Su mirada vagaba de madre a hija indecisa.
—Yo...eh...
—No pasa nada si no vienes— Aitana miraba de refilón a Belén.
—No, no— volvió a dudar un momento—... Vengo.
—¿Sí?— Belén juntó sus manos con una gran alegría—. ¡Estupendo! Te veo mañana entonces.
—Sí... Gracias— susurró tímidamente.
—¡Gracias a ti por ayudar a nuestra pequeña!— apretó el moflete de Aitana, avergonzándola un poco— ¡Te esperamos mañana!
Nerea abrió la puerta, sacudiendo la mano con timidez. Cuando la cerró, Aitana liberó por fin su moflete del agarre de su mano.
—¿A qué se debe esto?— alzó las cejas y cruzó sus brazos.
—Aitana, la chiquilla se pasa casi todas las tardes contigo y me da vergüenza no agradecérselo.
—¡Pues me la llevo al cine o a dar una vuelta! Pero no la tienes que meter en una comida que va a estar supercortada la pobrecita— la realidad era que esa idea le habían creado unos pequeños nervios en la barriga que no se iban y no sabía la razón.
Belén echó a andar hacia el salón, pero su hija se le adelantó y se puso delante de ella.
—¡Oye, que te estoy hablando!
Belén rodó los ojos.
—Avisa a tu hermana a ver si mañana se queda a comer en la facultad o algo, para hacer más o menos de comer.
Aitana entrecerró los ojos indignada al ver a su madre yéndose al salón haciéndole caso omiso
—¡Pero mama...!— se había marchado ya y no volvería para escuchar a su hija quejarse.
...
—¡Yo voy!
El sonido del timbre hizo salir disparada a Aitana desde el jardín de atrás.
¿Por qué corres tanto?, pensó.
Al llegar a la puerta paró en seco, a punto de chocarse con la puerta. Se volvió a poner recta y medianamente digna antes de abrir.
Tras ella se encontró a la pequeña Nerea, con un mohín vengonzoso y sepultada bajo un mullido chaquetón celeste.
—¡Holi!— saludó Aitana. Se acercó a ella, sin saber muy bien de qué manera saludarla. Optó por dos besos, que fueron un tanto incómodos.
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Mujer Contra Mujer | ifridge
FanfictionNerea vive en las sombras. Aitana no puede pasar desapercibida. La música es su pasión. Las unirá una canción.