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Nerea salió al pasillo tras ver que Aitana salía de la clase en el intercambio. Se dirigía al baño de esa planta, que nunca nadie usaba.

Nerea decidió seguirla. Estaba algo preocupada por ella. No habían hablado desde que se vieron el viernes y durante las dos horas que habían tenido de clase la cara de Aitana no había sido la mejor. Su pelo estaba recogido en un moño sin ganas y sus ojeras se habían vuelto más oscuras.

Esperó unos segundos para entrar y que no pareciese una loca persiguiéndola. Entró justo cuando la segunda sirena que anunciaba el fin del intercambio sonó.

Cerró la puerta con pestillo aunque ahí jamás entraba nadie. Solo funcionaba un lavabo y de pascuas a ramos.

Se apoyó en la puerta. Desde ahí pudo observar a Aitana, que se estaba echando agua en la cara.

Apagó el grifo. Apoyó sus manos en la pila del lavabo y empezó a respirar lentamente. Tenía que calmarse. Aparentaba que todo estaba bien cada día, ¿por qué este no? No sabía el motivo, pero no podía dejar de estar mal. Un carraspeo la sacó de sus cavilaciones.

-¿Qué haces aquí?- inquirió-. Nerea vuelve a clase.

-No.

-Nerea- se acercó a ella-, estás a tiempo de que no te pongan falta.

-La de Lengua me tiene en un pedestal, me hará el favor.

Aitana se llevó las manos a la cara por el cabreo. En el fondo, quería la compañía Nerea allí, pero no quería que faltase a clase por ella. No merecía la pena que se arriesgase. Se cruzó de brazos antes de sentarse en el suelo apoyada en la pared.

Nerea se acercó y se sentó justo en frente. Veía a Aitana tapándose la cara con las manos. No obstante, no lloraba. Estaba intentando hacerse la fuerte y poner esa imagen de perfecta que siempre mostraba. No hacía falta, porque Nerea había visto el huracán y el caos que Aitana era.

Aitana saltó cuando Nerea le tocó el brazo.

-Nerea, vete- repitió-.No tienes por qué estar aquí.

-Están loca si piensas que voy a dejar que llores aquí sola hasta que un profesor note tu ausencia.

Aitana despegó su cara de sus manos para ver a Nerea. Tenía una mirada decisiva, pero sobretodo amable. Su coraza estaba empezando a desmoronarse.

-¿Es lo mismo del otro día?- preguntó suave Nerea. Aitana no respondió-. No se lo diré a nadie si me lo decides contar.

Aitana la miró sin saber qué hacer. Tenía tantas cosas adentro que sentía miedo de mostrar todas. La más preocupante era la que estaba provocándole todas esas crisis.

Nerea se puso de rodillas y agarró las dos manos de Aitana. Las empezó a acariciar igual que aquel día. Quería que Aitana se despojase de, al menos, uno de esos agobios internos.

Las suaves caricias de Nerea estaban provocando que la coraza de Aitana se cayese igual de rápido que sus ojos se cristalizaban. Comenzó a respirar lentamente. Tenía que aguantar, tenía que aguantar.

La gota que colmó el vaso, o en este caso la lágrima que tiró sus muros, fue el elevar la vista y encontrar en la cara de Nerea unos ojos brillosos.

¿Por qué una simple compañera se estaba preocupando más por ella que sus supuestos amigos de verdad?

Respiró hondo. Comenzó a contar números inúltilmente. Una vez derramada la primera lágrima las otras caían seguido.

Nerea quería abrazarla pero Aitana se lo impidió. No quería romper a Nerea con sus pedazos. Intentó dos o tres veces hablar mas las lágrimas se lo impedían.

-No sé- balbuceó. Era la primera persona a la que se lo confesaba-. No sé si estoy embarazada.

La cara de Nerea se descompuso totalmente. Ni en mil años se habría imaginado aquello. No. No podía ser.

Agarró a Aitana por los hombros para que la mirase. Esta solo se secaba la multitud de lágrimas que salían de sus ojos.

-Aitana, ¿cómo fue?- su voz había adoptado un tono de preocupación nunca antes visto. Sus ojos recorrían la cara destrozada de la morena.

-A mi novio no le gusta hacerlo con condón. Siempre controla, excepto ese día- hablaba con dificultad. Su voz estaba cargada de dolor-. Yo no quería. Te prometo que yo no quería. Ni siquiera quería hacerlo- confesó.

-Aitana, no se puede quedar así. Puedes denunciar o-

-¿O qué?- la mirada cristalina y rota de Aitana estaba fija en la de Nerea. Apenas podía respirar bien. Cada palabra que decía le arañaba la garganta-. No harán nada. Mis padres me matarán y todos dirán que soy una aprovechada. Y como Sam es mi novio no contará como... como...- no era capaz de decirlo.

-Aitana- Nerea estaba al borde de las lágrimas. Nadie se merecía eso-. Pero tenemos que hacer algo, no se puede quedar así. Puedo llamar a Miriam para que compre un test en la farmacia. Ella no preguntará.

-¿Por qué eres así conmigo?- soltó Aitana de golpe. Vio en la cara de Nerea que no lo entendía-. ¿Por qué te portas así de bien? Yo no me lo merezco.

-¿Cómo que no?- Nerea agarró la cara de Aitana. Eso sí que no lo iba a aguantar-. Nadie merece eso y menos tú-. Acercó su cara a la de Aitana y apoyó su frente con la de ella. En otra situación, no se le pasaría por la cabeza hacer eso-. Eres muy especial Aitana. Vales mucho.

Vales mucho. Esas palabras se quedaron en Aitana dando vueltas en su mente.

Una vez más, se tiró a sus brazos. Lo necesitaba. Nerea la agarró como si fuese una figurita de cristal que se había caído y roto en mil pedazos. Iba a hacer que Aitana se diese cuenta de su valor. E iba a sacarla de lo que estaba viviendo, costase lo que costase.

Le dio un besito en la frente al separarse. Estuvieron toda la hora de Lengua ahí encerradas. Nerea pudo al fin convencer que llamase a su hermana y la recogiese de clase.

No se separó de ella en todo el recreo mientras esperaba a que Ana llegase. Se despidió de ella con un abrazo rápido. La observó subirse a la moto y agarrarse a su hermana. ¿Sabría ella lo que Aitana estaba pasando? ¿Sabría que su hermana estaba rota por dentro?

Volvió a clase al finalizar el descanso. Se sentó en su mesa de primera fila bajo la atenta mirada del grupito de las última filas de la zona derecha del aula. Nerea los miró. Jamás los vería igual, sobretodo a Sam.

Nadie iba a dañar a Aitana de nuevo. Nerea se iba a encargar de ello.

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Siento todo este drama repentino en la historia. Hasta yo he llorado escribiendo estos dos capítulos.

Por cierto, lo he dicho ya en Señorita, para quien lea la historia, pero lo repito por aquí: el domingo me voy de vacaciones y no sé si podré actualizar.

Pd: stream videoclip de Me Quedo

Felix Felicis y paz

Mujer Contra Mujer | ifridgeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora