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Tras los exámenes, estar acurrucadas, tapadas por una manta de pelitos, comiéndose las galletas de la madre de Nerea y viendo Notting Hill era el mejor plan que podían tener.

Al lado de ellas estaba Agoney en una videollamada, sintiéndose un sujetavelas. Se consoló al pensar que todo valía la pena con tal del que el barco Aiterea saliera a flote.

Aitana miraba con ternura a Nere. No sabía en qué momento le había cogido el gusto de mirar a su amiga, sobre todo en esos momentos en los que parecía una bebé. Justo como en ese.

Estaba hecha un bolita. Llevaba un moño deshecho y un pijama de Mickey Mouse. Apoyada en la esquina de la cama tapada hasta el cuello con la mantita, esquivando el contacto con Aitana, aunque esto claro no lo sabía.

Como ya la había visto, no le importó perderse la escena final por estar mirándola.

Agoney carraspeó al ver que ninguna de las dos reaccionaba. Las dos chicas se giraron sorprendidas (Aitana algo asustada), pues ninguna de las dos se acordaba de que él también estaba ahí.

—¿Te ha gustado?— preguntó la del flequillo peinándoselo.

—Meh.

—¿Meh? Si es preciosa— replicó.

—Es una típica comedia romántica— se echó para adelante para apagar el ordenador—. Hay tres mil como estas.

—Bienvenidos otra vez la crítica de cine que aparece en Nerea cada vez que una película no le gusta— anunció Agoney con voz de anuncio.

—Pues, a ver— se volvió a echar para atrás, esta vez algo más cerca de Aitana—: chico y chica se conocen. Charlan y quedan, cuantos menos días mejor, enamorándose perdidamente. Ahora viene un margen, en el que hay un beso o un polvo precioso. De repente, hay un problema que se podría solucionar simplemnte teniendo una conversación como dos seres civilizados. Se separan y, tras un tiempo, se dan cuenta de su error y vuelven con el superbeso superfinal superromántico.

—Pero demuestran que lo importante es el amor— replicó Aitana.

—Sí: el amor heterosexual.

—¡TEA HERMANA!— chilló su amigo.

—¿Por qué apenas hay películas románticas protagonizadas por parejas del mismo sexo? Es injusto— se quejó la rubia.

—Porque si ya hay dramas en las de heteros, imagínate la de bollodramas— respondió el canario.

Bufó. Dirigió su mirada a Aitana, que la miraba sin decir nada. Inquieta se empezó a morder las uñas. Agoney lo vio y supo que a Nerea le podría dar un parraque. Aun así, la rubia rezaba por que Aitana, con lo hetera que era, no se diese cuenta de la pedazo de indirecta que acababa de lanzar.

—Pues qué quieres que te diga— se desperezó—, son mi debilidad por muy iguales que sean.

Nerea paró de destrozarse la uñas y soltó todo el aire que tenía retenido. No se había dado cuenta.

—Además que nos han dado momentos icónicos. ¿O a ti no te gustaría una despedida en el aeropuerto a lo Casablanca?— Nerea levantó una ceja—. O a lo Big Time Rush, si lo prefieres.

La disputa siguió en un tono mucho más relajado del que Nerea usaba en sus muy profesionales críticas de cine. Agoney observó en silencio a las dos con una gran sonrisa, notando también la misma conexión entre ellas que Pilar.

Todo condujo a una nada seria pelea de peluches, que paró en seco al ver Aitana la hora y acordarse de que había quedado.

Se levantó corriendo y se comenzó a poner los zapatos y el chaquetón a toda prisas.

Mujer Contra Mujer | ifridgeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora