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Para Frank la personalidad de Gerard era especial, lo llevaba pensando hacía casi dos meses, cuando salieron juntos por primera vez.

Lo de juntarse para hacer música no se volvió a mencionar, Frank en parte lo agradecía, le traería demasiados recuerdos.

Todos los días se enviaban mensajes, amanecían con un "buenos días" del contrario, y tambien se iban a dormir con un "dulces sueños", para el castaño eso estaba bien, ni siquiera hubiera pensado en Gerard intentando algo con él, si no fuera por Pete que insistía constantemente con que el pelirrojo tenía otras intenciones.

—No puedo creer que sigas diciendo esas cosas, Gerard no se fija en mí.

—Eso no es lo que parece amigo, y vos también lo sabés, no somos niños. Se nota a kilómetros que se gustan.

—No me gusta.

—Sí te gusta.

—¡No!.

—¿Entonces cómo explicas que te estoy llevando a una cita con él?—Era cierto, Pete se había "ofrecido" a llevarlo a su cita. El auto de Frank estaba en reparación y la lluvia no paraba hace muchas horas. Pensó en tomarse el transporte público pero para eso debía caminar y se mojaría, además de la probable hipotermia que lo atacaría.

—Vos dijiste que podías llevarme antes de que te dijera a dónde.

—Eso no tiene nada que ver, además sí lo habías mencionado, unas...cincuenta veces.

El parabrisas se movía de izquierda a derecha constantemente, las gotas cesaban un poco, para luego volver a caer aún más fuerte.

—Si vas a seguir dejame acá.

—Frank, ¿podrías alguna vez hablar de tus sentimientos?—Eso fue un golpe bajo para él, nunca quería hablar sobre lo que pasaba por su cabeza. Todas las veces que lo hizo no fueron importantes para la otra persona, cosa que lo hizo sentir peor.—No es necesario que me cuentes exactamente, pero sería genial que pensaras las cosas, Gerard no te quiere sólo como amigo, es obvio.

—Está bien, voy a pensarlo, aunque no crea que así sea.

Peter suspiró, cada vez estaban más cerca del centro comercial.

Era la primera vez que podían salir sin niños, la pasaban bien con ellos, formaban un ambiente muy agradable los cuatro , pero algún día iban a tener que salir sólos, y ese día había llegado.

El pelirrojo dijo que necesitaba retirar unos cómics en una tienda del centro comercial, invitó a Frank y Miles a pasar el rato con él, pero el menor estaba con Linda, el nieto de una de sus amigas cumplía años y le pareció buena idea llevarlo.

Gerard ya le había contado por mensaje que ese fin de semana, Bandit, estaba los dos días con Lindsey, porque sus padres la visitaban.

Con cada paso se ponía más nervioso, ¿y si a Gerard no le hacía ninguna gracia que fuera solo?, el claxon de el auto de Pete lo sobresaltó, se giró y agitó su mano en forma de saludo. Apenas se había podido bajar. Su amigo lo había llenado de consejos para "seducir", ofreciendole un preservativo entre risas. Frank se lo tiró en la cara y bajó del auto.

Ahora caminaba hacia la razón de sus nervios. Con las mejillas sonrojadas por los comentarios de Pete se encontró a Gerard frente a la tienda.

Verlo todos los días cuando dejaba y buscaba a Miles del jardín no era lo mismo, estaban distraídos y apenas podían saludarse, a veces ni se veían. Hablar con él por mensaje tampoco era igual, detrás de la pantalla podía hacer las expresiones que quisiera, y tenía todo el tiempo del mundo para responder.

Todo eso no era nada comparado a tenerlo de frente, con los ojos verdes clavados en él, poniéndole toda su atención. Sin los niños se sentía diferente, muy diferente.

—¡Hola Frank!—Gerard tenía la piel más blanca de lo normal, lo que hacía resaltar su nariz roja por el frío. Se veía emocionado, seguramente por obtener al fin sus tesoros.

—Hola Gee—La incógnita de el por qué Miles no estaba se hizo presente, y luego de explicárselo decidieron entrar al local.

Gerard habló con el empleado de la tienda, quien inmediatamente fue a buscar su pedido. Frank deambuló un poco por el alrededor, leyendo algunas tapas de libro y levantando otros.

—Hey, ya los tengo.

—Eso sí que fue rápido—El mayor se acercó a él, decidieron revisar el lugar en busca de algo interesante.

La tienda tenía una cafetería en la parte de en frente, y en su costado izquierdo estaban los libros, había muchas estanterías llena de ellos, y en la parte de el fondo, donde justamente se exhibían los cómics, había un pequeño sillón y una de sus paredes era de vidrio, por lo que se podía apreciar la lluvia y algunos autos que pasaban muy de vez en cuando.

—¡Já!—Una señora con una niña se dieron vuelta para mirar a Frank por su expresión, él pidió unas rápidas disculpas y luego miró Gerard, que tambien lo estaba observando.—Encontré mi libro.

—A ver—El más alto ya sospechaba que era una broma.

Frank levantó un libro sobre psicología que tenía de título "El fracaso", su acompañante comenzó a reírse y le dió un pequeño golpe en el brazo.

—No sos un fracasado Frank—Él sólo respondió con el sonido de una "M" con la boca cerrada.

Pronto se aburrieron de ver libros sobre psicología e historia y fueron a la sección divertida, donde estaba el sillón.

Casi parecía un escondite, de no ser por el vidrio gigante que dejaba ver todo hacia afuera.

El menor se sentó, pero el pelirrojo se puso a revisar lo que había en una de las mesas de exhibición.

Al castaño le dió curiosidad y se acercó para ver qué estaba revisando. Se arrepintió de haberse acercado, cada vez que se miraban a los ojos no podían mantenerlo demasiado tiempo, y una tensión indescriptible los envolvía.

Gerard levantó un libro que se veía bastante aburrido para dejarlo a un lado, Frank tuvo la misma idea y se sintió como un tonto cuando su mano rozó con la de Gerard apartándola al segundo, no pasó desapercibido por el pelirrojo que lo vió con una ceja levantada.

—¿Pasa algo?—El castaño negó, haciendose el desentendido.—¿Estas seguro?—Esta vez el mayor sostuvo el mentón de Frank para preguntárselo, mostrando una expresión de preocupación, éste se puso notablemente nervioso.—Porque te veo un poco raro, o tal vez soy sólo yo.

—Sí, seguro solo te pareció—El menor no sabía qué hacer para salir de esa situación tan comprometedora, quería alejarse, pero al mismo tiempo deseaba saber qué haría Gee.

—Seguramente. Es que estoy muy nervioso.

—¿Y por qué?—La palma de Gerard sostenía la mandíbula de Frank, acariciando con su dedo pulgar la mejilla del mismo.

—Porque estoy en una cita con el chico que me gusta.

El tatuado no pudo seguir la conversación después de haber escuchado eso, mucho menos con el mayor observando sus labios fijamente.

Gerard desapareció la distancia entre los dos con un beso, sus labios se movían lento, con experiencia. Sus lenguas comenzaron a jugar.

Si Frank viera a dos personas besarse de esa manera en una librería pensaría "qué desubicados", pero estar del otro lado no le podía generar más que satisfacción.

Gerard no había planeado nada de eso, pero había salido mejor de lo que esperaba. Intentaba besarlo lento y pausado, pero le gustaba tanto que no podía contenerse.

El insistente sonido de un claxon los hizo separarse y volver a la realidad, Frank miró por el ventanal para ver quién los estaba molestando.

La figura de Pete con cara de sorprendido y una de sus manos sobre su boca apareció, se podía ver el interior del auto, obviamente su amigo estaba disfrutando aquello.

Solamente cerró los ojos y susurró un "oh por dios", Gerard reía y preguntaba "quién es".

Bonito. [Frerard]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora