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—Necesitas más autos.

—¿Más autos?

—¡Sí!—Lily revoloteaba por toda la habitación buscando más automóviles de juguete para colocar sobre el regazo de Gerard, el pelirrojo sólo se dejaba manejar por los niños cómo quisieran. De todas formas ya estaba acostumbrado.

Cherry se subió sobre la cama y tal vez le pareció buena idea tirarse casi de cabeza hacia el piso. Al mayor casi le da un paro cardíaco y se levantó en menos de un segundo para recibir a la niña en el aire, antes de que se golpeara.

—Ni se te ocurra volver a hacer eso Lily.

—Soy Cherry—Gerard mencionó un "es lo mismo" y la dejó en el suelo para que siguiera jugando con los otros dos niños.

Unos golpes en la puerta se hicieron oír, el teñido se levantó a ver de quién se trataba, dejando a los pequeños sentados en el piso, advirtiendolos sobre no subirse a la cama.

Al abrir la puerta vió a Jamia, que venía a buscar a sus dos hijas. Cerró la puerta detrás de ella y se encaminó hacia la habitación para llamar a las niñas.

—Gerard—El pelirrojo frenó en seco, había deseado que ese momento no ocurriera, pero sí lo hizo. Tal vez le esperaba una charla normal, un reclamo, insultos, y hasta esperaba que se desahogara con él, en ese día habían pasado muchas cosas.

—¿Si? —Giró para poder mirar a la mujer de frente.—¿Pasó algo?

—No...o sí. Quiero que me escuches un momento—El mayor se apoyó contra el respaldo de el sofá, prestándole toda su atención.

—¿Qué es lo que pasa?

—Mira, voy a explicarte. Yo no tengo la culpa de todo lo que pasó en este tiempo, fue muy difícil para mí. Estuve viviendo con mis padres un tiempo y luego pude mudarme, con ayuda de ellos. Fue cuando cuidé a Bandit, nunca había tenido la oportunidad de conocerte en persona pero sé por Lindsey que sos una gran persona, un gran padre. Y creo que por eso entenderás que lo mejor para Frank y Miles es estar conmigo, con su familia. Te digo todo esto porque seguramente no te caigo bien y me quieras lejos pero...yo sólo lo hice por ellos, mí familia—Sus ojos brillaban un poco, y Gerard se empezaba a sentir un poco desplazado de la escena.

—No creo que eso sea algo que tenga que decidir uno de nosotros, Frank y Miles no son un objeto, ellos va a estar con la persona que quieran—Jamia estaba pensando todo mecánicamente. Como si estuviera acomodando un rompecabezas, sin pensar en que las personas podrían negarse o desear otras cosas.

—Sí, lo sé. También sé que entendiste a qué me refiero, si estas vos es más complicado, quiero que él y yo recuperemos el tiempo perdido.

—Yo no creo que las cosas funcionen así, comprendo todo lo que hayas pasado, Frank habló conmigo sobre eso y...

—Si lo comprendieras me dejarías volver a formar mi familia, yo no elegí alejarme Gerard.

—Yo tampoco elegí querer a Frank—Aunque estuviera respondiendo firme y seguro de sus palabras, dentro sentía cómo sus sentimientos perdían valor, perdían validez.

Es que Frank ya tenía toda una historia con ella, y se sentía como estar interrumpiendo, casi se sentía como un rompe hogares.

—Está bien—Al notar que Gerard no cedería, Jamia se dió por vencida y fue ella misma a buscar a sus niñas.

A una de ellas la llevaba cargando y la otra de la mano, así que el pelirrojo tuvo que abrirle la puerta.

Las menores lo saludaron efusivamente y él les dió un beso en la mejilla a cada una. La mujer se despidió con un movimiento de cabeza.

—¿No se pueden quedar un rato más?—Preguntó Miles jalando la ropa de Gerard, las demás ya se habían ido y de todas formas no iban a poder quedarse.

El mayor se agachó hasta su altura, arrodillándose y sentandose en sus talones.

—No por ahora, pero seguramente en unos días vas a volver a jugar con ellas—El menor asintió, musitando un "si".—Te gusta estar con ellas, ¿no?—El niño sonrió y asintió.

—¿A vos también?

—Sí, por supuesto. Y Jamia tambien me cae bien, ¿a vos también te cae bien?

—Sí, es bonita—No era la respuesta que esperaba pero estaba bien.—Quiero que venga con Lily y Cherry mañana.

—Eso vas a tener que preguntarselo a tu papá—Era demasiado tierno y Gerard no podía siquiera pensar en que, por culpa de él, Miles no pueda estar con las personas que quiere.

Tal vez lo mejor era dejar que Frank decida, Gerard estaba seguro de que saldría perdiendo.

—¿Gerard?—El castaño cerró la puerta un poco más fuerte de lo que debía.—¿Qué estás haciendo en el piso?

El teñido se había sentado con las piernas cruzadas en el suelo. Había quedado pensando sobre lo ocurrido, no se le había ocurrido levantarse y ahora se sentía estúpido.

—Estaba con Miles. ¿Cómo te fue con tu mad...?

—Mal, no le vuelvas a decir madre Gerard—El nombrado se sintió como un niño pequeño siendo regañado. Su voz sonaba ronca y rasposa, eso además de ver sus ojos rojos e irritados.—Primero se negaba y después comenzó a decir cosas sin sentido. Divagaba, nombró a mi padre, gritaba como una loca. Dijo que Jamia nunca tendría que haber dicho nada.

Gerard ya estaba de pie frente a él, algunas lágrimas se resbalaban por las mejillas del castaño. Dolían, el golpe que había recibido en su rostro ardía con cada lágrima que caía.

—Estoy seguro de que las cosas van a ponerse mejor, ahora estan todos tan enojados y no tienen los pensamientos claros—Aunque tuviera todas las palabras del mundo para decirle no servirían de nada. Los sentimientos de Frank estaban heridos, se sentía decepcionado, molesto con él mismo y triste.

—No, las cosas no van a ponerse mejor, nunca llegaron a estarlo. ¿Por qué tiene que pasarme esto a mí?—Sin mediar más palabras, lo envolvió en un abrazo, el último que podrían darse en un tiempo.

* * *

U.U

Bonito. [Frerard]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora