7 días

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Marina salió apuradísima de su departamento. Piso diez, para su mala suerte. No contaba con tiempo, y Alex le había mensajeado que llevaba abajo desde más de 20 minutos. Y no podía fallarle, era su prometido…la persona a la que amaba, con la que se casaría en tan solo 7 días. 

Corrió hasta el ascensor del moderno edificio. Y apretó con desesperación el botón de mando. Una, dos, tres veces. Hasta que por fin las puertas del ascensor se abrieron al unísono. 

- ¿Qué piso? – preguntó el castaño. Traía el torso desnudo, una taza de café en la mano izquierda, y aquellos ojos, marrones caramelo, apenas y podían vérsele por lo somnoliento que estaba. 

- U…uno – tartamudeó ella. Se cubrió rápido los ojos. - ¿Por qué no se pone algo?

- ¿Le molesta?

- No acostumbro a ver hombres desnudos, en plena mañana.

- Entonces, ¿Cuándo? – le sonrió él. Marina enrojeció, mucho, muchísimo. Apuesto que hasta lo disfruta. – la miro de arriba hacia abajo, disfrutando del perfecto cuerpo que Marina manejaba. Era preciosa. 

- ¿Qué tanto me mira? 

- ¿De verdad quieres saberlo, nena? – aquel tono seductor…Dios, era realmente guapísimo. 

Marina entreabrió los labios. La última pregunta en verdad le había picado. Pues…tal vez y solo tal vez le hubiera gustado saber que era lo que ese hombre miraba en ella. 

- Mira muñeca, no he pasado mí mejor noche ayer, así que si me hicieras el favor de no molestar sería…

- Tú me estas molestando. Idiota.

- ¿Yo?

- Sí, tú. Desubicado. – Piero puso los ojos en blanco. Su primer día en aquel edificio y ya empezaban las quejas. Negó con la cabeza, al darse cuenta de lo enfada que estaba aquella mujer. – vete al demonio. – murmuró ella. 

Piero no pudo evitar reír, mientras le veía salir de aquel ascensor. No pudo evitar pasar su mirada por ella…por toda ella. Era preciosa. Hermosa. Seductora. Nada amable, tenía carácter. 

Esa mañana cada uno siguió con su camino. Esa mañana quien sabe y luego podría cambiar las cosas. Para bien…para mal. Lo único que importaba era que desde ese momento quedaban tan solo 7 días, para que las cosas cambiaran.

7 días - Piero BaroneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora