Día cinco - Parte tres

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Marina lo miró enternecida. Acaricio su cabello, mientras Piero se terminaba aquella taza de café que ella misma había preparado para él. 

- No vuelvas a hacer eso. – murmuró ella. Con los ojos humedecidos, solo por tener a Piero a su lado. – no vuelvas a asustarme así. 

Piero dejó la taza a un lado. Rodeó la espalda de ella, acariciándola suavemente, de un momento a otro Marina estaba acurrucada en su pecho. Besó su frente, y acomodó su cabello tras su oreja. Era ahora donde comenzaba a darse cuenta…de lo enamorado que estaba. 

- Perdón. – susurró. Marina abrió los ojos. – pero…todo hacemos cosas así alguna vez.

- ¿Te parece normal? - Marina recuperó su posición anterior. Piero sonrió, al verla enojada. - te pudo a ver pasado algo…

- ¿Te preocupa? 

- ¿Qué si me preocupa? – le preguntó realmente sorprendida. - ¡por supuesto que me preocupa! – golpeó levemente el hombro de Piero, este sonrió de nuevo. Marina era preciosa, lo era…y le gustaba, muchísimo. 

- No tenías porque…yo ya había corrido antes. 

- Solo prométeme que no lo volverás a hacer. – le dijo mirándolo a los ojos, perfectos ojos marrones. 

- Lo juro. – farfulló él. Sonriendo. Miró a Marina, que tomaba de su taza de café, muy cerca de él. Se preguntaba…¿podría besarla ahora? – creo que tú y yo tenemos mucho de qué hablar. – susurró sin dejar de mirar sus labios, Marina volteó a mirarlo, y vaya…también pudo darse cuenta de lo cerca que tenía a Piero ahora. Mojó sus labios. Piero le sonrió. 

- ¿Sobre qué? – preguntó ella, sin perder de vista los labios de él. 

- Sobre lo que me dijiste haya afuera…- acercó su silla más a la de ella, Marina ni siquiera podía notarlo, estaba hipnotizada, o algo así. - ¿lo recuerdas? – susurró de nuevo. Y acarició levemente la mejilla de ella, Marina sonrió. – Fue algo así…- quitó un mechón de cabello de la oreja de Marina, acercó sus labios, lo suficiente, Marina cerró los ojos, con una sonrisa pequeña en los labios. – te amo. – murmuró en su odio. Marina sonrió, esta vez con más ganas. – te amo…

Sintió los labios de Piero tan cerca a los suyos. Y sintió…sintió que esta vez podía besarlo. Se acercó, ya no había distancia que pudiera con eso…

Piero la abrazó, sus manos tras su espalda, mientras Marina besaba sus labios sin miedo alguno. Disfrutaba, soñaba, sonreía, era…era feliz, y probablemente ahora podía notar que nunca había llegado a serlo. Como ahora. Con él. ¿Y quién iba a decirlo? Era el quinto día que llevaba con él…que llevaba conociéndolo, que le sucedían cosas que en toda su vida no se pudo imaginar…pero lo que tampoco recordaba era que tan solo quedaban 2 días para su boda. 

- Piero…- susurró ella. Otra vez con lágrimas en los ojos. El miedo volvió, volvió a ella. – no puedo seguir con esto…

7 días - Piero BaroneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora