¡Hola! Aquí reportándome. He estado ocupada, ocupada, ocupada. Y ahora estoy cansada, cansada, cansada XD. Vine a festejar que me liberé de un parcial (anda a saber cómo me fue... De eso no se habla, shhh :v). Espero que les guste. ¡Ah! Y veré si hoy subo el otro, porque este es muy corto. ¡Saludos desde mi rincón! :D.
Estuve dos días inconsciente, y hoy, el cuarto, me ha subido la fiebre casi al borde del delirio.
―Cincuenta y dos grados es demasiado...―Ariel moja mi frente― Ay, amigo. En serio lo siento.
Él dijo que su temperatura es superior por la energía que emanan, unos cuarenta, cuarenta y dos grados. Así que imaginen mi estado.
―No es tu culpa, espero ―me río sin ganas. No soy capaz de abrir los ojos, no he comido hace quién sabe cuánto. Ni siquiera me he levantado. Sé que el alado tiene miedo. No lo muestra, pero lo oigo susurrar cuando cree que estoy dormido. Por más que posea una fe ciega, la realidad está.
Es como si me estuviera muriendo de nuevo, lentamente. El alma se me escapa― oye... ¿Los ángeles fallecen?
― ¿Por qué preguntas? ―Se alarma― ¿A qué te refieres? ¿Qué sientes?
―Estoy cansado ―suspiro. Me duele respirar, desearía dejar de hacerlo, esto de estar en proceso de cambio es una basura―. Muy cansado, Ariel.
―No, no. No te duermas, Juan ―vaya, es la primera vez que me llama por mi nombre― no ahora, ¿de acuerdo? ¡Eh! ¡No, no,no! ―Sus heladas manos producen espasmos en mi piel, mientras soy tirado a un abismo misterioso y oscuro.
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― ¡SOMBRA!
Levanto los párpados. Ángel está a mi lado, preocupada. Su rostro es lo único que veo.
― ¿Áng? ¿Qué haces aquí? ―Me abraza con muchísima fuerza. Entonces, luego de pestañear un par de veces, reconozco su cuarto― Mejor dicho, ¿qué hago aquí?
―Ariel te trajo ―acaricia mi mejilla con suavidad― me tenías aterrada ―sonríe― me alegra mucho que estés conmigo –recuesta su frente con la mía.
― ¿Cómo has estado? ¿Qué tal el viejo? ¿Y Juan? Quiero...―pone un dedo sobre mis labios. Yo abro los ojos de par en par.
―Antes de que digas nada ―está muy cerca de mí, demasiado cerca. ¡Nuestros alientos se cruzan! ¿Acaso ella..? No, noooo, ¿sí? Mierda, tengo la garganta seca y ganas de arrojarme un vaso de agua a la cara.
Antes de que pueda alejarme, preguntarle qué le pasa, o alguna otra cosa, su boca roza la mía.
Ángel está besándome, y lo hace muy bien. Ya tengo el corazón al límite, a la mierda, me gusta. Me gusta, maldición. Pero algo no cuadra. Ella no es así, ella no haría esto, y lo más importante...su olor es distinto.
La empujo bruscamente, furioso.
―Ella huele a coco, bastardo. Así que muéstrame quien eres en realidad.
La desconocida que está delante de mí, ladea los labios y alza una ceja al notar que la descubrí.
―Qué hábil eres ―habla con la voz de Asrael, e inmediatamente se trasforma entre hilos de humo espeso.
¡¿Qué?!
―¡¿Me besaste tú, maldito?! ―Empiezo a escupir―¡Eres un asco!
Se encoge de hombros, serio.
―Beso de la muerte, ¿de qué otra forma podría dártelo? ―me observa con desdén y burla― Adquirí una forma más apetecible para ti. Yo diría que lo disfrutaste...
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Infierno
Novela JuvenilÁngel es una chica que quiere verlo todo, y él, un idiota dispuesto a ayudarla. ¿Por qué? Para sumar puntos...y ganarse el cielo.