cinco

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Había pasado ya un mes desde la cita en el parque, ese domingo, Yang Jeongin se había despertado muy contento. Hacía una semana que un hombre había entrado a la juguetería en su horario de trabajo y dejado unos panfleros sobre una excursión. Yang, sin consultarle nada a Hyunjin, pues el queria sorprenderlo, sacó dos entradas para ir a recorrer el Coliseo Romano, ya que supuso que con  el trabajo, no habia sido capaz de visitarlo nunca. Finalmente, el día había llegado y hoy le diría a su Hyung que ambos iban a salir.

A unas puertas de distancia, Hwang Hyunjin rogaba que Jeongin apareciera para alegrarle el día, últimamente, su estado de ánimo había decaído bastante y no tenía idea de por qué. Solo sabia que Yang era el único que podía hacerlo sentir mejor.

Efectivamente, su deseo de cumplió, y a eso de las tres de la tarde, el menor apareció con un sobre y un ramo de rosas en la puerta de la habitación de Hwang.

— ¿Qué te trae por acá, Nini? —Preguntó el chico al abrir la puerta y encontrarse con la imagen más tierna qur vio en meses.

— Tengo tickets para una excursión, ¿le gustaría acompañarme, Hyung?

— ¿Por qué tan formal de repente? —rió el mayor— Por supuesto que me gustaría, ¿cuándo es?

—Ahora, tiene exactamente siete minutos para cambiarse el pijama.

Los ojos de Hyunjin se abrieron de golpe y salió corriendo dejando a su amigo en la puerta. Buscó entre su ropa algo presentable y se vistió a la velocidad de la luz. Yang Jeongin reía mientras miraba al mayor corretear por la pequeña habitación.

—Así está bien, Jinnie— dijo Yang— Te ves perfecto, de verdad que las rayas te quedan. ¿Podemos irnos ahora, Hyung?

Hwang se sonrojo un poco frente al comentario del chico, era tan tierno sin siquiera intentarlo. Hacía que su corazón latiese con más fuerza, él le daba ganas de levantarse todos los días. Jeongin era el motor que Hyunjin había necesitado desde que dejó su departamento en Busán, solo que no quería aceptarlo.

—Si, vayamos, Nini.

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Iban caminando en silencio, el lugar del que partía el micro no era muy lejos, por lo que decidieron no gastar el poco dinero que tenían en dos pasajes del bus. Nadie decía nada, hasta que, sin intención ni permiso, la mano de Hyunjin tomó suavemente la de Jeongin. El menor miró a Hwang desconcertado, y luego le regaló una hermosa sonrisa, solo como Yang Jeongin podia hacerlo. Hyunjin se sonrojo y corrió la vista, miraba los autos, la calle, las plantas, incluso la florecita que llevaba su acompañante en su oreja, la cual sa había colocado él mismo unas cuadras atrás, provocando que el mayor riera por la ternura que eso le causaba.

—¿Qué tanto mirás, Jinnie?—preguntó Yang al notar que su Hyung estaba completamente perdido en quien sabe donde.

—Nada, solo observaba el paisaje.

—Pero lo vemos casi siempre,Hyung.

—Hoy parece muy bonito—hizo una pausa— Quizás porque estoy con vos.

Frente a ese comentario, Jeongin rió nervioso, intentando esconder la explosión de sentimientos que eso generaba en su interior.

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La excursión había sido divertida para ambos,charlaron, comieron, caminaron, hasta incluso sacaron fotos juntos y Jeongin actualizó Instagram subiendo unas cuantas de ellas.

Hyunjin se sentía feliz porque había logrado borrar todo rastro de la tristeza que sentía esa mañana, Yang definitivamente era el mejor remedio para todos los males. Para Hwang, Yang Jeongin era una persona que brillaba incluso al lado del sol.

Ya era de noche cuando caminaban de regredo al hotel. Jeongin quería pasar por el parque para ver la fuente con las luces a su alrededor, así que su Hyung cumplió su deseo. Por más que estaba cansado, Hwang le debía un capricho a Yang, después de todo, él había hecho muchas cosas por el y nunca se las recompensaba.

El más joven corrió hacia las fuentes agarrando la mano de su acompañante. Se sentía capaz de todo estando junto al él. Hyunjin reía frente aquella extraña pero tierna reacción de Yang.

—¡Hyung, mira las luces!—Lo llamo contento.

—Son hermosas, Nini.

—Como vos, Jinnie— Dijo Jeongin.

—¿A que te referís? —Preguntó acercándose a él.

—Me gustas, Hyung.

—Gustar es una palabra muy tonta, Jeongin.

—Pero, me refiero a que te quiero.

—Los niños no saben lo que es querer, Yang Jeongin— Dijo Hyunjin, borrando la hermosa sonrisa que se habia formado en el rostro del menor minutos atrás.

—Esta bien—respondió desanimado— pero quizás seas vos el que no sabe lo que es querer.

Dicho eso, Yang Jeongin se fue, dejando a Hwang solo frente a la fuente, el cual se sentó en un banco y comenzó a llorar, intentando no hacer mucho ruido. Imágenes de Kim Seungmin y Yang aparecían fugazmente en sus ojos. ¿Había rechazado a Jeongin? No tenía ganas de levantarse y perseguirlo, decirle que lo quería y pedirle perdón.

Seungmin, seguís arruinandome a pesar de estar tan lejos— pensó Hwang, y se sumió nuevamente en sus sollozos silenciosos.

Mientras tanto, el chico con el corazón recién roto, lloraba mientras caminaba a su habitación. Dejaba caer las lágrimas por sus hermosas mejillas y no le preocupaba que la gente lo viera.

Le había dicho que él no sabía lo que es querer. ¿Como no sabría Yang Jeongin lo que es querer a alguien si por eso habia terminado en Roma?


historia de: 3fachas.


publicado: 7/6/19
editado: 30/6/21

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