Roma ❥ HyunIn

Veintinueve.

El avión aterrizó en Busan un poco antes de las doce del mediodía; dejándoles el tiempo perfecto para ir al hogar de Hyunjin y almorzar con sus padres. 

—¿Y qué hago si me preguntan de mis estudios? ¿Les digo que no tengo un título y que ni siquiera estoy estudiando?—las manos de Jeongin temblaban y sus pies se balanceaban inquietamente en el autobús, porque no llegaban a tocar el piso. 

—No decís nada porque no van a preguntarlo—contestó tranquilo entrelazando sus dedos con los de Yang—. Ya hablé con ellos varias veces desde Roma, y saben que las cosas fueron complicadas y que ahora estamos trabajando. 

—Pero...

—Shh.Sin peros.

El menor sonrió y volvió su vista a la ventana, guardando en su memoria todo lo que veía. Desde los niños pequeños caminando de la mano de sus padres, hasta los carteles y negocios. 

Mientras más se acercaban al hogar de los Hwang, el aroma al mar era más fuerte e inconfundible. Jeongin tenía ganas de nadar toda la tarde aunque hacía frío para congelarse los huesos. 

El hogar de los padres de Hyunjin restultó ser una bonita casa blanca de madera, bastante clásica y familiar. El pelinegro le había contado que su habitación era en un entrepiso, por lo que la casa en sí no era enorme, pero suficiente para ellos tres en su momento, y para los cuatro en la actualidad. 

—¡Hyunjin!—la puerta se abrió luego de tocar el timbre y una mujer mayor salió sonriente, seguida por un hombre bastante más alto que ella de cabello grisáceo. 

Los dos nombrados abrazaron al mayor como si no hubiera un mañana; hacía tiempo no veían a su hijo y lo habían extrañado. Hyunjin se separó de ellos luego de un rato y tomó la mano de Yang, acercándolo a él.

—Él es Jeongin.

La mujer fue la primera en reaccionar y abrazar al menor que tan nervioso, tímido y pequeñito se sentía.

—¡Jin nos habló un montón de vos y de como trabajas!—lo miró con ternura y apretó sus mejillas— Podés llamarme SoYoung. 

El más bajito asintió y luego el señor de cabello gris lo abrazó rápidamente.

—Soy Lee SangWoo, un gusto conocerte, pequeño.

Sus mejillas se tiñeron de rosado y contestó casí susurrando "igualmente"

—Hice torta, ¿te gusta el cheescake, Jeongin? Es de chocolate.

—Me encanta— asintió animado y la pareja entró felizmente a la casa.

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Los Hwang eran muy agradables y divertidos para Jeongin; afirmaba que ahora se sentía mucho más cómodo estando con ellos. SangWoo era muy divertido y le gustaba hablar hasta por los codos, cosa que iba muy bien con Jeongin, pero no tanto para Hyunjin y su madre, ya que ambos preferían el silencio. 

Luego de cenar, decidieron salir los cuatro a caminar por la playa, porque Yang estaba muy emocionado como para esperar hasta el otro día. 

Hyunjin caminaba junto a su padre con sus manos en los bolsillos, mientras que Jeongin iba un poquito más atrás con SoYoung.

—¿Te gusta, Jeongin? —preguntó la mayor y el nombrado asintió animadamente— A Jin le gustaba mucho venir acá cuando era chiquito, se sentaba en la arena con sus juguetes y hacía castillitos y estacionamientos. Era un pequeño solecito, y siempre terminaba jugando con otros niños que se cruzaba.

—Hace un tiempo me dio un peluche con forma de osito —recordó el castaño riendo. 

—Le gustaba mucho usarlo, así que debe quererte mucho como para dártelo —miró fijamente al menor, con una sonrisa melancólica—. Siempre decía que se lo daría a su bebé cuando sea más grande. 

Jeongin no dijo nada y siguieron caminando tranquilamente, unos metros atrás de los Hwang

—Jeongin —el nombrado giró su rostro para verla—, gracias por cuidar a Hyunjin —suspiró y miró sus pasos sin dejar de hablar—. Puede parecer muy fuerte y todo, pero en realidad le gustan mucho los mimos, y que lo cuiden y le den atención. Supongo que lo sabés, pero cuando Seungmin lo dejó, su mundo se vino abajo, y vos lo ayudaste a reconstruirlo y te encargaste de ser un pilar —sonrió de costado y miró la espalda del pelinegro—. Gracias por cuidar a nuestro bebé, Jeongin.

historia de: 3fachas.

publicado:30/11/19
editado:17/8/22