dieciocho

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—¡Hyunjin! —Yang entró corriendo a la habitación, haciendo que el nombrado diese un pequeño saltito sobre si mismo y dejase lo que estaba haciendo— Estaba leyendo el horóscopo.

—¿Ah, si? —Hwang se sacó los anteojos y los apoyó sobre el libro que estaba leyendo. Palmeó sus piernas, indicándole a Jeongin que se sentase allí; y cuando lo hizo, volvió a hablar—¿Y qué decía, bebé?

—Para mi signo decía que alguien muy importante va a aparecer —rió emocionado y golpeó suavemente sus manitos aplaudiendo—. Y para el tuyo, que vas a construir algo que te marcará de por vida.

La sonrisa del menor aumentaba cada vez más. Sus ojos sacaban pequeñas chispitas, y sus piernas se movían incansablemente golpeando las de Hyunjin.

—¿Y qué con eso, Nini?

—Mirá, quizás lo que vos construyas sea una familia. Y lo que aparezca en mi vida, ahora nuestra, sea un hijo.

Jeongin mantenía su enorme sonrisa y Hwang lo miraba con ojos brillosos. Hablar de un futuro con su pequeño Yang le hacía feliz, muy, muy feliz.

—¿Y cómo se llamaría? —tomó las manos del menor y acarició su palma.

—Jeongjin, Hwang Jeongjin.

—Es bonito, me gusta mucho.

—Si. Además, tiene ambas sílabas de nuestros nombres, porque es el fruto se nuestro amor. Cursi pero cierto.

Hyunjin se quedó estático por un momento, admirando a su hermoso novio. Repentinamente, notó lo bien que combinaban ambas sílabas; y notó también, que sus manos encajaban a la perfección. Como si hubiesen sido moldeadas desde el principio para estar por siempre juntas.

Notó que Yang Jeongin era el amor de su vida, que su corazón latía más por él, que vivía por él; para cuidarlo, acompañarlo, quererlo y mimarlo.

—Podríamos averiguar —dijo Hwang en un susurro—, para poder tener a un pequeño correteando por nuestra casa. Sería hermoso —acarició las mejillas de Yang, quien sonreía embobado—. Tendría tus hermosos labios, y también tus mofletitos y manitos.

—¡Y tus ojos! —agregó el menor— Tus adictivos ojos y tu perfecta nariz.

Hyunjin atrajo a Jeongin y unió sus labios en un dulce y extenso beso. Sus lenguas danzaban tan pacíficamente que no había posibilidad de que ese momento lleno de amor pasase a algo más que pequeños roces y caricias.

Los labios de Yang sabían a caramelos de cereza y a Hwang eso le encantaba. Era tan mágico.

Ambos sonreían cada vez que debían separarse para tomar aire y volver a besarse nuevamente.

Jeongin colocó sus manos al rededor del cuello del mayor y se acomodó de tal modo que sus piernas se enredaron en la cintura de Hyunjin. Pequeños mimos iban y venían, mientras el mayor acariciaba suavemente las rubias hebras de Jeongin.

—Vamos a darle mucho amor a Jeongjin —susurró Yang, recibiendo como respuesta un asentimiento del contrario.

Historia de:3fachas
publicado:19/7/19
editado:17/8/22

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