25.- Cuando no estás (Fin) | KuroKura

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— Leorio ¿Qué te sucede? ¡Estás loco! — Empezó a asustarse Kurapika una vez que sintió cómo su esposo mordía su cuello después de haberle llamado por el nombre de su vecina.

Leorio intentaba tomar a Kurapika por la fuerza en medio de su delirio pensando que estaba con Neón.

Suerte que las cosas no le estaban saliendo bien, porque Kurapika aún con apariencia de chica tenía la fuerza masculina que le permitió hacer lo que tenía que haber hecho en un principio con ese mentiroso.

Patearle la entrepierna.

— Tú... descarado... y yo que me sentía culpable, me has estado engañando también. — reclamó Kurapika levantándose de la cama y cubriéndose con una almohada.

— Tú no eres neon... — recobrando razón — ¡Eres una desgracia que arruinó mi vida! Ya no te soporto ¡quiero el divorcio!

— Al fin coincidimos en algo, por mi está perfecto. — contestó Kurapika.

— ¡Neón! ¡Neón! ¡Mi amor! — en medio de sus delirios y tambaleándose salió de la recámara para ir en busca de la persona a la que llamaba con ansiedad.

— Espera, Leorio, vas a causar un problema si vas así ¡Neón está casada!

— ¡Cállate! Neón es mía.

— Tu esposo soy yo y aunque no nos guste, respetarás nuestro matrimonio hasta que estemos divorciados. Ahora vuelve a la recámara y duérmete de una buena vez.

— Deja de darme órdenes, cuando tú me mantengas, me pides lo que te venga en gana, ahora yo quiero que cierres la boca y me dejes en paz, no soporto escucharte.

— ¡Aunque no me soportes! ¡Te casaste conmigo! ¡No con Neón! ¿Vas a arruinar el matrimonio de ella por una estúpida borrachera? — Kurapika no solía discutir, mucho menos levantar la voz a su esposo, pero esa noche llegó a su límite. Para ambos.

— Esto va a terminar en este momento. — El moreno giró el rostro mirando a Kurapika con desprecio, empuñando sus manos y acercándose peligrosamente para empujarlo dentro de la habitación.

— ¡Leorio! ¡Suéltame! — pedía Kurapika mientras trataba de safarse del agarre en su cuello, sentía que le cortaba la respiración y apenas podía hablar — Me estás lastimando, no quiero golpearte ¡déjame ir! — Cuando fue soltado entonces recobró el aire cayendo al suelo, para entonces Leorio cerró la puerta de la recámara con llave — ¿Qué haces? ¡Leorio! ¡Sácame de aquí!

Con un vecindario tan tranquilo durante años, el suceso que daba lugar esa noche era increíblemente inesperado, mientras el resto de las personas dormían, dos matrimonios se estaban desmoronando.

— Neón, cariño, baja eso por favor, estás muy mal y necesitas relajarte, hablaremos de esto, sólo suelta el arma. — por primera vez, Kuroro estaba asustado de morir, no quería dejar este mundo sin haberle dicho a Kurapika cuanto deseaba haber sido su esposo y no de esa mujer.

— No, lo siento, es mi culpa, esto ya no tiene arreglo, si te dejo vivo me abandonarás, pero si te asesino, podré estar al lado del hombre que amo. Mi querido Leorio.

—  ¿Leorio? ¿El esposo de Kurapika?

— Ese sí es un hombre, no un inútil bueno para nada como tú. Me trata como la reina que soy y además tiene dinero.

— ¿Te das cuenta de la idiotez que estás diciendo? ¡Leorio está casado!

— Eso puede cambiar, imagínate que casualmente ambos quedáramos viudos por un trágico accidente que mató a nuestras parejas. — el semblante de Neón ahora más sus palabras frías la hacían verse más desquiciada. Parecía un sucio plan que venían hablando desde antes.

KURAPIKA one ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora